“Implicancias erróneas en la percepción”: advierten sobre los riesgos del cambio en el uso de los octógonos negros en los alimentos
Cinco entidades promotoras de la ley de etiquetado frontal cuestionaron las modificaciones efectuadas por el Gobierno luego de analizarlas
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Cinco entidades que promovieron activamente la sanción de la ley de etiquetado frontal advierten que las modificaciones que la semana pasada hizo el Gobierno al uso de los octógonos negros podrían llevar a los consumidores a tomar decisiones de compra sin información adecuada o equivocadas, sobre todo en el caso de los alimentos ultraprocesados. “El objetivo de la ley siempre fue transmitir información clara, sencilla y veraz a toda la población”, afirman.
A través de los escritos que difundieron la Fundación Interamericana del Corazón (FIC Argentina), la Federación Argentina de Graduados en Nutrición (Fagran), la Asociación Civil Consciente Colectivo, la Fundación para el Desarrollo de Políticas Sustentables (Fundeps) y la Fundación Sanar buscan “aclarar algunos puntos” de la medida, que modifica lo que, en adelante, informarán los sellos de advertencia sobre el exceso de calorías y nutrientes críticos (grasas, sodio y azúcares) que favorecen o complican enfermedades o factores de riesgo (hipertensión, sobrepeso/obesidad, diabetes, problemas renales o vasculares, entre otras). De ahí que la información sobre su presencia en los alimentos sea relevante desde la salud pública. El uso de esos sellos negros en los envases está previsto en la Ley 27.642 de Promoción de la Alimentación Saludable (PAS).
“Consideramos que esta nueva adecuación del etiquetado frontal podría tener implicancias erróneas en la percepción del consumidor respecto a la calidad nutricional global de los productos ultraprocesados, ya que no se realiza un análisis integral del mismo”, señala FIC Argentina con acuerdo de las demás organizaciones.
Es que el consumo de los ultraprocesados (por ejemplo, las comidas listas para consumir, las bebidas dulces, los postres lácteos, las salchichas, las salsas o aderezos, los snacks o los panes industriales, entre otros) desplaza el de otros alimentos recomendados, sobre todo frutas y verduras, además de aumentar el riesgo asociado con enfermedades y factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes, la obesidad, entre otros. FIC Argentina relevó el año pasado que los ultraprocesados están aportando casi un 29% de las calorías diarias que ingiere la población adulta promedio. Eso asciende al 35% en el caso de los chicos.
Al explicar la medida, desde el Instituto Nacional de Alimentos (INAL), que depende de la Anmat, dijeron que identificaron errores y diferencias entre empresas y elaboradores en una revisión de cómo se estaba implementando la ley a tres años de la sanción. Además de eliminar el gestor de prórrogas y excepciones por haberse completado las etapas para modificar el etiquetado, las empresas no tendrán que presentar declaraciones juradas de nutrientes críticos.
Para las entidades, esa “flexibilización” de la ley y su reglamentación “permite que las industrias ya no estén obligadas a declarar de manera formal y actualizada los componentes de sus productos”, lo que, según evalúan “podría comprometer la transparencia y dificultar una fiscalización efectiva, exponiendo a los consumidores a información potencialmente engañosa”.
A la vez, según destacan desde la Fundación Sanar, permitir incluir palabras como light o “fuente de vitaminas” en productos con sellos, puede generar “una falsa percepción” de que son saludables y “pone en riesgo la capacidad de las personas, especialmente las más vulnerables, de tomar decisiones informadas”. Las entidades plantean que esa presencia simultánea con los octógonos no hace más que confundir. “Por ejemplo, un mismo producto va a poder tener light y «exceso en azúcares» en el etiquetado frontal o «fuente de vitaminas y minerales» y «exceso en sodio»”, completan en FIC Argentina.
La nueva normativa es, para las cinco entidades, “un cambio importante respecto a cómo se analiza el contenido de nutrientes críticos” en los alimentos. “Anteriormente, se establecía que cuando un producto contenía al menos un nutriente crítico agregado (por ejemplo, azúcares) se evaluaba la integridad del producto, al analizar los contenidos de los otros nutrientes críticos presentes (grasas totales, saturadas y sodio), fueran intrínsecos [al alimento] o agregados”, explican en uno de los documentos de posición que difundieron. “Ahora –continúan–, la aplicación de los sellos [por los octógonos negros] se enfoca únicamente en el exceso del nutriente crítico que se haya agregado al producto, sin considerar otros excesos de nutrientes en el mismo producto.”
El ejemplo que ponen es el de un fiambre con sodio agregado: “Solo se evaluará si existe el exceso de sodio, al omitir el análisis de grasas totales y grasas saturadas, aunque estas también están en niveles elevados.”
Sobre los azúcares, en tanto, señalan un error que consideran deliberado. “El límite de exceso siempre se ha calculado sobre los azúcares agregados, sin contabilizar los intrínsecos, ya que las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se refieren exclusivamente a los azúcares agregados –amplía FIC Argentina con apoyo del resto de las entidades–. Estas recomendaciones no incluyen ni consideran los azúcares intrínsecos, aquellos que están presentes de forma natural en los alimentos. Esta distinción siempre estuvo considerada en la ley y es clave para desmentir información incorrecta difundida deliberadamente para generar confusión en la población sobre la ley.”
Critican que en una segunda disposición de la Anmat publicada en el Boletín Oficial el mismo día, el Gobierno haya bajado de 18 a 16 años la edad de protección contra la publicidad, la promoción y el patrocinio de productos con uno o más sellos. Desde la Fundación Sanar también apuntan que “se introducen excepciones que facilitan estrategias de marketing dirigidas a este grupo, lo que debilita la protección de su salud y desarrollo”. En adelante, las publicidades podrán incluir chicos, elementos infantiles o animales de compañía en un decorado o una escena grupal o familiar, por ejemplo.
“Es fundamental tener presente que muchas de estas acciones están específicamente dirigidas a chicos y adolescentes para aumentar las ventas y el consumo de ultraprocesados”, había alertado en diálogo con este medio Andrea Graciano, coordinadora de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria (Calisa) de la Escuela de Nutrición de la Universidad de Buenos Aires.
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