Pasó cerca de la Tierra en 2017 y sus llamativas anomalías llevaron a Avi Loeb a arriesgar que sería una sonda enviada por una civilización alienígena
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Oumuamua fue un visitante misterioso y fugaz. Nadie pudo observarlo con detalle, pero quedó claro que no se parecía a nada que se hubiera visto antes en el espacio. En octubre de 2017, el telescopio Pan STARRS de la Universidad de Hawai lo detectó por primera vez, y luego varios observatorios lograron seguirlo durante diez noches.
Por su trayectoria y características, los astrónomos concluyeron que era el primer cuerpo celestial que pasaba cerca de la Tierra proveniente de fuera del Sistema Solar.
Lo bautizaron Oumuamua, que en lengua hawaiana significa “el mensajero que viene de lejos y llega primero”. No fue posible obtener una imagen ni datos sobre su composición, pero los cálculos permiten estimar que el objeto era de forma aplanada, con 400 metros de largo y 40 de ancho. Tenía una superficie rojiza, con un brillo que cambiaba abruptamente y surcaba el cosmos con una trayectoria caótica.
Algunos astrónomos dijeron que podía ser un asteroide, o quizás un cometa. Un año después, sin embargo, Avi Loeb, astrónomo y profesor de física teórica en la Universidad de Harvard, publicó un estudio con una idea mucho más audaz.
En él, Loeb resalta que el objeto no tenía la cola de un cometa, y que los datos sugieren que era inusualmente brillante, con una reflectancia al menos diez veces mayor que la de los asteroides del Sistema Solar. Y con base en esas y otras “anomalías” llegó a la conclusión de que Oumuamua pudo ser una sonda enviada por una civilización alienígena, o los restos de un artefacto creado por extraterrestres.
El estudio generó gran controversia y críticas de varios científicos reconocidos. Lejos de ceder, Loeb se mantuvo firme y ahora, en 2021, publicó un libro en el que explica su teoría al público general: Extraterrestre: la humanidad ante el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra.
En entrevista con BBC Mundo, Loeb habla de su interés por la posibilidad de vida extraterrestre, por qué cree que es importante buscar inteligencia en otros lugares del cosmos, y cómo defiende sus ideas sobre el misterioso Oumuamua.
-Usted afirma que buscar vida extraterrestre es la cuestión más fundamental de la ciencia, ¿por qué lo dice?
-Porque encontrar vida extraterrestre tendría una gran implicación para la humanidad. Cambiaría nuestra perspectiva sobre nuestro lugar en el universo, nuestras aspiraciones acerca del espacio, las relaciones entre nosotros, las relaciones internacionales, porque nos daríamos cuenta de que todos somos parte de la especie humana y de que hay alguien más ahí afuera.
La mejor analogía que puedo hacer es con mis hijas. Cuando las llevamos el primer día al jardín infantil tuvieron un shock psicológico, porque antes de eso pensaban que eran las más inteligentes del mundo y que el mundo se centraba en ellas. Cuando conocieron a otros niños se dieron cuenta de que no es así, y eso fue una gran revelación.
Para que nuestra civilización madure, necesitamos encontrar a otros. Además, yo busco inteligencia en el espacio porque a menudo lo encuentro aquí en la Tierra.
A lo largo de la historia de la humanidad veo a personas peleándose entre sí, tratando de sentirse superiores, y eso tiene muy poco sentido en el gran esquema del universo, porque todos somos tan insignificantes que no tiene sentido tratar de sentirnos superiores entre nosotros.
Podríamos comportamos de manera mucho más inteligente antes de ser admitidos en el club de la inteligencia, así que espero que la posibilidad de vida extraterrestre nos convenza de actuar juntos y tener un futuro mejor que nuestro pasado.
-¿Para usted qué es la inteligencia?
-Para mí, una civilización inteligente es aquella que sigue los principios de la ciencia, es decir, la cooperación y el intercambio de conocimientos basados en la evidencia.
-Usted dice que los humanos no somos especiales, que somos algo insignificante, pero lo cierto es que somos bastante complejos, ¿no?
-Es cierto, pero me refiero a la forma en que nos sentimos acerca de nosotros mismos. De hecho, aunque en la Tierra somos muy especiales y únicos, si miras a tu alrededor, encontrás que aproximadamente la mitad de las estrellas parecidas al Sol tienen un planeta del tamaño de la Tierra, aproximadamente a la misma distancia.
Eso significa no solo que no estamos en el centro del universo, como argumentó el filósofo Aristóteles y la gente le creyó durante 1000 años porque les inflaba el ego, sino que además sabemos que el sistema Tierra-Sol no es especial, no somos privilegiados, es un sistema muy común.
Y para mí eso significa que el universo nos está diciendo que debemos ser modestos, que no somos particularmente privilegiados. Tenemos circunstancias similares en decenas de miles de millones de Tierras en la Vía Láctea, y diez a la potencia de 21 en todo el universo. Eso es más que el número de granos de arena en todas las playas de la Tierra.
El número es tan enorme que me pregunto cómo nos atrevemos a considerarnos únicos y especiales. Además, la mayoría de las estrellas se formaron miles de millones de años antes que el Sol. Entonces, es muy probable que haya habido cosas similares a nosotros que existieron antes que nosotros y, si viéramos lo que hicieron, podríamos vislumbrar nuestro futuro, porque ahora pueden tener lo que nosotros tendremos en nuestro futuro.
-¿Por eso es que usted afirma que es más probable que haya inteligencias más avanzadas que nosotros, en vez de menos avanzadas?
-Sí, una de las razones es que nosotros fuimos tecnológicos solo desde hace cerca de un siglo, y es muy probable que muchos de ellos lo hayan sido desde hace mucho más tiempo. Por eso creo que pueden ser más avanzados. Pero además es porque tengo un sentido de la modestia.
Cuando abro los libros de recetas de cocina, veo que con los mismos ingredientes se pueden hacer tortas muy diferentes. Entonces, ¿cuáles son la probabilidades de que a partir de la mezcla de químicos que existió en la Tierra primitiva hayamos obtenido la mejor torta de todas? Son muy pocas.
-¿Cuál es su idea respecto a la existencia de un dios y cómo se relaciona con la posibilidad de vida extraterrestre?
-Nosotros vemos que nuestras tecnologías están avanzando exponencialmente, así que las tecnologías que desarrollaríamos dentro de 1000 o un millón de años, no serían reconocibles hoy, parecerían magia, o milagros. Creo que la ciencia y la tecnología suficientemente avanzadas pueden parecernos algo como un dios.
Ya hay laboratorios que se están acercando al desarrollo de vida sintética, es decir, comenzás con una sopa de químicos y a partir de ahí lográs una célula viviente y funcional, y creo que en unas pocas décadas seremos capaces de lograrlo. En el pasado pensábamos que un dios crea la vida, pero parece que los científicos pueden llegar a este punto en este siglo.
Y luego, en un futuro distante, si logramos una teoría de gravedad cuántica, que unifique la teoría de la mecánica cuántica y la gravedad de Einstein, quizás podremos diseñar un experimento que va a crear un universo bebé en un laboratorio. Ahora, si tu pregunta es sobre el dios religioso en el que cree la gente y que no tiene nada que ver con la tecnología, en ese sentido me adhiero a la noción del filósofo Spinoza, que básicamente lo identifica con la naturaleza.
A mí la naturaleza me parece increíblemente hermosa y muy a menudo, cuando estudio el universo, veo que está controlado por las mismas leyes de la física en todas partes. Las leyes que descubrimos en los laboratorios aplican a todo el universo. Es extraordinario que esté tan bien organizado y sea tan hermoso.
Para mí, como científico, esa idea funciona muy bien. Pero si me hablás de ese dios religioso que monitorea tus acciones, por simple modestia me cuesta creer en él. Simplemente, no creo que seamos lo suficientemente importantes como para que un dios nos esté monitoreando.
Además, si hay criaturas inteligentes en otros planetas, es mucho trabajo monitorear decenas de miles de millones planetas y asegurarse de que todo ocurra de acuerdo a tu voluntad. Simplemente me parece agotador, y creería que dios estaría por encima de eso.
Si una civilización alienígena nos monitorea es otra cosa... Ahí diría que sí, quizás sí puede que se interesen en nosotros al ver que estamos desarrollando tecnología.
-¿Qué opina de los métodos que actualmente se utilizan para buscar vida extraterrestre?
-Creo que no estuvimos buscando de manera correcta. En los últimos 70 años hemos buscado sobre todo señales de radio. El problema con eso es que es similar a una conversación telefónica, necesitás que tu interlocutor esté vivo, y la mayoría de las civilizaciones que existieron en el pasado puede que ya estén muertas.
Eso no significa que no podamos buscar los rastros que dejaron, como lo hacemos en la Tierra con la arqueología. Podemos hacer arqueología espacial, en busca de reliquias o equipamientos de otras civilizaciones, como si fueran botellas en el mar.
-Y según su estudio, uno de esos objetos alienígenas podría ser Oumuamua...
-Oumuamua fue el primer objeto detectado proveniente de fuera del Sistema Solar, y de hecho lucía muy extraño. Tenía varias anomalías que me convencieron de que podría ser un artefacto de una civilización tecnológica. En 2020, el mismo telescopio que lo detectó observó otro objeto, conocido como 2020 SO, que se comportaba de manera similar, y resultó ser el propulsor de un cohete construido en 1966.
Sabemos entonces que los humanos construimos ese objeto artificial. La pregunta es quién produjo a Oumuamua.
La manera de responder esa pregunta es que, si otro objeto se acerca a nosotros, lo podríamos detectar tempranamente, ya sea con el mismo telescopio Pan STARSS, o el Observatorio Vera C. Rubin que se terminará de construir en dos años en Chile, por ejemplo, y podemos lanzar una nave equipada con una cámara que tome una fotografía y nos diga si es un objeto artificial o una roca.
Si parece un artefacto, quizás podríamos aterrizar sobre él, tal como lo hizo la misión OSIRIS-REx sobre el asteroide Bennu. Y podríamos leer la etiqueta: hecho en tal planeta, o incluso hasta podríamos traerlo a la Tierra, aunque puede que eso cueste mucho dinero.
-¿Oumuamua es un objeto construido por extraterrestres?
-No lo sabemos con certeza, porque no recopilamos suficiente evidencia. La razón por la que yo digo que quizás es artificial es por su anomalías. Una de ellas es que cuando giraba, la cantidad de luz solar que reflejaba cambiaba por un factor de diez, lo cual implica que tiene una forma muy extrema, probablemente como la de un panqueque.
También tenía un empuje excesivo alejándose del Sol, no tenía una cola como la de un cometa, ni evaporación de gas o de polvo que le pudieran dar ese empuje, así que la única explicación que se me ocurrió es que se debiese al reflejo de la luz solar.
Para que eso ocurriera, el objeto tenía que ser muy delgado, como la vela de un barco, pero no necesariamente diseñada para ser una vela. Quizás Oumuamua era solo un receptor que se comunicaba con sondas que ya están en la Tierra.
-¿Y descarta la posibilidad de que Oumuamua sea el resultado de un proceso natural que los humanos aun desconocemos?
-Después de que yo publicara mi estudio, otros científicos propusieron otras posibles explicaciones para argumentar que Oumuamua tenía un origen natural, pero todas ellas estaban asociadas a un objeto que no habíamos visto nunca antes.
Una argumentaba que era una nube de partículas de polvo 100 veces más densa que el aire. El problema con eso es que a medida que se acerca al Sol se calentaría y no mantendría su integridad. También se sugirió que era un iceberg de hidrógeno del tamaño de un campo de fútbol, que al evaporarse no deja una cola de cometa porque el hidrógeno es transparente. Pero el hidrógeno se evapora muy rápido, así que no resistiría el viaje espacial.
O se dijo que era un fragmento de un objeto más grande que se destruyó. La dificultad aquí es que en ese caso usualmente el resultado serían piezas alargadas y no planas. (Loeb sostiene que Oumuamua tenía la forma de un panqueque y no la de un cigarrillo).
Entonces sí, hubo algunas sugerencias, pero todas ellas hablan de algo que nunca se vio. Mi punto es que si es algo que nunca vimos, también deberíamos contemplar la posibilidad de que sea de origen artificial.
-¿Estamos solos en el universo?
-Por pura modestia, creo que no. Además, no buscamos lo suficiente para llegar a una conclusión. Creo que no solamente no estamos solos, si no que quizás no somos los chicos más listos de la cuadra.
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