Hallan una misteriosa embarcación hundida frente a la costa de Quequén e investigan si podría ser un submarino nazi
Los descubridores sospechan que se trata de una nave de la Segunda Guerra Mundial; luego de una inspección en el lecho marino, la Prefectura Naval Argentina confirmó preliminarmente que hay restos de un naufragio nunca antes advertido
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MAR DEL PLATA.— La hipótesis de un casco hundido frente a costas del vecino distrito de Lobería y nunca antes advertido en registros náuticos se procesó durante casi un año a partir de un conjunto de datos recopilados que, presentado con suma de precisiones, convenció a Prefectura Naval Argentina (PNA) para avanzar con una inspección en el lecho marino. Para los integrantes de Eslabón Perdido, el grupo multidisciplinario que inició la investigación de este naufragio, no hay otra cosa que una confirmación detrás de las imágenes registradas en esas profundidades: los restos de esa embarcación, muy deteriorada por el paso el tiempo, son compatibles con las de un submarino y ya anticipan que pudo ser parte de la flota alemana que combatió durante la Segunda Guerra Mundial.
Un periscopio, la torreta, la escotilla y cubierta, sumados a las extensiones de eslora y manga de la embarcación, coinciden con el perfil de los denominados U-Boot que Adolf Hitler movilizó primero para defensa y combate y luego, según refieren y dan por firme quienes siguieron de cerca los pasos en fuga de algunos de los jerarcas nazis, escapar hacia aguas lejanas que los acercaran a tierras que consideraban refugios seguros.
Para la Prefectura, según confirma en su informe técnico del pasado 22 de junio, de la inspección realizada en posición geográfica Latitud 38º 35,859′ S y Longitud 058º 35,829′ O resulta el hallazgo de un resto náufrago de 80 metros de largo por 10 de ancho. Algo más avanzan peritos locales a los que recurrió Eslabón Perdido, que no dudan de que se trata de un submarino. Y la respuesta determinante surgiría del peritaje solicitado a especialistas de la Liga Navale Italiana (LNI), que depende del Ministerio de Defensa de Italia, y que se oficializaría a la brevedad.
“Este conjunto de datos, más la documentación y registros de época acopiados nos llevan a asegurar que lo que hay allí es un submarino alemán”, aseguró a LA NACION Abel Basti, a la cabeza de esta docena de investigadores y —en lo personal— un experto en la temática de presencia nazi en la Argentina.
Hay imágenes de la nave tomadas a casi 30 metros de profundidad. Unas logradas de manera particular por Eslabón Perdido y otras por Prefectura. En ambas, con mayor o menor claridad, se logra ver lo que para los primeros es parte del periscopio de ataque, uno de los dos que equipaban a ese tipo de submarinos, en este caso el utilizado para afinar puntería en el lanzamiento de torpedos.
El punto de naufragio, de reciente incorporación a las cartas náuticas a partir de esta investigación, está a unos 4 kilómetros de la costa, justo frente del sector de playas que marca el límite entre los partidos de Lobería y Necochea. Coincide con los fondos de la estancia Moro Mar, mismo punto donde —según registros periodísticos de época— pobladores y navegantes habían advertido movimientos de desembarcos. “Hay testimonio de un comisario de apellido Mariotti, que acude al lugar y debe retirarse cuando lo reciben hombres rubios armados con ametralladoras”, recuerda Basti a LA NACION de relatos que, con más detalles, describe en sus libros.
Eslabón Perdido está conformado por una docena de miembros de distintas profesiones y oficios. Su primer paso como grupo fue relevar los naufragios entre Mar del Plata y Necochea. Luego hicieron un barrido sobre la costa, donde detectaron primeros indicios de esta historia con hallazgos de piezas de buques que enviaron a analizar. Y por último se aventuraron en este particular caso, ya aguas adentro.
Relatos de un desembarco
“Un muchacho, lector de los libros de Basti, da la primera pista a partir de relatos de su abuelo sobre un desembarco nazi en el sector de playas que está entre Costa Bonita y Arenas Verdes, cerca de Quequén”, cuenta a LA NACION Carlos Palotta, otros de los miembros de Eslabón perdido.
Entonces, con aportes adicionales de navegantes que admitían en esa ubicación registros de sonda sobre algún elemento no presente en cartas náuticas, se aventuraron en confirmarlo. Fueron ellos quienes hicieron la denuncia ante Prefectura de restos de naufragio, con ubicación exacta, que luego la fuerza de seguridad ratificaría con el informe técnico rotulado 2022- 63270731, documento al que accedió LA NACION.
En operativo desde el buque de salvamento PNA SB- 15 “Tango”, con apoyo de buzos y un ROV (vehículo submarino de operación remota) se trabajó durante una semana de junio pasado con resultados positivos en cuanto a la presencia de un pecio. Al cabo de ocho horas de filmación se concluye que allí se constató “un resto náufrago con estructuras aparentemente ferrosas, unidas por soldaduras eléctricas (por no presentar remaches en sus uniones), disperso en una zona aproximada de 80 m de largo por 10 m de ancho; en avanzado estado de corrosión y enterramiento”.
Eslabón Perdido aportó esas imágenes en video a los peritos Andrés Miguel Cuidet y Juan Martin Canevaro, al que Basti destaca por tratarse del presidente del Consejo Profesional de Ingeniería Naval. “Pudieron detectar una pieza que no deja dudas, como es un periscopio”, afirmó, entre otras propias de un submarino. “También puntualizaron que se ve lo que resulta compatible con una torreta de los U-Boot”, acota a LA NACION sobre la denominación que tenían los submarinos alemanes de la Segunda Guerra Mundial.
Ahora se aguarda el informe definitivo de la LNI, especializada en análisis de naufragios durante la Segunda Guerra Mundial. “Que los submarinos alemanes estuvieron por aquí está confirmado con la presencia del U-530 y U-977 que, en el tramo final de aquellas batallas, se rindieron en la Base Naval de Mar del Plata”, recuerda el investigador para convencer a quienes creían imposible que ese tipo de buques pudiera cruzar en aquella época el océano Atlántico de punta a punta. Aquel acontecimiento se dio entre junio y agosto de 1945, entre uno y tres meses después de la rendición alemana.
Los peritos argentinos convocados para analizar los registros de este relevamiento del naufragio creen conveniente recurrir a un sonar multihaz para lograr un mapeo total y más detallado del casco allí hundido, que se encuentra muy deteriorado. Y en la medida de las posibilidades, avanzar con el rescate de algunas piezas que puedan ser analizadas en origen para conocer con precisión si son del mismo material con el que se construían submarinos en Alemania y si efectivamente son piezas utilizadas en ese tipo de embarcaciones.
Basti recuerda que el proyecto Eslabón Perdido está declarado de interés municipal en Necochea y Lobería y que en esta última comuna hay predisposición para que, en caso de que se rescate alguna parte de la investigación, permanezca allí en custodia para el tramo de análisis y peritajes. Confían, anticipa, que puede ser puntapié de un nuevo atractivo cultural y turístico para ese distrito.
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