Hoy ordenarán sacerdote en Misiones a una persona ciega
POSADAS.- Abel Orlando Galarza nació ciego, hace 43 años, en el pueblo misionero de Santo Pipó. Pero ello nunca le impidió estudiar, aprender cosas de la vida, cursar la escuela primaria y luego la secundaria.
Fiel a una profunda convicción religiosa que heredó de su madre, Ilga, en 1996 fue ordenado diácono y ya administró 140 bautismos. Y hoy será consagrado sacerdote en la iglesia San Miguel de Eldorado, ciudad de 50.000 habitantes ubicada a 200 kilómetros al norte de Posadas.
El segundo de la Argentina
En diálogo con La Nación , Galarza no pudo disimular su ansiedad. "No veo que llegue la hora fijada para esta tarde a las 19, cuando monseñor Joaquín Piña (obispo de Iguazú) me consagre. Los amigos me llaman de todos lados y quieren estar presentes, al igual que los feligreses de mi parroquia, que han trabajado para arreglar el templo mientras la Cooperativa Eléctrica prestó sus luces para iluminarlo. En fin, me siento muy feliz al saber que dedicaré mi vida a servir a Dios y a la gente."
En rigor, Galarza será el segundo sacerdote no vidente de la Argentina; el otro se llama Gustavo Alvarez y vive en Buenos Aires.
A los seis años, Galarza dejó su pueblo natal para ir a estudiar a un colegio para ciegos de San Isidro. Luego siguió el secundario en el Instituto Domingo Faustino Sarmiento de la Capital Federal y, cuando quiso cursar una carrera terciaria, fue discriminado. Ello le produjo "una gran frustración, pero ya pasó", comentó.
En 1988 retornó a esta provincia y en contacto con otros religiosos de Eldorado, ingresó en el Seminario Menor Santos Mártires de las Misiones. "Los sacerdotes -recuerda especialmente al padre Juan Domingo Sánchez- y demás seminaristas, como se cuenta con pocos textos escritos en Braille, me los leían y yo los grababa. Después me encargaba de escribirlo en ese sistema, lo que me permitió ir conformando mi propia bibliografía."
Todos los días, a partir de las 5, iniciaba su traducción y aprendizaje. Entre sus textos de cabecera están el Evangelio de San Mateo, los Hechos de los Apóstoles y apuntes en el sistema Braille que le hacían llegar de otros seminarios, ya que no se cuenta con una Biblia para no videntes.
Firme vocación
Siempre en el mismo seminario, fue accediendo a los distintos ministerios en el altar: el lectorado (podía leer la Palabra de Dios) y el acolitado (ayudar en misa). En 1996 recibió el diaconado en su actual parroquia de San Miguel, ubicado en el kilómetro 11 de Eldorado.
"Desde entonces -recuerda- ya bauticé a 140 niños, jóvenes y adultos, casé a 22 parejas y el domingo, a las 9 de la mañana, oficiaré mi primera misa, ¿no parece fantástico que yo pueda hacer todo esto?", se pregunta el hombre ciego que a partir de hoy será sacerdote.
Su consagración estará a cargo del titular de la diócesis de Iguazú, monseñor Piña, perteneciente a la Compañía de Jesús. La ceremonia ha despertado singular expectación.
Galarza, en tanto, se siente un hombre útil "porque mucha gente viene a consultarme, hay demasiada necesidad en creer en algo superior y en los demás. Necesidad de ser escuchado, de contar cosas, de hablar de conflictos, de encontrar juntos alguna salida a tantos problemas diarios", reflexiona.
Acerca de su función sacerdotal, afirmó: "Sólo cumplo con mi vocación y asumo una decisión para siempre. Quiero sentirme útil al lado de Dios, comienzo una nueva vida y no alcanzo a expresar la inmensa felicidad que me llena el alma; con absoluta humildad lo digo".
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