Indoamericano: un conflicto de muertes y promesas sin cumplir
A un año de las tomas, los vecinos todavía reclaman un plan de viviendas; el gobierno porteño creó un moderno parque en la zona
"Vivimos al fondo, ¿quieren pasar?", invita amable mientras recorre el angosto y oscuro pasillo que hace más de diez años lo lleva hasta su casa. Allí, en el corazón de la Villa 20, este hombre de 38 años comparte una pequeña habitación con su esposa, sus tres hijos y su madre, dueña del lugar. Lucas Alvez es una de las 6000 personas que en diciembre pasado ocuparon el Parque Indoamericano en reclamo de viviendas. Fueron diez días de tensión en los que murieron tres personas, mientras las autoridades porteñas y nacionales cruzaban acusaciones y evitaban las respuestas que hoy, un año después, siguen sin llegar.
"Fue horrible. No me quiero ni acordar. Hubo mucha tensión, de todos lados", cuenta Lucas a LA NACION. Hace un año se enteraba de la posibilidad de recibir un terreno y corría hacia el Indoamericano con la idea de reclamar lo que cree justo.
"Si vos te pones a pensar, acá no tengo lugar para que la casa respire. Uno de mis nenes tiene asma y acá no corre aire. ¿Cómo hago yo para poner una ventana?", se pregunta mirando las paredes selladas, tapizadas por los cables que llevan electricidad a su casa y a la de algunos vecinos.
"A mí me gustaría tener una vivienda. Gracias a Dios, hasta ahora no soy un inválido, puedo trabajar y pagar lo que haga falta. No te digo una fortuna… pero que sirva para darle algo a mis hijos. Si a mí el día de mañana me pasa algo, quiero estar seguro de que ellos tengan un lugar. Que se críen bien, en otro ambiente y que puedan respirar aire libre", explica. Lucas trabajó como pintor en Tecnópolis hasta que cerró hace algunos días y ahora está desocupado.
Después de aquellos días de tensión, y sin demasiadas respuestas, Alvez regresó a su casa con un comprobante de que había sido censado. "Me dieron un papel que ni sé dónde lo tengo. Pero eso quedó en la nada. Nunca tuve novedades. Vinieron a algunas casas acá en la villa y entregaron algunas cosas, pero a mí no me tocó nada",
Con el mismo papel volvió a su habitación de la villa 1-11-14 Licet Apala. "Me censaron en el Parque y después vinieron a mi casa, pero no pasó nada más. Fui a un par de reuniones en el barrio pero nunca supimos nada. Los rumores más fuertes dicen que no va a pasar nada", se lamenta la mujer. Paga $500 mensuales y vive con dos de sus hijos. Tiene otros dos, que viven con sus abuelos en Bolivia porque aquí no puede mantenerlos. En su pieza, de 4 por 5 metros, tiene horarios de entrada y comparte el baño y la cocina con otras familias. El mes pasado no llegó a pagar el alquiler y perdió su heladera. La dueña entró y simplemente se la llevó.
"Recién a mediados de enero vamos a volver a tener novedades sobre el tema", dice por su parte Roberto Altamira, referente de la villa 20 y miembro activo durante la toma.
"En principio éramos 200 familias que reclamábamos una vivienda digna, aunque también hubo muchos oportunistas", recuerda Altamira sobre los días de la ocupación en el Indoamericano. "Se le quiso hacer notar al gobierno porteño que el Sur estuvo bastante olvidado", agrega. Acaba de volver de una reunión en la Casa Rosada y no esconde su cercanía con el gobierno nacional.
El Parque, hoy
El contraste es notable: lejos quedaron esos loteos improvisados con cuerdas y las carpas precarias. Donde hace un año había miles de personas acampando y reclamando una vivienda, hoy hay un enorme parque con juegos, mesas, baños y garitas de seguridad.
De las 120 hectáreas con las que cuenta el lugar, al menos unas 35 fueron enrejadas y convertidas en un Parque intervenido por el gobierno de la Ciudad.
En un recorrido por el lugar, el ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, Diego Santilli, contó a LA NACION cómo se llevó a cabo el proceso de recuperación tras las tomas.
La etapa número 1 consistió en enrejar todo el perímetro y poner iluminación. En una segunda etapa, se llevó a cabo la construcción del parque, con juegos inclusivos, arboledas y espacios con mesas y bancos para la gente.
"Es todo de primer nivel. Incluso los baños son antivandálicos: no se puede romper ni sustraer nada", aseguró el ministro.
Sobre lo sucedido hace un año, el funcionario porteño considera que "fue algo lamentable".
"Nada justifica ni la pérdida de una vida ni la toma de un lugar ni el loteo posterior como se veía en la televisión", sostuvo Santilli.
En cuanto a la disputa con el gobierno Nacional por la intervención en el conflicto, el ministro dijo: "Ojalá se hubieran evitado las muertes. Cumplir la ley implica que trabajemos en conjunto".
La recuperación del Parque, sostuvo el funcionario, es "altamente positiva". "Yo creo que cuando uno se apropia sanamente de los lugares, los cuida como corresponde. Nos tiene que llenar de orgullo que esté ocupado sanamente [el Indoamericano], con los chicos viniendo a jugar con juegos de primer nivel como los hay en los primeros lugares de la ciudad, como Puerto Madero o el Parque 3 de Febrero", señaló. "Es una manera de igualar", insistió el funcionario.
Con respecto a la crisis habitacional, que fue lo que originó las tomas y el posterior conflicto, Santilli indicó que se está avanzando en una solución. "Este gobierno hizo mucho en términos habitacionales, más que todos los gobiernos. No alcanza para el déficit habitacional que tiene Buenos Aires. Tenemos que seguir trabajando en esa dirección", explicó.
"Fue todo político"
Así resume el conflicto ocurrido hace un año Margarita Barrientos, vecina del barrio Los Piletones y dueña del conocido comedor que alimenta a cientos de familias.
"Ha sido muy triste. El Parque se había llenado de gente en donde nosotros usábamos para ir a hacer deporte, fiestas, encuentros. Es muy triste porque eran todos vecinos, gente que viene al comedor. El patoterismo fue muy triste. Una de mis hijas fue golpeada por ellos", recuerda.
Las calles de Los Piletones, donde viven unas 400 familias, se vaciaron durante esos días. "Ha sido todo político. No puedo creer que haya gente política tan sucia para provocar eso. Ahí murieron personas", se lamenta Margarita. "Ha sido por una corrupción enorme de los políticos que apoyaron [la toma]. Había una camioneta azul que entraba al obrador y traía gente, los bajaba y volvía a buscar más gente".
En cuanto al enfrentamiento entre los gobiernos Nacional y porteño, Margarita opina que fue una situación "lamentable". "La acción de la policía fue lamentable. No tendrían que haberse peleado por quién se hacía cargo, si la Federal o la Metropolitana. Tendrían que habernos protegido, tendrían que haber actuado antes. Fue mucho egoísmo de los políticos", insiste.
Marcha a la Plaza de Mayo
Esta tarde, en tanto, se realizará una marcha desde el Congreso de la Nación hasta la Jefatura de Gobierno de la Ciudad y la Plaza de Mayo. La movilización, prevista para las 17, será en reclamo del juicio contra los asesinos de Emilio Canaviri Álvarez, Bernardo Salgueiro y Rosemary Churapuña, quienes perdieron la vida durante la ocupación del parque Indoamericano, hace un año.
Además, reclamará un plan de viviendas populares y el cierre de la causa contra los delegados de la toma.
Hace algunos días, un fiscal pidió la declaración indagatoria de 33 integrantes de la Policía Metropolitana , de cuatro oficiales jefes y superiores de la Federal y de la jueza contravencional María Nazar por su presunta responsabilidad en los homicidios. Otros ocho federales fueron acusados de abuso de armas.