Hans Asperger: un convencido de la potencialidad humana
Mucho se ha hablado en estos días de una situación que involucró a un niño con síndrome de Asperger y la reacción (“celebratoria”) de las madres de algunos de sus compañeros ante la decisión de cambiarlo de curso en el colegio al que asistía. Me llamó la atención la viralización que tuvo el hecho, la velocidad con la que los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia y la multiplicidad de reacciones y opiniones que generó. Les comparto algunas reflexiones que se suscitaron en mi interior:
1) Es una buena oportunidad para informar qué es el síndrome de Asperger, ya que muchas personas lo desconocen. Hans Asperger era un pediatra vienés que en 1944 publicó una tesis doctoral en la que describía las características de algunos niños que conocía. Su descripción incluía términos como: “mirada peculiar”, “expresión facial y gestual reducida”, “lenguaje poco natural” (castellano neutro o una melodía atípica al hablar), “originalidad lingüística y experiencial” (lenguaje creativo, palabras inusuales, una percepción y perspectiva singulares), “intereses particulares” (intereses muy absorbentes, lo que los hace expertos o “pequeños profesores” en algunos temas), “memoria superior”, “limitación de sus relaciones sociales”, “atormentados y rechazados por sus compañeros” (¡una de las primeras referencias al concepto de hostigamiento o “bullying”!), “falta de armonía entre afecto e intelecto” (la posibilidad de mantener las emociones y la racionalidad por canales separados), “hipo e hipersensibilidad” (a estímulos sensoriales), “ausencia de sentido del humor” (cierto desafío a la hora de captar chistes, ironías, dobles sentidos, etc.). El Dr. Asperger murió sin saber que años después se honraría con su nombre una categoría diagnóstica específica que habla de una manera diferente de percibir, procesar información y estar en el mundo. Uno de los aspectos más interesantes de su postura es que creía firmemente en la potencialidad de estos niños en el caso de que contaran con una educación y un ambiente adecuados.
2) Hay muchas familias que han transitado situaciones similares en relación a sus hijos y que se han visto muy identificadas con lo sucedido. El desconocimiento y la ignorancia generan generalmente miedo, prejuicios y discriminación, y hay muchas familias que se topan día a día con situaciones de exclusión, de discriminación, de maltrato. Si uno solo por un momento se pusiera en el lugar de estos padres, se daría cuenta de que es agotador luchar todos los días contra decenas de barreras y obstáculos, muchas veces invisibles pero muy dañinos (por ej: prejuicios, estigma). Hagámosle la vida más fácil a las personas. Preguntémosle qué les gusta a sus hijos, qué les molesta, en qué son buenos, qué les cuesta, qué cosas funcionan cuando hay alguna situación problemática. Los padres son los que más saben sobre sus hijos. El antídoto contra el desconocimiento es, valga la redundancia, el conocimiento. Por eso es tan importante hablar de estos temas e invitar a la sociedad toda a informarse y derribar sus prejuicios.
3) Sería importante empezar a reemplazar algunas palabras que han circulado mucho en estos días por otras palabras más amables, como por ejemplo, “enfermedad” por “condición” (ya que no se considera que el síndrome de Asperger sea una enfermedad, sino que es un conjunto de características, una manera de ser), “discapacitado / autista” por “persona con discapacidad / persona con condición del espectro autista” (lo más importante es la persona y no es recomendable definir la identidad de alguien en relación a su condición), “alteraciones” por “desafíos”, “integración” por “inclusión” (respetando el paradigma de educación inclusiva). Son pequeños grandes detalles que están al alcance de cualquier persona. Seamos amables con las palabras que usamos y seamos inclusivos con las actitudes que tenemos. Le hacen toda la diferencia a algunas personas.
Si tenés un ratito, mirá algún capítulo de Big Bang Theory y dejate enternecer por Sheldon Cooper, o mirá la serie Atypical y enterate de las experiencias de Sam Gardner y su familia. O si tenés más tiempo, deslumbrate con la actuación de Dustin Hoffman en Rain Man. Son todos ejemplos de personas que tienen características parecidas a las que describió Hans Asperger. Cuanto más conozcas, menos prejuicios vas a tener. Es una ecuación saludable. Y además vas a transformar positivamente la vida de muchas personas. ¿Por qué no hacerlo, si está al alcance de la mano?