"Hay mucha paranoia": la terminal de Ezeiza amaneció con controles y precaución
"Hay mucha paranoia colectiva. Me recorrí todas las farmacias de Roma y no conseguí barbijos. Solo tuve miedo al percibir las toses secas arriba del avión y no poder protegerme", dice María Catalina Hernández, de 21 años, tras su aterrizaje a Buenos Aires desde Italia. A pocas horas de la confirmación del primer caso positivo de coronavirus en la Argentina, el clima de tranquilidad parece seguir siendo la constante en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza en esta madrugada.
A Ana Pérez, que también acaba de llegar de Italia, la sorprende la cantidad de gente circulando con calma por la terminal A. "En el aeropuerto de Roma reinaba el silencio por los pasillos. Casi no había gente. Me sorprendió que el protocolo fuera tan simple. Solo nos hicieron llenar un formulario", dice con el barbijo puesto, que lleva para estar en los lugares donde se concentra mucha gente, según expresa.
De acuerdo al protocolo publicado por el Ministerio de Salud de la Nación, todos los pasajeros que llegan en vuelos directos de Italia son entrevistados en una posición remota por agentes sanitarios de la Dirección Nacional de Sanidad de Fronteras. En el mismo avión, los pasajeros deben completar una declaración jurada de salud y comprometerse a reportar síntomas en el caso de que los mismos se desarrollen con posterioridad al ingreso al país.
Al respecto, Hernández agrega: "Tuve que completar un formulario simple. Estuve en zonas de riesgo, pero no me dijeron nada porque no tengo síntomas y nadie de mi vuelo los tenía".
Al observar a algunas personas con las caras cubiertas por las mascarillas, Sol Alversa, de 25 años, que acaba de arribar de Madrid opina: "El miedo que se generó es irracional, me sorprende tanta gente alarmada en redes sociales. Que no cunda el pánico".
Esta no parece ser la sensación de Gabriel Abendaño, de 20 años, que se trajo barbijos de repuesto de su viaje de Panamá al conocer que el artículo era difícil de encontrar en la Argentina.
"Yo trato de lavarme las manos cada vez que puedo. Deberían entregar estos artículos de cuidado en los aeropuertos", sostiene Facundo Moyano que también viajó en el vuelo de Panamá.
Donde sí hubo más movimiento fue en la farmacia de la terminal. Los productos más solicitados fueron barbijos, alcohol en gel y vitamina C, aunque nunca faltó stock. "Se notó el aumento de la demanda -señaló uno de las vendedores-. La mayoría de los clientes compró por precaución".
Brisa Moriondo es moza en uno de los restaurantes del aeropuerto. Al reflexionar acerca de la problemática, se le tiñe el rostro de preocupación: "Todos los días me da miedo venir porque no sé con que me voy a encontrar. Me gustaría estar más protegida para posibles casos de contagio como empleada".
Lucía Medina, de 16 años, y su papá no se hubiesen imaginado que terminarían llevando barbijos y alcohol en gel a su viaje a Ecuador. "Al ver que habían aparecido casos allá preferimos llevar lo necesario a modo de precaución".
En la terminal de partidas, la situación también era normal. Blanca Kaschapava, de 81 años, y su marido esperan en la fila de embarque para volar a Ecuador. Unos barbijos que acaba de comprar en la farmacia se dejan entrever, como queriendo escaparse de su cartera. "Me compré diez para prevenir, teniendo en cuenta que las personas mayores somos las que más en riesgo estamos".
Siguiendo las recomendaciones de su madre, Juan José Romero optó por hacer lo mismo antes de volar a París.
En el puesto de Taxi Ezeiza, Rocío Carballo, tiene la cara tapada con una mascarilla y carga los pedidos en la computadora con los guantes puestos. "Uno atiende personas todo el tiempo. Acá estamos muy expuestos, por eso la empresa nos brindó estos elementos. Los que más parecen tomar recaudos de usar barbijo son los extranjeros".
A las 8 atraviesan la puerta de salida los pasajeros de AlItalia, que llegan desde Roma. Milagro Legunda, que se bajó del avión con el barbijo puesto, fue la primera en tomarse la temperatura con el personal de Sanidad de Fronteras. "Todos pasamos por el chequeo y yo fui la pionera", dice, mientras muestra la foto en la pantalla de su celular.
Controles
En el hall de arribos, en un pequeño puesto dos empleadas del Ministerio de Seguridad reparten folletos informativos sobre el coronavirus a quienes acaban de aterrizar. Según testimonios que recogió LA NACIÓN, no hubo ningún control especial en los vuelos no provenientes de zonas de riesgo -la gran mayoría-, aunque en algunos casos las tripulaciones pidieron que cualquier pasajero que tuviera síntomas lo avisara de inmediato.
Respecto al protocolo de la llegada de aviones con casos sospechosos, según explica el Gerente de Comunicación de AA2000, Gastón Sandler: "Una vez que la aerolínea avisa sobre el posible caso a la torre de control, esta lo informa a la Administración Nacional de Aviación Civil (Anac) y a Sanidad de Fronteras, que depende del Ministerio de Salud de la Nación. El avión aterriza en un sector alejado de la terminal, puesto 18, donde hay salas sanitarias preparadas para atender el caso. Se aisla al paciente y a las personas que viajaron alrededor de esta y se analiza. El mismo se puede derivar al hospital de Ezeiza que queda a 7 minutos".
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