La compañía china, que alguna vez superó en ventas a Samsung y Apple, ha enfrentado un duro bloqueo por parte de EE.UU. y otros países desarrollados desde hace cuatro años.
"Un momento bajo en la historia de Huawei".
Así es como Meng Wanzhou, la hija del fundador de la firma, Ren Zhengfei, definió hace unos días el momento que ha vivido el gigante tecnológico chino en el último año.
Meng asumió la dirección rotativa de una empresa que vio una reducción de su beneficio neto en 2022 de casi 70%, comparado con el año previo.
"Las restricciones son nuestra nueva normalidad", dijo en referencia a las dificultades que ha enfrentado Huawei en los últimos cuatro años, principalmente debido al bloqueo de grandes mercados.
"En general, todavía existimos y seguiremos existiendo. Esa es la mejor encarnación de la solidez financiera", dijo en una reunión corporativa en la que la empresa presentó su más reciente informe de resultados.
La drástica caída de ganancias netas, sin embargo, no es sorpresiva.
Huawei ha sido objeto de duras sanciones por parte de Estados Unidos, principalmente en el estratégico negocio de la tecnología 5G y en el acceso a microcomponentes.
Washington aplicó el bloqueo en medio de una guerra comercial emprendida por el entonces presidente Donald Trump contra Pekín.
El gobierno de Joe Biden no solo no aligeró el bloqueo, sino que incluso lo amplió en 2021.
Pero también en los últimos tres años, el incremento en el costo y la escasez de los componentes para fabricar tecnología, las perturbaciones en la cadena de suministros y las restricciones derivadas de la pandemia han generado un hueco en la poderosa firma china difícil de ocultar.
"En 2022, el entorno externo desafiante y factores ajenos al mercado pasaron factura a las operaciones de Huawei", admitió en una rueda de prensa el pasado 31 de marzo el saliente presidente de la compañía, Eric Xu.
A pesar de los conflictos con Estados Unidos -cuya estrategia de línea dura ante la empresa china también fue adoptada luego por Australia, Canadá, Japón, Reino Unido y Suecia-, la situación no pintaba tan mal para Huawei.
En 2021 reportó una cifra récord de ganancias de más de US$16.500 millones, producto de un año en el que la firma china se posicionó como el principal vendedor de teléfonos inteligentes del mundo, por encima de Samsung y Apple.
Huawei era entonces, además, líder en la fabricación y venta de tecnologías clave para las infraestructuras de telecomunicaciones de la generación 5G.
Los efectos de las condiciones adversas que ha debido enfrentar finalmente se sintieron el año pasado, cuando la empresa con sede en Shenzhen -llamado el Silicon Valley chino- solo pudo generar un beneficio neto de US$5.200 millones, es decir, 69% menos que el periodo previo.
A pesar de ello, lo directivos de Huawei dicen que la empresa está renaciendo.
El inicio de las tensiones
Las dificultades de Huawei con Occidente empezaron en 2018, cuando Meng Wanzhou, que entonces era directora financiera de la compañía, fue detenida en Canadá por petición de EE.UU., que la acusaba de "fraude bancario".
Washington la señalaba de haber ocultado información relevante en un acuerdo con el banco HSBC sobre la relación de Huawei con la firma Skycom, que ofrecía servicios a Irán (un país bajo sanciones económicas de EE.UU.).
El arresto de una figura empresarial de tan alto perfil provocó la ira de China, que calificaba la detención de la ejecutiva como un "acto bárbaro de intimidación".
Unos días después, China detuvo en su territorio a los ciudadanos canadienses Michael Spavor y Michael Kovrig, bajo sospechas de espionaje.
Meng estuvo bajo arresto hasta septiembre de 2021, cuando firmó una declaración de culpabilidady fue liberada (al igual que los canadienses).
Pero, Huawei siguió atrapada en una escalada diplomática con tintes de guerra comercial entre China y Estados Unidos.
Los bloqueos a Huawei
En ese momento, la implementación de la tecnología 5G (quinta generación) comenzaba a despegar en varios países desarrollados.
Esta permite a las redes de internet móvil manejar velocidades de carga y descarga mucho más rápidas, así como aumentar el acceso simultaneo de más dispositivos a internet,una infraestructura clave para gobiernos y operadores de redes en el competitivo sector de las comunicaciones.
Huawei se había convertido en uno de los mayores proveedores de esta tecnología en el mundo, pero en 2019 vino el golpe de la política nacionalista de Donald Trump, que fue particularmente agresiva contra China y su poderoso sector industrial.
A la par de la acusación contra Meng, el gobierno de EE.UU. anunció un veto a la tecnología 5G de Huawei bajo sospechas de que la firma estaba cooperando con el Partido Comunista Chino en tareas de inteligencia y vigilancia y esto podría afectar a EE.UU.
Otras naciones con importantes mercados de telecomunicaciones, incluidas Australia,Canadá, Japón Reino Unido y Suecia, impusieron restricciones similares a Huawei.
Pero el bloqueo se extendió en EE.UU. a otros aspectos: el gobierno de Biden puso a la firma china en la llamada "lista de entidades" de la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio de EE.UU..
"Cualquier empresa en cualquier lugar del mundo que diseñe o fabrique chips para Huawei y que esté utilizando equipo o software estadounidense para hacerlo, necesita obtener la licencia del gobierno estadounidense", explica Fabrice Jacob, CEO de JK Capital Management, sobre el alcance de la medida.
Esto respondía a la preocupación de que sean utilizadas por el gobierno chino con fines maliciosos.
Por otra parte, la política estadounidense también impidió que el sistema operativo para móviles Android, desarrollado por Google, pudiera ser utilizado por los dispositivos de Huawei, lo que complicó las ventas de nuevos teléfonos.
Y finalmente, las sanciones impidieron que el fabricante chino pudiera acceder a los microchips y componentes desarrollados por EE.UU.
"Todos los fabricantes de chips, incluyendo el mayor de la industria -TSMC, de origen taiwanés-, utilizan equipos estadounidenses", explicó Jacob.
A todo esto se sumó el hecho de que la pandemia, la oferta de microchips y componentes electrónicos se vio muy limitada y encarecida, por lo que la empresa no tenía acceso a los suministros necesarios para la fabricación de sus dispositivos.
"El precio de los chips semiconductores aumentó debido al desequilibrio entre la limitada oferta y la fuerte demanda", explicó hace unos meses Gun Woo, analista senior del grupo La Française, a la BBC.
¿Cómo salir a flote?
En medio de este turbulento escenario, Huawei debió reorganizar su cadena de suministro y cambiar sobre la marcha los planes de fabricación de muchos modelos.
La firma se vio en la necesidad de vender su filial Honor, una marca de venta de celulares más económicos, y enfocarse en una agresiva inversión en investigación y desarrollo (I+D) para crear su propia tecnología de microcomponentes y software.
De hecho, el gasto en I+D durante el año pasado aumentó un 13,2% hasta US$23.500 millones, equivalente a una cuarta parte de los ingresos de la empresa, según su último reporte.
El fundador de la empresa, Ren Zhengfei, dijo en una conferencia en febrero que habían reemplazado más de 13.000 piezas a través del desarrollo propio de tecnología.
Sus negocios también se reenfocaron en la oferta de servicios de almacenamiento en la nube, el desarrollo de otros dispositivos, como los relojes inteligentes, así como el suministro de piezas tecnológicas para la industria automotriz.
Aunque Huawei reconoció que vivió "un callejón sin salida fatal", el gigante chino asegura que lo peor está pasando.
"2022 es el año en que salimos del modo crisis. Volvemos a la normalidad", dijo Meng al asumir la dirección de la compañía.
El tiempo dirá si el gigante chino vuelve a ponerse de pie.
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