Casi el 75% de las denuncias hechas en el curso de este año fueron en la comuna 14
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A las 21 de un lunes, a pocas cuadras de Plaza Serrano, un automóvil blanco frenó debajo de un cartel que le permitía estacionar. Inmediatamente, un hombre se acercó y el conductor le entregó un puñado de billetes. El “trapito” contó el dinero y se indignó: quería más plata. Discutieron un rato, pero el conductor logró irse sin dejar un centavo más. Al mismo tiempo, en la vereda de enfrente, se replicaba la misma escena.
A pesar de que la actividad de los cuidacoches en la ciudad de Buenos Aires constituye una infracción a la ley contravencional, sigue habiendo movimiento de “trapitos” en los lugares donde se concentran los restaurantes, bares y boliches. Quienes visitan estas zonas generalmente se ven obligados a abonar una tarifa arbitraria —que puede ir de 1000 a 500 pesos—, por estacionar en la vía pública.
En este contexto, fuentes de la Secretaría General de Política Criminal y Asistencia a la Víctima del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires, indicaron a LA NACION la distribución de las denuncias por cuidacoches sin autorización legal durante las primeras semanas de este año. De la información, se destaca que la mayoría de las denuncias se concentra en un mismo lugar: el barrio de Palermo.
Denuncias
Hasta el 8 de febrero, ingresaron 215 denuncias por cuidar coches sin autorización legal. De ese total, 160 ocurrieron en la comuna 14 (donde se ubica al barrio de Palermo). Esto implica casi un 75% del total, detallaron. Dentro de la comuna 14, los principales puntos donde se producen las contravenciones son la zona del Hipódromo, Costanera y alrededores del Aeroparque Jorge Newbery, la zona de boliches, bares y restaurantes, ubicados en las calles Niceto Vega entre el 5400 y el 5600, Armenia entre el 1600 y el 1700, Honduras entre el 5400 y el 5500, El Salvador entre el 4500 y el 4800 y la Av. Sarmiento al 3000, frente al Ecoparque.
“La zona de los boliches de la Costanera es más tranquila porque, por lo general, tienen estacionamiento propio. No es tan grave como la zona de Palermo, que es el lugar más crítico. Salen de debajo de las baldosas. Desaparecen cuando hay control policial pero vuelven una vez que se van”, dijo a LA NACION un hombre que trabaja en distintos boliches y bares en las zonas de Palermo y Costanera.
Prestar servicios de estacionamiento, cuidado de coches o limpieza de vidrios sin autorización legal está prohibido por el artículo 90 del Código Contravencional de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Sin embargo, desde la Secretaría General explicaron que la aprehensión de la persona que comete la infracción solamente se autoriza cuando vuelve a realizarla en el corto plazo: “El personal policial debe labrar una primera acta en la cual notifica y exige al infractor que cese su conducta y se retire del lugar. Recién cuando esa persona es hallada cometiendo la misma contravención dentro de las 72 horas se puede proceder con su aprehensión”, explicaron. Por eso, dijeron, en muchas ocasiones, ante la denuncia, la policía no puede efectuar el traslado inmediato.
Además, reconocieron que la concentración de casos en la zona de Palermo no es ninguna novedad: de los 6662 casos que recibieron durante el año pasado, 4210 eran también de la comuna 14. “A raíz de la conflictividad que veníamos estudiando, se implementó un proyecto ambicioso en materia de intervención para este tipo de casos y se estableció un área de flagrancia para atender exclusivamente los casos que traslade la policía para los días jueves, viernes, sábado y domingo”, explicaron.
Durante una recorrida por la zona de Palermo, comerciantes aseguraron que los cuidacoches suelen aparecer una vez que baja el sol. “Hasta las seis de la tarde no hay movimiento, no suele haber trapitos. El problema se da a la noche”, aseguró una mujer que atendía un local. Un hombre, a cargo de un estacionamiento, coincidió: “Durante el día no se los ve”. Además, reconoció haber notado un cambio —para bien— en cuanto a los conflictos con los cuidacoches en los últimos años.
Los consejos a los conductores a la hora de estacionar y las estrategias para pedir dinero a cambio siguen siendo las mismas, aunque ahora ya no siempre utilizan el “trapito” por el cual se los conoce. En su lugar, adoptaron una nueva prenda: el barbijo. La mayoría de ellos utilizaba tapabocas en el momento de reclamar el dinero a los automovilistas.
No hay una única tarifa
El precio que se solicita por estacionar en la vía pública varía según el caso. Muchos automovilistas logran negociar una reducción. Algunos, incluso, consiguen dejar el auto sin pagar. “Hace unos días, a una amiga le quisieron cobrar 1000 pesos por estacionar cerca de la cuadra Niceto Vega. Se negó y pasó un mal momento, tuvo miedo”, dijo Natalia, comerciante de la zona. A Santiago, una persona le exigió 500 pesos por estacionar en la vía pública en la zona de Palermo, aunque terminó aceptando 200. Días atrás, cerca del Hipódromo de Palermo, a Martín le quisieron cobrar 500 pesos por estacionar en Av. del Libertador. Se negó. El hombre que reclamaba el dinero amenazó con destrozar su auto, pero cuando volvió estaba intacto.
Si bien existen casos, como el de Martín, donde la persona infractora amenaza a la persona que estaciona el vehículo o presta resistencia ante la autoridad policial, desde la Secretaría General dijeron que esas situaciones no son una generalidad. “En la mayoría de los casos, la elección de esta tarea tiene que ver con una búsqueda de la persona de salir de la situación socioeconómica en la que se encuentra”, aseguraron. Por eso, explicaron, se realiza una derivación al ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat donde una trabajadora social trata el caso: “Se evalúa cuales son las característica de su situación socioeconómica y, por ejemplo, si el infractor tiene interés en conseguir un trabajo genuino se realiza una tarea de capacitación para que pueda insertarse en el mercado laboral”.
Además, del organismo dijeron que la gran mayoría de los infractores no saben que están realizando una conducta prohibida: “Tenemos que hacer conocer al infractor que esa conducta que está cometiendo es reprochada por la ley contravencional”. Y agregaron: “Con la teoría de la justicia procedimental, que tiende a que las personas acaten la ley no tanto por el resultado del procedimiento sino por cómo se desarrolla, se realizaron una serie de cambios en la instancia de notificación. Se modificaron las actas para que la ciudadanía pueda comprender el lenguaje y así conocer aquello que se le solicita, y también se capacitó al personal policial respecto de cómo tiene que realizar el procedimiento; esto con la ayuda del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC)”.
Si bien reconocieron que todavía resta mucha tarea por realizar, aseguraron que este proyecto va a continuar durante el 2022 para seguir generando una modificación en las conductas por parte de los infractores: “El 50% de las personas dejó de cometer la infracción. Esto es un logro y un aspecto fundamental porque muchos infractores no comprenden o no tienen en clara la ilegalidad de esta conducta”.
Y agregaron: “Hay que animar a la ciudadanía a denunciar estas acciones para que se efectúe el procedimiento que corresponda. La infracción no es un delito sino una contravención, pero hay herramientas frente a la reiteración donde el Ministerio Público Fiscal está autorizado para realizar determinadas actividades”.
La infracción, consideraron, responde a la condición social de la gran mayoría de los que la cometen. Por eso, agregaron, en la mayoría de los casos la respuesta no tiene que ser punitiva sino ser acompañada de otros mecanismos. “Esto no quiere decir que, cuando corresponda, los fiscales no puedan indagar e investigar los hechos con las herramientas que otorga el código contravencional”, concluyeron.
En cuanto al resto de las denuncias realizadas este año (hasta el 8 de febrero), en segundo lugar se encuentra la comuna 1 (barrios de Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Montserrat y Constitución), con 24 casos (11%) y en tercer lugar la comuna 13 (Núñez, Belgrano y Colegiales.), con 9 casos (4%). El resto, se reparte entre las comunas 3 (Balvanera y San Cristóbal), 4 (La Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya), 5 (Almagro y Boedo), 6 (Caballito), 7 (Flores y Parque Chacabuco), 9 (Liniers, Mataderos y Parque Avellaneda), y 12 (Coghlan, Saavedra, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón) aunque con pocos casos cada una.
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