La justicia federal absolvió a los dos médicos y al abogado de la Fundación de la Hemofilia que pacientes habían denunciado por infectarlos con el VIH y el virus de la hepatitis C en los años 80. Son los médicos Miguel de Tezanos Pinto y Pedro Pérez Bianco y el abogado Eduardo Biedma. La querella había solicitado penas de entre siete y 15 años para los imputados.
Los fundamentos se conocerán el 29 del mes que viene.
Se los había acusado de haber propagado el VIH y el virus de la hepatitis C (VHC) al prescribir, ordenar y/o aplicar entre 1979 y 1991 los concentrados antihemofílicos (que normalizan los niveles de los factores de coagulación faltantes VIII o IX en la sangre) sin el debido cuidado. La causa nombra a 32 pacientes; ocho murieron a partir de 1997.
Tezanos Pinto y Pérez Bianco asistieron a pacientes en la Fundación de la Hemofilia (FH) y dirigieron el Instituto de Investigaciones Hematológicas (Iihema) de la Academia Nacional de Medicina (ANM). Biedma integró el consejo de administración de la fundación.
El veredicto del juez Javier Machado Pelloni, a cargo del Tribunal Oral Federal N° 3, se conoció pasadas las 16, en una sala del subsuelo de Comodoro Py. Por la mañana, los dos médicos y el abogado Biedma pudieron expresar unas últimas palabras.
Durante la lectura de la sentencia, en una sala contigua al recinto del tribunal, unas 40 personas siguieron la audiencia por circuito cerrado de televisión. Del lado izquierdo, frente al estrado, funcionarios policiales ubicaron a familiares y amigos de Tezanos Pinto, Pérez Bianco y Biedma. A la derecha, ubicaron a los acompañantes de los querellantes. Frente al juez, el fiscal adjunto Nicolás Czisik, de la Fiscalía General N° 4, los acusados y los querellantes con sus letrados escucharon los detalles del fallo.
El VIH se identificó recién en 1984 y el VHC, en 1989. Hubo que esperar hasta 1985 para disponer de la primera versión de una técnica de detección del virus que estaba causando el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) en hombres que tenían sexo con hombres o bisexuales, pero también en los consumidores de drogas inyectables, inmigrantes haitianos en Estados Unidos y pacientes con hemofilia.
En el país, el test de VIH se aprobó en 1987, dos años después de que la industria farmacéutica lograra inactivar con calor el VIH de los concentrados antihemofílicos, lo que detuvo los contagios por esa vía. No así el VHC, que seguía diseminándose. De acuerdo con la FH, el 40% de los pacientes argentinos contrajo el virus de la hepatitis C hasta que se empezó a usar el test para detectarlo, recién en 1992.