Hazaña en Santa Cruz: un escalador estadounidense subió y bajó el cerro Fitz Roy sin protección
EL CALAFATE.– Jim Reynolds tiene 25 años, es escalador y rescatista y acaba de protagonizar la hazaña más impactante del año: subió solo con la ayuda de sus pies y sus manos, sin cuerdas, ni clavos, los últimos 1500 metros hasta llegar a la cima del cerro Fitz Roy. Escaló las paredes verticales de granito color caramelo. Pero, eso no fue todo: al llegar descendió del mismo modo y por la misma ruta, sin cuerdas, sin artilugios, y, así, marcó un hito en la historia de la escalada.
El 21 pasado fue el día elegido por el escalador norteamericano para realizar la épica aventura. Fue en la vía conocida como Afanassieff en la pared noroeste del Fitz Roy de 3405 metros. Reynolds subió y bajó, solo y sin equipo, lo que lo hace más arriesgado. Hasta ahora los descensos en este tipo de escalada suele ser a rapel, es decir con la ayuda de una cuerda. Él, en cambio , fue más allá: lo hizo usando solo sus zapatos de escalada, magnesio en las manos y su enorme habilidad.
Reynolds, que trabaja como rescatista en el Parque Nacional Yosemite, en los Estados Unidos, pasó tres meses en El Chaltén. Allí, forjó amigos, estudió sus posibles escaladas y también se sumó a los rescates de escaladores que este año dejó como saldo cuatro muertes en el cordón montañoso. Antes de los 1500 metros en solitario del Fitz Roy, el joven escaló con la misma técnica dos rutas más sobre las agujas Rafael Juárez y Saint-Exupéry.
"Incluso ‘soleando’ [escalar en solitario] no se hace solo. Tengo un gran agradecimiento a todas las personas que han sido parte de mi viaje, ahora y a lo largo de los años. Gran amor por las comunidades de El Chaltén, Yosemite, Obispo y Trinidad", escribió en su perfil de Facebook el escalador días después de la proeza.
Reynolds trabaja en el mismo parque nacional, donde el famoso escalador Alex Honnold ascendió sin cuerdas el acantilado vertical El Capitán, que tiene un kilómetro de ascenso vertical.La hazaña quedó registrada en el film Free Solo, que ganó un Oscar este año en la categoría de mejor documental. La aventura de Honnold, considerada la mas grande en la historia de la escalada en solitario libre, requirió años de preparación y puso en escena una actividad desconocida fuera de ámbito del montañismo.
A su ascenso en solitario, Reynolds sumó la complejidad de bajar del mismo modo por la misma ruta y sin ayuda. "Lo que hizo es muy novedoso. No tiene precedentes. Sin dudas es una provocación ética deportiva que intenta generar una discusión en el mundo de la escalada", reflexiona el escalador argentino de clase mundial Rolo Garibotti, autor de Patagonia Vertical, Macizo del Chaltén. Guía de escaladas, en el que reúne la información que recolectó junto a Dörte Pietron.
Fotos de las páginas de ese libro llevó Reynolds en su celular para escalar. El periplo se extendió por 15.25 horas. En el ascenso la pantalla se rompió así que tuvo que apelar a su memoria y a las marcas con tiza que fue dejando para ayudarse en el descenso. Con Garibotti se conocieron el día después del descenso. "Es una buena persona, un chico balanceado e inteligente, no es un loco. Tiene una mirada filosófica sobre la ascensión, una mirada romántica que incluye un gran nivel de riesgo", detalla Garibotti, que conoce el macizo de los cerros Fitz Roy y Torre como pocos.
Reynolds, que ya dejó El Chaltén define su pasión por la escalada como un arte: "Para mí, mi arte es la combinación de nuestra humanidad con el esplendor de la naturaleza cruda. No creo que la escalada tenga que ser egoísta. Es para llenar mi taza de alegría tan repleta que se desborda al resto del mundo. Es una manera de reunir la positividad de las montañas y traer de vuelta para compartir entre la gente".
Según relató en una entrevista que se publicó en el portal Alpine Mag, esta fue su primera expedición a la Patagonia. Como relató, no llegó con la intención de hacer las escaladas en solitario. Sin embargo, luego de unas semanas aquí decidió intentar un estilo que ya había probado en Yosemite. Escaló primero la aguja Rafael Juárez y luego la Saint-Exupéry. Después, hizo el primer intento en la ruta Afanassieff del Fitz Roy, pero al completar un terció se sintió cansado y decidió bajar. "En este tipo de escalada es muy importante las sensaciones, no tener dudas" apunta Garibotti, que tras el logro compartió varias horas de charlas con Reynolds.
El día que finalmente ascendió por la Afanassieff, el joven escalador armó su campamento en la montaña, en el inicio de la vía de escalada, ubicado en una terraza de piedra a 1900 metros de altura. Allí , esa mañana,dejó su equipo. A las 9 se lanzó a la aventura con una bolsa de magnesio para las manos, un litro y medio de agua, unas barritas de cereales y una enorme confianza en sí mismo.
"Fue bastante increíble, realmente surrealista, estar solo en la cima de Fitz Roy", dice Reynolds, en declaraciones a National Geographic, medio que dio en exclusivo el relato de su aventura. "Pero sabía que no podía pasar mucho tiempo allí. Eran las 3.13 de la tarde. Me había costado seis horas y 38 minutos subir. Si pasaba demasiado tiempo arriba, iba a terminar en la oscuridad. Sabía que solo la mitad de la escalada estaba hecha".
Al escalar por las rocas, Reynolds fue dejando marcas con tizas en las rocas, para poder identificarlas en el descenso. Esta es una tarea muy compleja para el escalador, que casi no tiene vista hacia abajo y debe ir encontrando las pequeñas marcas que dejó. Le llevó 15.25 completar la hazaña que hizo en solitario y fue registrando a través de su teléfono celular.
Garibotti describe que para Reynolds subir así fue una manera de mostrar una suerte de Fair Play en el andinismo, subir y bajar la montaña por sus propios medios. Aunque aclara un aspecto que lo preocupa como escalador: "La parte lamentable es que hoy en nuestro deporte, se está volviendo a utilizar el riesgo como una vara. Y se torna en un deporte de gladiadores".ß