“Hay municipios con 100 casos por día”. La Argentina estaría ante la mayor epidemia de dengue desde 2009
Todas las provincias confirmaron casos en las primeras siete semanas del año; las notificaciones al sistema nacional de vigilancia sanitaria superan las 100.000
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Con una cantidad de casos de dengue que es más de un tercio de los 140.416 oficializados para todo el año pasado, el país reincide –esta vez sin intervalo– en una epidemia por falta de preparación y prevención oportuna. Esto está multiplicando la aparición de formas graves de la enfermedad en la población que ya tuvo la infección y suma aún más tensión al sistema sanitario. Especialistas ya estiman en millones los argentinos que estuvieron expuestos al virus, con o sin síntomas, en los últimos 15 años, desde la primera epidemia de dengue de alcance nacional.
A horas de que el Ministerio de Salud de la Nación actualice el escenario epidemiológico, todas las provincias confirmaron casos en las primeras siete semanas del año. Las notificaciones al sistema nacional de vigilancia sanitaria superan las 100.000, con más de 40.000 diagnósticos confirmados, que profesionales en las provincias en el norte del país coinciden en que son cifras por debajo de lo que están atendiendo. Esos distritos concentran las dos terceras partes de las notificaciones totales.
Los nuevos datos nacionales, por la información en los distritos, deberían dar cuenta este fin de semana de que la Argentina estaría ante la mayor epidemia de dengue desde 2009.
“La situación epidemiológica venía incrementándose desde octubre del año pasado. Tuvimos un adelantamiento del período habitual de aumento de casos, en comparación con años anteriores, que estuvo asociado a la no interrupción [de infecciones] durante el invierno, que es cuando debió haberse intensificado el control de vectores”, describieron desde la cartera a cargo de Mario Russo.
En 2023, continuaron, el dengue en las provincias del noreste argentino (NEA) pasó a ser una enfermedad endémica. El aumento de casos desde noviembre se da también en los distritos del noroeste argentino (NOA) y, ahora, en el centro del país.
Silvia González Ayala, profesora titular de infectología de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Católica de La Plata (Ucalp), amplió que donde no se interrumpió el año pasado la circulación del virus del dengue fue en Misiones, Corrientes y Chaco, a lo que atribuyó que, con las lluvias de primavera, el aumento de casos fuera tan intenso. “En la provincia de Buenos Aires se adelantó el incremento en el número de casos a punto tal que a finales de enero teníamos los primeros municipios en los que se declaró la circulación local que ya estaban en epidemia. Esto es inusual –consideró–. A Tigre, Ezeiza y Berazategui, le siguieron los demás. Hoy hay municipios, como Florencio Varela, con 100 casos por día. La situación es muy complicada.”
Excepto por Formosa, donde la Dirección de Epidemiología informó esta semana que “ya está vislumbrándose un descenso de los contagios” aunque en el interior siguen apareciendo casos, para las demás provincias del NOA y NEA el dengue está siendo un problema a la altura de la economía. Hay localidades o ciudades donde se están detectando también más casos autóctonos que importados de fiebre chikungunya, que transmite el mismo mosquito del dengue.
“Esperamos que el incremento de casos continúe en ascenso”, anticiparon desde el Ministerio de Salud. “Se viene siguiendo el aumento de casos y cómo continuará, tanto en el NOA, el NEA y la región Centro, donde también los datos muestran un crecimiento –sumaron–. Frente a este escenario, estamos en contacto permanente de las distintas jurisdicciones.”
Esta semana, el ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires instó públicamente al Gobierno nacional “a tomar cartas en el asunto y se encargue de conducir el manejo de la epidemia que es a nivel nacional”. Nicolás Kreplak mencionó que el año pasado, a esta altura del año, había 40 casos de dengue en la provincia. “En este momento, tenemos 7880″, agregó el miércoles pasado, con el mar de Quequén de fondo, durante la última de las conferencias de verano organizadas por el gobierno bonaerense.
Durante el invierno, la provincia estuvo entre las que declararon casos en residentes: fueron 39. A propósito de la tendencia inusual de la epidemia en ese distrito, la diputada bonaerense Maricel Etchecoin (Coalición Cívica) solicitó al Ejecutivo que conduce Axel Kicillof información sobre las políticas implementadas con los municipios para la prevención, el saneamiento y el ordenamiento ambiental. Como enseña desde hace años el Grupo de Estudio de Mosquitos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, “con el frío no se termina el problema” porque los huevos que dejan las hembras resisten el invierno y eclosionan con las temperaturas y las lluvias de la primavera. En una puesta, pueden quedar 60 huevos en los lugares con agua menos pensados; con el calor, las crías demoran una semana en desarrollarse.
El diputado provincial por la UCR, Valentín Miranda, también presentó un pedido de informes en la legislatura bonaerense que solicita “conocer las denuncias recibidas desde el año 2020 a la fecha, que campañas de prevención se abordaron durante el periodo 2023/2025, que acciones de coordinación se realizaron con el Ministerio de Salud de La Nación y con los municipios y saber las estadísticas epidemiológicas del periodo 2020-2024″.
Circulación viral activa
“Vienen aumentando los casos en la provincia, pero no en la forma abrupta como refieren”, señaló Jorge Villalba, médico pediatra y concejal por la Coalición Cívica de Lomas de Zamora, uno de los 26 municipios bonaerenses con circulación viral activa.
“La prevención en dengue consiste en enseñarle a la población durante el año a eliminar los potenciales criaderos del mosquito vector y mantener esa conducta –continuó–. El dengue no aparece de hoy para mañana porque las larvas que se desarrollaron ahora, son los huevos que las hembras depositaron en reservorios el año pasado. Acá lo que viene fallando hace años son las medidas como descacharrar en las viviendas y el espacio público, incluidos los desarmaderos de autos o los vehículos acumulados en las comisarías, o la aplicación de larvicidas durante el año para reducir el riesgo.”
De regreso de una reunión con vecinos por la inseguridad en el municipio, Villalba coincidió en que en la provincia hay más casos de dengue que en otras temporadas, pero señaló que no se está pudiendo ver en su real dimensión volcado en el Boletín Epidemiológico provincial. LA NACIÓN había solicitado al Ministerio de Salud provincial los casos desagregados por localidades, pero no tuvo respuesta al cierre de esta nota.
La positividad de las pruebas diagnósticas en los laboratorios de análisis clínicos privados en el Gran Buenos Aires alcanza el 40%, de acuerdo con la Confederación Unificada Bioquímica de la República Argentina (Cubra). En el norte del país, la demanda es aún más alta, pero los costos son una barrera. “Las prácticas más usuales, en los pacientes con síntomas, que asisten a un laboratorio clínico son antígeno NS1, anticuerpo IgM y anticuerpo IgG, con una positividad de entre el 35 y el 40% aproximadamente, con un costo aproximado de $40.000. Hay otro estudio por PCR para dengue con un costo superior, de $60.000 y es algo más específico y el resultado puede demorar 24 horas”, detalló Luis García, presidente de la Cubra.
Ante la gran demanda de estudios de dengue que están teniendo, le solicitaron por nota al PAMI que en lugar de reconocer esas pruebas por el sistema de cápita, lo haga por prestación brindada al afiliado y aguardan la respuesta. “En este contexto, el aumento de la demanda de un análisis, como sucede con dengue o como fue con Covid-19, genera un desequilibrio en la provisión del resto de las prestaciones en los laboratorios”, explicó García.
Pero, ¿cómo se llegó a tener dos epidemias en dos años? “Por no trabajar”, sentenció González Ayala. “En el caso del dengue, no se trabajó en forma continua y sostenida. Hay que comunicar e informar, pero también hay que trabajar en el descacharrado porque el A. aegypti está en nuestras casas –repasó–. Eso se abandonó a finales de los 90, se dejó de hablar del mosquito con los chicos desde jardín de infantes y hubo un crecimiento de la urbanización desordenada. Así llegamos a esto: las curvas epidemiológicas impactan. Diría que no hay que preocuparse sino ocuparse.”
La infectóloga reconoció, como se defienden funcionarios, que hay lugares en los que no es fácil descacharrar, como los barrios populares, donde los brotes comienzan con casos importados desde provincias del norte o países limítrofes. “Ahí, en brote, solo queda hacer una fumigación bien hecha”, dijo González Ayala, para reducir un 60% la población de mosquitos adultos. “No tiene impacto en las crías (pupas o larvas)”, recordó.
Carlos Ferreyra, médico especializado en epidemiología ambiental y coautor en 2009 del Plan Director contra el Dengue de la provincia de Córdoba, señaló que “cuando los casos de dengue urbano se agrupan en forma de racimo (clúster), en espacios territoriales pequeños (la misma manzana, calle o familia), visibilizan una intervención epidemiológica ineficaz y la ausencia de políticas públicas locales de prevención y contención de la epidemia. Nos dice que hay ausencia de información de alerta temprana clara y rápida a la población”.
Anticipó que la presencia del dengue, como consecuencia de la emergencia climática y el incremento del calor extremo, “será en la próxima década cada vez más frecuente e intensa”. Mencionó que “para anticiparse y prevenir”, hay que poder identificar cuáles son los principales puntos de diseminación de la enfermedad a través de la presencia del mosquito. “En cada barrio, hay potenciales centros productores de larvas de mayor importancia que una tapita que acumula agua en una casa, como son gomerías, cementerios de vehículos, instalaciones abandonadas, terrenos baldíos o predios con diferentes actividades –enumeró–. En este contexto de crisis económica, ante la epidemia, se necesita un Estado ‘de terreno’ para ayudar a los grupos vulnerables con alto riesgo y a la población, que hoy está con otros problemas en mente”.
Sostuvo que anticipar que la enfermedad se irá si baja la temperatura no es tan así. “Con el calor extremo, producto de la emergencia climática desatendida que afecta a la Argentina hace años, la tropicalización de las temperaturas que se ha instalado en gran parte del territorio argentino –indicó–. Por eso, decir que el dengue se «termina» con la llegada de los primeros fríos del otoño es, hoy, una verdadera falacia científica.”
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