Incendios en Chubut: “Esto nunca se vio”, el drama de los que perdieron sus casas por el fuego
Más de 200 viviendas fueron arrasadas por el fuego en las localidades de El Hoyo y Lago Puelo
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Paz Alvarez no logró salvar ni siquiera los objetos más preciados de su casa. “No hubo tiempo”, explica la artesana, de 44 años. El fuego apareció de repente sobre una sierra y empezó a bajar y a avanzar con voracidad sobre la chacra de su familia. Primero, sobre los árboles y, luego, sobre las ocho casas, donde residían ella, su padre, sus hermanos y sus sobrinos. Hasta el martes pasado, tres generaciones de la familia vivieron en ese terreno de bosque, ubicado en el paraje chubutense de Las Golondrinas, a unos siete kilómetros al sur de El Bolsón, donde ahora solo quedan carbón y cenizas.
“Lo más difícil fue sacarlo a papá. El fuego se llevaba todo. Yo le decía que ya no podíamos hacer nada, pero él no se quería ir”, cuenta por teléfono Álvarez. El fuego llegó antes que ellos a la ruta y los acompañó a un lado del camino durante los 40 kilómetros que unen Las Golondrinas y Epuyén.
Desde esa noche, muchos pobladores de Lago Puelo y El Hoyo, los dos distritos más afectados por los incendios, que azotan desde el domingo pasado a la Comarca Andina, están viviendo en casas de amigos, de familiares o en gimnasios municipales. De acuerdo a un relevamiento realizado entre ayer y hoy por el gobierno provincial, hasta ahora son 200 las familias que perdieron su vivienda por las llamas. Sin embargo, según algunos vecinos consultados por LA NACION, el número ronda las 300 casas.
A pesar de que muchos focos pudieron ser controlados ayer gracias a las lluvias, hoy a la madrugada el viento volvió a soplar y las llamas que resurgieron arrasaron con la poca vegetación de las sierras que había sobrevivido, detallaron algunos vecinos. Hoy, con la mejora de las condiciones meteorológicas, los aviones hidrantes volvieron a operar. Además, se intensificaron las tareas de control de los incendios en El Hoyo y El Maitén, donde se encuentran los principales focos.
Zonas urbanas
Hoy por la mañana, muchos de los damnificados se reunieron para fortalecer el poder de reclamo. Uno de ellos, Leonel Buiatti, de 65 años, residente en Cerro Radal, un paraje de Lago Puelo, pudo rescatar algunas de sus pertenencias de mayor valor, como su camioneta y su motorhome.
El martes pasado por la tarde, minutos antes de que el fuego consumiera su casa, Buiatti estaba sentado en la escalera de entrada de su vivienda junto a su vecino, observando las llamas que se veían a lo lejos. No sintieron miedo porque el incendio se encontraba a muchos kilómetros de distancia. Pero cuando se dieron vuelta, notaron que a muy pocos metros había otro foco, que se acercaba con rapidez en dirección a sus casas. Él llegó a hacer dos viajes para transportar algunas de sus pertenencias a la casa de un amigo en la ciudad Lago Puelo.
“Esto nunca se vio. Suele haber incendios, pero nunca llegan a zonas urbanas, como pasó esta semana”, comenta su hijo también llamado Leonel Buiatti.
El martes, según detalló ayer el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, Juan Cabandié, hubo siete focos de incendios en simultáneo. A la altura de El Hoyo, dos se unieron y generaron lo que muchos vecinos percibieron como una medialuna de fuego que podría haber rodeado la ciudad, lo que finalmente no sucedió. Ante esta situación, las 130 personas que habían sido evacuadas en el gimnasio municipal fueron trasladadas al centro deportivo de Epuyén.
“Todo el mundo mojó su casa por las dudas para alejar el fuego”, cuenta Sebastián Butt, dueño de un supermercado en el centro de El Hoyo-. La gente caía al local diciendo que habían perdido todo. Nosotros les calentábamos agua para mate y los dejábamos pasar al baño”. El centro de la ciudad, dice, quedó intacto.
Al saldo de las casas incendiadas se suman otras pérdidas materiales de importancia como galpones, talleres, cultivos almacenados, campos y animales.
“No sé en dónde voy a trabajar. Perdí el taller, todas las herramientas y las máquinas”, cuenta Miguel Arias, mecánico y carpintero, de 38 años, que trabajaba hasta hace dos días en un taller en El Hoyo, ubicado en la chacra de un amigo. El dueño del terreno vivía ahí y tenía cerdos, ovejas y gallinas y colmenas para apicultura. Los dos amigos solo llegaron a salvar a los animales. Las construcciones y los bienes materiales se perdieron. “Los vecinos estaban todos en la misma. Salimos a ayudarlos con lo poco que teníamos, sierras y palas, pero era muy complicado”, detalla Arias.
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