Hoteles que hacen la diferencia
Si te gustan las experiencias originales, esta nota puede ser el disparador de tu próxima escapada; a pocos kilómetros, cinco destinos con alojamientos para una estadía distinta
La experiencia hotelera ahora va mucho más allá de la tradicional. No sólo el destino y las excursiones pueden definir tu viaje, también la elección de alojamientos alternativos puede hacer a la diferencia. Te contamos sobre cinco destinos con hospedajes particulares que le darán un plus a la vivencia de tus vacaciones.
Pueblo Barrancas. La Pedrera
De lo primero que hay que olvidarse en Pueblo Barrancas es del auto. Es más, allí la consigna es: U n pueblo para descubrir a pie. En sintonía con esta idea, el lugar, que a pleno alberga a 80 personas en cinco hectáreas y media, ofrece cabañas y tiendas de campaña con vista al mar y a las barrancas, en total armonía con la naturaleza. "Nuestra propuesta es concientizar acerca del cuidado del medio ambiente, con cabañas y tiendas de campaña que minimizan el impacto contra el entorno y fueron construidas sobre palafitos, con drenajes naturales y tendido eléctrico subterráneo", explica Jorge Tiscornia, director del complejo, en La Pedrera, Uruguay.
Las tiendas tienen capacidad para cuatro personas y están equipadas con sommier, baño, duchas con agua caliente, luz eléctrica, frigobar, ventilador y hamaca. Se trata de carpas estructurales blancas, sobre un deck, a un metro y medio del suelo.
Claro, de camping puro, nada. Hay otras opciones: los yurk, un tipo de tienda tradicional mongol, de forma circular, que suelen interesar más a las parejas, y cuentan con una claraboya en el centro para disfrutar de las noches estrelladas desde la cama, y las cabañas de madera, muy rústicas y con techos de paja.
En todos los casos, hay que olvidarse del televisor (no hay), pero hay conexión a Web. La gastronomía es sencilla y hay que decir que se basa en los productos locales, a partir de una huerta orgánica, de unos 250 metros cuadrados donde hay verduras de todos los colores y sabores para abastecer al restaurante del complejo, con una buena carta de pastas caseras, parrilla y pescado.
Una planta de tratamiento para todos los residuos que genera el complejo y un manual de Poblador r esponsable, que se les entrega a los huéspedes, con tips acerca del cuidado del medio ambiente, son otras de las particularidades de este pueblo ecológico. En temporada alta, desde 130 dólares la unidad.
La Maquinita. Mar del Plata
Dicen que el nombre de este hostel proviene de un área del mar, justo frente al faro marplatense, que es una verdadera maquinita de producir olas de las buenas, de esas que sólo disfrutan los surfers . Cierto o no, La Maquinita es uno de los sitios preferidos por los fanáticos de desafiar olas con tabla en mano. ¿Por qué? Por su decoración, donde tablas y fotos de surfers haciendo de las suyas tienen protagonismo, más la ubicación: pegado al mar. "Para los surfers, la cercanía con el agua es clave. Acá salen, surfean , vuelven al hostel y al rato regresan al mar. Un ida y vuelta constante", explica Valentina Aracil, una de las socias del emprendimiento, que funciona desde hace tres años en Punta Mogotes.
Con 40 camas, el hostel apunta a un público joven, que va de los 20 a los 30 años, y que cuando se cansa de las olas puede alquilar ahí mismo skates y bicicletas. Pero además tiene una guardería con capacidad para más de 20 tablas y trajes. A la noche, Bar & Restaurant ofrece variedad de menús y una agenda de shows, fiestas y la Reggae Nights, que los miércoles convierte al hostel en la Jamaica marplatense.
"El 40 por ciento de nuestros huéspedes son surfers y el resto es gente que siempre quiso subirse a una tabla, nunca lo hizo y vienen acá para iniciarse. Suelen alojarse una semana y contratar clases para cumplir su sueño", cuenta Aracil.Las tarifas para la habitación de hasta ocho personas, $ 180 por persona; la de 15 personas, $ 150 (en ambos casos con desayuno). En Av. Martínez de Hoz 4981, Mar del Plata. www.lamaquinita.com.ar
Estancia Siglo XX. Punta del Este
Hospedarse en un hotel boutique, a 30 kilómetros de Punta del Este, y tener ahí nomás un museo con más de 2000 piezas que nos trasladan a la vida de comienzos y mediados del siglo XX no es poca cosa. Pero si le sumamos la réplica de una antigua posta de diligencias, paseos en carruajes y uno de los criaderos de alpacas más importantes de América del Sur es aun más tentador.
Estancia Siglo XX funciona en un antiguo casco de fines de siglo XIX, entre sierras, praderas y lagos, y ocupa 66 hectáreas, en la costa norte de la Laguna del Sauce, de las cuales 10 están dedicadas al turismo.
Relojes, teléfonos, tocadiscos, planchas de carbón, máquinas de escribir, guitarras, sulkis, cocinas de leña y autos de 1924 forman parte del patrimonio de este particular museo, fruto de 30 años de colección de sus antiguos dueños. Pero también se puede visitar una réplica de la antigua posta de dilingencia, que funcionó allí mismo hasta principios del siglo XX, en el camino real de Montevideo a Maldonado, y otra construcción que recrea el típico rancho uruguayo del siglo XIX y ese mundo de boleadoras, ropa típica, látigos, botas y cintos trenzados.
"El hotel tiene capacidad para 18 huéspedes, en sus seis habitaciones, de 1940, pero con todas las comodidades. Si bien es un bed and breakfast , con doce horas de anticipación se puede pedir el típico asado uruguayo y comida bien campestre", asegura Alberto Loustau, dueño del complejo. Pero aquí, lo autóctono tiene un competidor: el criadero de alpacas huacayas, con más de un centenar de animales donde se puede aprender sobre estos animales y visitar las áreas de entrenamiento, vacunación y esquila. Atardeceres bucólicos, cabalgatas, juegos campestres, piscina, deportes, venta de dulces caseros y de artículos regionales.
Suite, por noche (dos personas), hasta el 31, 160 dólares; en febrero, 140.
En ruta 9, km 123,7, Punta del Este, www.estanciasigloxx.com
Alterra. Pinamar
¿Quién dijo que no es posible hospedarse en contacto directo con la naturaleza, como en un camping, pero con las comodidades de un buen hotel? Alterra es uno de los pioneros en el país del glamping , un término que conjuga glamour y camping.
Sin embargo, Alterra, emplazado en el bosque de Pinamar, no sólo es buscado por los que eligen naturaleza y confort todo en uno. También está pensado para los huéspedes que son capaces de detenerse frente a un cuadro. Es más, antes de convertirse en un camping de lujo, en este lugar funcionaba una galería de arte, con diseño (1997) del prestigioso arquitecto Clorindo Testa. Nada menos.
Pintores, arquitectos, diseñadores y fotógrafos suelen ser los huéspedes infaltables en Alterra, pero también lo buscan aquellos que se sensibilizan ante el arte. "Es gente joven, que disfruta del entorno verde y de viviendas sustentables. Es que lo ecológico es un concepto clave para nosotras. Aquí se recicla toda la basura", agrega Spina, que se dio el gusto de abrir Alterra en enero de 2012.
¿El alojamiento? En alguno de los cuatro ateliers, dentro del edificio principal, con camas somier, hidromasaje doble, aire frío-calor, calefacción, frigobar, atril y Wi-Fi o en uno de los tres conteiners para dos, cuatro o seis personas, también equipados a full. Además, pileta climatizada, huerta orgánica, talleres de pintura y de cultivo orgánico y masajes (este último con costo).A partir de la primera quincena de febrero, dos personas, $ 5900. En Martín Pescador 1485, Pinamar. www.alterrapinamar.com.ar
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