Homenaje. Serrat y Fontanarrosa, rebautizan una esquina icónica de Rosario
Es en celebración del cantante español y del humorista gráfico local, quienes tuvieron una larga relación de amistad; queda en la histórica intersección de Sarmiento y Santa Fe, donde funciona el mítico bar El Cairo
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SANTA FE.- En Joan Manuel Serrat (78 años) parece que todo es igual. El compositor y cantante inicia hoy en Rosario su gira de despedida “El vicio de cantar en la Argentina”, a la que definió como un acontecimiento “lleno de trampas, de emociones, distancias, de sentimientos tremendos”, también inundado por la conciencia de “estar alejándome de algo que se va en mi vida y que me hizo muy feliz”.
En la previa a su actuación en el autódromo rosarino, Serrat estuvo en la desde hoy “histórica” esquina de Sarmiento y Santa Fe, en el microcentro de Rosario, nada menos que frente al Bar “El Cairo”, que sirvió de punto de encuentro entre las figuras más destacadas que dieron las letras y la música de acá y de todos lados.
Nano no desperdició los minutos ante su gente: “A Fontanarrosa lo siento muy cerca. Fue muy duro para él (sus últimos días) y para todos los que estaban a su alrededor. Siempre es una referencia”, dijo en alusión al escritor y humorista gráfico que padeció Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).
Volviendo sobre el motivo de este viaje a la Argentina, Serrat aclaró: “No estoy contando los shows que hice y los que me quedan por hacer. Es una actitud absolutamente defensiva. Esta gira está llena de trampas, de emociones, distancias, de sentimientos, de sentimientos tremendos, de alejamiento de algo que se da en mi vida y que me hizo muy feliz”, en cierto tono melancólico, pero sin dejar nunca de perder el buen humor.
“En cada uno de los conciertos canto como si fuera el único que existe. Cada día que subo al escenario canto canciones, muchas veces que tienen que ver con cada lugar en el que estoy, y mientras canto, las imágenes no dejan de aparecerse en mi cabeza”, aseguró Serrat.
Más adelante, el trovador expresó que su corazón “está tranquilo” y que solo viene a despedirse “de los escenarios, no de la gente, ni del país, ni de los amigos”.
Pero no dudó en aclarar que: “[en los escenarios] uno tiene alguna necesidad, por una parte, de recorrer lugares y lugares que he recorrido, muchos de los que ya los he visto modificarse con alegría y a veces con una profunda tristeza, nostalgia y dureza. Y generalmente, estos caminos, en la medida que desaparece la gente es la de los amores, pues entonces también se modifican los caminos”.
Los 30 metros inmortales
La esquina emotiva para los rosarinos nació por una iniciativa del Concejo Municipal, que a través de una ordenanza dio el nombre de “Roberto ‘Negro’ Fontanarrosa” al paseo constituido sobre vereda norte de calle Santa Fe, desde Sarmiento por 30 metros hacia el oeste, y el nombre de “Joan Manuel Serrat” al paseo constituido sobre la vereda oeste de calle Sarmiento por 30 metros hacia el norte.
Serrat agradeció a todo el público que se acercó, y señaló: “Nunca pensé que podríamos encontrarnos una tarde como hoy, en medio de tanta gente y tanto cariño, formando una esquina con mi querido amigo Roberto Fontanarrosa, con el que tuve la fortuna de compartir espacios de la vida, fantasías, alegrías, sueños, y sobre todo de divertirte con él”.
Después agregó: “Vivir con el ‘Negro’ era vivir con una persona divertida. Era una persona que difícilmente transmitía sus angustias, sus pesares, y en cambio transmitía constantemente su felicidad de estar vivo, su curiosidad por la vida, su afán de ser sencillamente lo que le gustaba ser: un hombre que escribía y mucho y muy bien, que dibujaba y que amaba a su ciudad y a Central por sobre todas las cosas”.
El músico destacó además que “seguramente si el Negro tuviera que estar aquí esta tarde, esta noche, estaría deseando irse, estaría sufriendo mucho, angustiado, no tendría el más mínimo interés en otra cosa que sentarse alrededor de una mesa con gente que él quisiera y con la que se encontraba a gusto”.
Serrat añadió que lo que sentía y hacía Fontanarrosa “no era un desprecio a nadie, sencillamente que le daba prioridad a aquellas cosas que ustedes también le dan prioridad, y por las que ustedes quieren a la gente. Si el Negro no hubiese sido como era difícilmente hubiera alcanzado la categoría de ser amado e idolatrado por su ciudad, por su gente, con independencia de cualquier cosa. El Negro era un hombre honesto y como tal fue reconocido y como tal vivió”, subrayó.
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