Hacia una refundación

Gran parte de los debates que tienen lugar en Buenos Aires están relacionados con el uso y calidad del espacio público. Los ejemplos sobran e involucran a los cortes de la circulación vehicular por piquetes, la congestión de su tránsito, la higiene urbana provocada por el reciclaje de residuos, la confrontación entre manteros y comerciantes o el vandalismo contra el patrimonio, entre otros.

Da la impresión de que uno de los grandes temas de la ciudad es la regla que explica cómo ocupar el espacio público. La ciudadanía tiene un gran afecto por debatir las reglas de convivencia antes que cumplirlas.

La iniciativa de peatonalización del microcentro corre ese mismo riesgo. Es evidente que en el centro hoy tenemos un espacio público de baja calidad y, entre otros temas, es muy importante diseñar un tránsito más cómodo para todos, donde uno de los puntos fundamentales es convertir el centro en un espacio con prioridad para los peatones, pero si ésa va a ser la regla quiere decir que algunas cosas que ocurren hoy deben dejar de suceder. Un ejemplo es el caso de Reconquista. Allí, la interesante recuperación del espacio público convive con depósitos de cartoneros a cielo abierto, la falta de mantenimiento del mobiliario y la contaminación del aire generada por los camiones de caudales. Así los conflictos previos a la peatonalización se han mantenido y se superponen al nuevo recorrido, generando una imagen urbana desconcertante. Cuando se instala una norma es para que las cosas que ocurrían antes se corrijan.

Debería acompañarse medidas como ésta con un auténtico proceso de refundación del espacio público. Pienso en campañas educativas y en controles sobre el comportamiento, que alienten una mejor convivencia basada en el respeto a las normas.

El autor es urbanista

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