Idiazábal: historias de vida de un pueblo bajo el agua
Viaje al corazón de la Córdoba inundada: un drama silencioso protagonizado por hombres y mujeres que resisten
La primera impresión, cuando uno llega por la ruta provincial N° 6 desde el Oeste, es que el problema se circunscribe al pueblo mismo. Alrededor se ve soja y maíz. Idiazábal parece un pozo donde se acumula el agua de un canal y de campos aledaños. Algunos pobladores recuerdan cuatro inundaciones, pero como ésta, dicen, ninguna. Es la peor. Al Oeste, el agua entra sólo en algunas casas. Al Este, alcanza el metro y medio. Y, probablemente, un poco más.
Entre ayer a las seis de la tarde, cuando rompieron la ruta con excavadoras para que el agua escurriera, y hoy a las dos de la tarde, el agua parecía haber bajado unos quince centímetros. Por ahora, el panorama es alentador.
Muchos perdieron todo. Hasta el auto. Pero mientras caminan por las calles con el agua a la cintura cuentan chistes, hacen bromas. Dicen que si pierden el humor se les hace más difícil y pierden lo poco que les quedaba.
Cristian Pérez vive con su esposa y sus dos hijos. ¿Qué es lo que más le preocupaba rescatar? Los papeles de la operación reciente de su hijo de 4 años, Alexander, que sufre de una parálisis en el brazo izquierdo.
Víctor Quiroga y su familia instalaron una carpa en el techo de la casa. No se quieren ir, como otras 100 personas del pueblo. Dicen que tienen miedo de que les roben lo poco que pudieron rescatar. Algunos llevan alimentos no perecederos. "Fideos no necesitamos, no tenemos dónde cocinar", dice su esposa: síntesis de la tragedia de un pueblo.