Innovación: con tres celulares, un grupo de médicos busca replicar un estudio de motricidad clave y de costo millonario
El nuevo desarrollo permitirá mejorar la atención que reciben pacientes tras un ACV o con parálisis cerebral, un defecto congénito u otro problema que afecte el andar
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Con tres teléfonos celulares, una escalera y una alfombra de vinilo, un equipo argentino está logrando detectar disfunciones motrices que alteran la vida cotidiana sin la precariedad del control en un consultorio y con una eficacia más cercana a la de un análisis de la marcha con la tecnología 3D de laboratorios especializados. Esta adaptación local, más económica, de una prueba biomecánica esencial para definir la indicación de férulas o cirugías permitirá mejorar la atención que reciben pacientes tras un ACV o con parálisis cerebral, un defecto congénito u otro problema que afecte el andar.
“El estudio de la marcha es la evaluación de la deficiencia al caminar. Sin ese análisis, es como tratar una neumonía sin hacer una radiografía u operar una rodilla sin hacer una resonancia”, afirma Ramiro Olleac, médico neuroortopedista del Servicio de Ortopedia Infantil del Hospital Nicolás Avellaneda, de Tucumán. Es muy poco predecible operar o iniciar algún tratamiento, ya sea rehabilitación específica o el uso de órtesis. Si no se puede ver que el pie no se despega del piso porque no se puede analizar con la vista simplemente, no se puede diseñar la órtesis adecuada, o si no se puede ver qué grado de flexión tiene la rodilla, por ejemplo, después de un ACV, va a ser completamente impredecible.”
Y con una mejor indicación, no solo mejora la atención para el paciente, sino también disminuyen los costos para el sistema de salud al evitar tener que repetirla en el caso de una férula, mejorar los resultados de las cirugías y evitar reoperaciones, según detalla.
Colaboración
Con su equipo y la colaboración de colegas de dos centros de referencia –los Hospitales Shriners para Niños en California, Estados Unidos, y Fleni, en Buenos Aires– están terminando de validar una modificación del análisis observacional de la marcha. Los resultados, como acaba de anticipar en el XLII Congreso de la Sociedad Argentina de Ortopedia y Traumatología Infantil (Saoti), se acercan bastante en la mayoría de los casos evaluados al estudio instrumentado de la marcha, que es la prueba considerada más fiable desde hace 35 años, pero demanda tecnología valuada en unos 250.000 euros.
La innovación que impulsa Olleac con sus colegas reduce casi 50 veces el costo de un laboratorio que mejore la evaluación biomecánica del andar, al poder captar cómo se mueve el cuerpo de frente, perfil y arriba.
“Se utiliza una escalera, una alfombra de vinilo para que el paciente camine sobre talco y deje las pisadas y tres celulares con un estabilizador de la cámara para que no vibre el teléfono y poder hacer las mediciones necesarias al pasar la imagen a cámara lenta. Estimamos –agrega Olleac– que con $100.000 más tres celulares de alta gama o dispositivos de filmación que pueden captar un mínimo de 60 cuadros por segundo se puede armar un laboratorio que amplíe el acceso a esta prueba, que es básica para un adecuado diagnóstico de un problema de la marcha y no cuenta con cobertura en todos los casos.”
Luego, está la capacitación del equipo de trabajo y disponer de uno o dos especialistas en análisis de marcha, que pueden ser externos a la institución, para poder hacer la interpretación de resultados a partir de las imágenes.
“Hay un porcentaje muy pequeño de pacientes que hoy accede a un estudio de marcha en el país y si la cobertura lo permite”, sostiene Olleac, que también es jefe de Neuroortopedia del centro Cinea, de Tucumán.
Es que, según explica, hay tres laboratorios especializados con la mejor tecnología en análisis de marcha: uno en Santa Fe y dos en Buenos Aires (Fleni y la Universidad Maimónides), comparado, por ejemplo, con más de 12 en Colombia, cuatro en Chile, 15 solo en el estado de San Pablo, Brasil, y entre más de 200 y 300 en Italia, Estados Unidos o Inglaterra.
“A los que no acceden –continúa–, se los evalúa en una camilla para saber qué músculos se activan, más una radiografía y un examen de la caminata dentro del consultorio, con pocos pasos y muy precario porque es lo que voy a ver desde un escritorio o un lugar en un recinto pequeño, con un ángulo que no es el adecuado y el paciente vestido, cansado, que hace que una indicación pierda efectividad.”
Más acceso
En la presentación durante el congreso de la Saoti junto con Jon Davids, subjefe de Ortopedia del hospital pediátrico de California, y el bioingeniero Marcos Crespo, jefe de Ingeniería en Rehabilitación de Fleni, en Escobar, dejaron claro la importancia de facilitar el acceso a estas pruebas. “No hay una alteración neuromuscular única: cada paciente tiene una lesión distinta que puede alterar la marcha y hay que evaluarlo de una manera estandarizada”, sostuvo, en ese momento, Olleac.
El laboratorio de análisis instrumentado de la marcha de Fleni, que está entre los más completos de la región, cuenta con un sistema de cámaras, como las que se utilizan para las películas animadas, que evalúa el movimiento tridimensional durante la marcha junto con dispositivos y plataformas para medir la fuerza y la dirección, entre otros parámetros, de lo que se deriva una estimación de la potencia, la actividad de los músculos al caminar, entre otros resultados.
“Juntos, esos datos permiten determinar hacia dónde se mueve cada segmento y con qué fuerza, lo que ocurre en simultáneo y a altísima velocidad cuando caminamos. El balanceo, por ejemplo, sucede en un cuarto de segundo y es completamente imposible para el ojo humano qué ocurre en ese tiempo”, explica Olleac.
A la vez, está el problema del espacio porque se necesita una pasarela de 10 metros de largo y el laboratorio tiene que tener más de 5 metros de ancho, es decir un espacio de 15 por 10 metros como mínimo. Disponer de ese espacio sin camas, según señala, suele ser la principal limitación en el mundo por facturación de servicios. Pero no en la Argentina y otros países en desarrollo, donde, según continúa, el principal obstáculo es el costo de la tecnología y el recurso especializado.
“Si bien un laboratorio de análisis instrumental no es la única forma de evaluar la marcha, es la más completa porque nos permite hacer un análisis multifactorial y en tres dimensiones, que es donde encontramos más evidencia científica de la aplicación, sobre todo en chicos con enfermedades neurológicas”, explica Crespo, que es el coordinador del laboratorio de Fleni. “Eso es porque con el crecimiento y el cuadro patológico se suelen encontrar alteraciones del tono muscular, pero también deformaciones óseas que se van a intentar corregir con el tratamiento –agrega–. Y el estudio de marcha es una herramienta para planificarlo y tomar decisiones sobre los mejores tratamientos en cada caso”.
Protocolo mejorado
El trabajo con Olleac y Davids, según considera, es un protocolo que permite obtener con video convencional parámetros más precisos que otras herramientas similares.
“Al aprovechar que hoy todos tenemos un celular con una buena cámara en el bolsillo, diseñaron una forma de trabajo y la validaron versus los laboratorios [de marcha]. Observaron que en algunos planos, como el sagital y el frontal, tenían muy buenos resultados, con algunas limitaciones en el plano visto de arriba. Ahí surgió la propuesta de utilizar esa vista con un teléfono celular y estamos colaborando con la validación que está dando buenos resultados –agrega Crespo–. Es una herramienta prometedora, con ventajas muy importantes que son el costo y la accesibilidad.” Junto con él, también participa la kinesióloga Clara Duffy.
El próximo paso es estandarizar su uso. Con esto, los profesionales podrán implementar esta herramienta en sus lugares de atención para evaluar con video convencional, en un espacio adecuado, la marcha de sus pacientes con más información y, en algunos casos, sin la inversión que demanda un laboratorio especializado.
Las limitaciones de la prueba modificada frente al análisis de referencia son la medición de la fuerza, la actividad eléctrica de los músculos y la dinámica muscular.
“Siempre que hablamos de tecnología aplicada a la salud hay que contemplar el criterio profesional para su uso –apunta Crespo–: más allá de que esta herramienta pueda tener limitaciones frente a un laboratorio completo, si el profesional sabe elegir en qué casos lo va a utilizar, seguramente sea una herramienta muy valiosa. También, sabrá reconocer en qué casos, probablemente los más complejos, con más alteraciones rotacionales, disminución del tono muscular y complicaciones para hacer la evaluación, quizás necesite una herramienta más compleja para evaluar a su paciente.” Y concluye, desde su experiencia cotidiana: “La tecnología puede ser muy buena, pero sin un criterio profesional no tengamos buenos resultados”.
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