Inquieta a Scioli el ataque a Casal
En La Plata acusan a la Casa Rosada de liderar la embestida; alarma por las colectoras y el conflicto docente
En la gobernación bonaerense el estado de alarma ayer empezó a volverse inocultable. Anoche, en buena parte de los despachos oficiales, se multiplicaban temores comunes, versiones cruzadas y hasta reuniones de última hora para intentar encontrarle una salida urgente a otra crisis con el aliado más temido: la Casa Rosada.
La nueva acechanza es el tema que hoy más mortifica al gobernador Daniel Scioli: la política de seguridad y la continuidad de su ministro de Justicia y Seguridad, Ricardo Casal. Una obsesión que, de repente, ahora se mezcló con la polémica en el PJ por las listas colectoras y la ríspida negociación salarial con los docentes, los otros dos temas más calientes de la provincia más populosa del país.
La luz de emergencia definitiva se encendió anteayer, cuando Scioli vio por TV sentados a la misma mesa a un amplio grupo de dirigentes kirchneristas criticando con énfasis la gestión de Casal y denunciando "negocios" de Scioli con los empresarios Mario Montoto y Daniel Hadad. En el encuentro hubo varias figuras de peso, pero el gobierno bonaerense señaló a tres: Horacio Verbitsky, Martín Sabbatella y Roberto Baradel.
Verbitsky hoy es uno de los principales asesores kirchneristas en materia de política y seguridad. Sabbatella usará una colectora y en octubre será candidato bonaerense con la boleta de Cristina Kirchner por orden del influyente secretario legal y técnico, Carlos Zannini. Y Baradel es el jefe oficialista del gremio docente, a cargo de la flamígera negociación salarial, que está a un paso de poner en riesgo el inicio de las clases en la provincia.
"No vamos a dejar que Casal renuncie. Pero nos preocupa cómo se están politizando temas muy sensibles en el año electoral", aseguró ayer a La Nacion una alta fuente bonaerense. En el equipo de funcionarios sciolistas sentían ayer que el Gobierno está empezando a "alentar" la embestida en los frentes clave.
En el Ministerio de Seguridad provincial hubo incontables reuniones para frenar la salida de Casal en las últimas 48 horas. Incluso, con equipos de marketing y comunicación. Scioli habló personalmente con Casal sobre el tema. También hubo negociaciones con el jefe de Gabinete, Alberto Pérez. Acordaron respaldarlo, con más gestos que palabras. Scioli llevó a Casal al estadio Ciudad para sacarse fotos con él, mientras los detractores kirchneristas seguían criticando al ministro. Un ejemplo: el diputado Fernando Navarro. "Hay que revisar la gestión en seguridad. La provincia está en deuda por no poder subordinar la policía a la política y a los derechos humanos", dijo La Nacion.
En el Gobierno tienen una mirada similar, que encarna la ministra de Seguridad, Nilda Garré, que escucha a Verbitsky y al ex funcionario León Arslanian. Le reprochan a Casal ser un aliado de "la policía represiva". Scioli ya recibió una llamada de un mensajero del Gobierno. "Deberías sacar a Casal y poner a Martín Arias Duval", escuchó. Arias Duval es director nacional de Migraciones y ex funcionario de Arslanian. Scioli respondió con silencios, pero promete resistir. La preocupación de fondo la definió otro integrante de su gabinete: "Si echan a otro ministro, nos terminan echando a todos".
Los mensajes políticos
En la provincia sienten los mensajes políticos. Sabbatella estaba en la tribuna de críticos y ya tiene asegurado un lugar como candidato a gobernador con aval presidencial. En la gobernación dicen que quieren empantanar su futuro. Scioli sólo espera. Los intendentes impacientes ya piden definiciones.
El gobernador intentó ayer dar un gesto inicial. Alberto Pérez anunció ante La Nacion que impulsarán "la reforma de la ley electoral, para darles autonomía a los partidos en la distribución de las minorías". Será un espaldarazo para los contrariados caciques. La nueva norma electoral establecía que si una minoría llegaba al 10% en las primarias, ya estaba en condiciones de colar candidatos propios, por el sistema D'Hont, en las listas de los ganadores. Ahora ese piso subirá al 25%. Los caciques intentarán borrar así a los competidores internos. El proyecto estará listo el miércoles próximo.
En el camino también apareció Baradel en escena. Hoy es el dirigente sindical más duro en la accidentada negociación salarial docente. Y también está entre los críticos de la política de seguridad. El sciolismo insiste en mostrar una señal que estudiaron con lupa: anteayer dejó la reunión paritaria docente para participar especialmente del encuentro K, donde se cuestionó a Casal. Ayer, además, rechazó otra vez las negociaciones. Fue duro: "El gobierno de Scioli es irresponsable. Así, las clases no arrancan". La gobernación también allí ve la mano del Gobierno.