Hace más de un año: Las razones detrás de la inusual imagen de la Facultad de Arquitectura de la UBA rodeada de andamios
El estado de la fachada es el problema más evidente de la FADU, pero no es el único; estudiantes y docentes consultados destacan problemas históricos que incluyen baños en mal estado, ventanas que no abren ni cierran, y hasta la imposibilidad de usar Internet en las clases; las autoridades alegan falta de fondos
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Suena como una gran paradoja: la fachada de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) presenta riesgo de desprendimientos. El edificio donde se formaron gran parte de los arquitectos más prestigiosos del país y donde actualmente estudian 30.000 alumnos está cubierto por estructuras de protección desde hace más de un año, para garantizar la seguridad de las personas que ingresan diariamente al edificio.
Las estructuras metálicas fueron colocadas en marzo del año pasado, luego de que un relevamiento de la estructura develara desprendimientos de material en varios sectores de la fachada y riesgo en otros, detallaron fuentes de la UBA. Desde entonces, en los últimos 15 meses, el edificio no ha estado en obra, sino a la espera de conseguir el financiamiento necesario para llevar a cabo una puesta en valor que, según indican sus autoridades, “no está al alcance” de su presupuesto de mantenimiento que tiene el edificio ni tampoco del dinero para obras que tiene la institución.
Según informaron desde su rectorado, la obra que sería necesario impulsar para solucionar los daños en la fachada y garantizar la seguridad de los transeúntes cuesta, $5394 millones, de acuerdo a su última actualización, con fecha del 30 de diciembre de 2023.
“Dada la magnitud de esa obra, y por no estar al alcance del presupuesto de mantenimiento edilicio de nuestra facultad, se dio intervención a la Dirección General de Construcciones Universitarias de UBA, que inició gestiones con el gobierno nacional para obtener los fondos que garantizaran esa intervención integral”, afirmó Hernán Noriega, secretario de Hábitat de FADU.
Pero la gestión no avanzó. Fuentes de la UBA afirmaron que en diciembre del año pasado, poco antes de la asunción del nuevo gobierno, el proyecto de puesta en valor del edificio “quedó archivado”. “La obra ya había pasado el último nivel de aprobación en el Ministerio de Obras Públicas, que es el cinco. Solo faltaba que se abriera la licitación, pero el proceso dejó de avanzar”, indicaron. LA NACIÓN consultó a los Ministerios de Capital Humano y Economía sobre el estado de la solicitud de obra, pero no obtuvo respuestas.
Ante este panorama, las autoridades de la UBA advirtieron no tener noción sobre cuándo podría llevarse a cabo y destacaron que, mientras tanto, el alquiler mensual del andamiaje implica un gasto significativo para la FADU.
Los andamios: la cara visible de un problema que lleva décadas
Para los estudiantes, personal docente y no docente, la imagen del edificio cubierto por tuberías de hierro se ha vuelto moneda corriente. “Lo incorporamos como parte del paisaje”, dice, entre risas una docente de diseño de indumentaria, que a su vez es exalumna de FADU, y pidió resguardar su identidad. Ya ni se percata de su presencia como así tampoco de otros defectos que tiene el edificio desde al menos 10 años, cuando ella ingresó por primera vez para hacer el Ciclo Básico Común. Entre ellos, destaca que la mayoría de las ventanas están rotas y que no se puede hacer clases utilizando internet.
“Hay cosas que las vas naturalizando. Que decís: ‘bueno, a partir de ahora son así'. En la facultad no podés abrir o cerrar las ventanas: o están abiertas o están cerradas, porque no andan. El 90% de las tapas de madera de las mesas están despegadas de las mesas. Nunca vi una mesa nueva, lo mismo que los bancos”, detalla.
Lo que más le molestan son los problemas que afectan a la operatividad de las clases: en FADU hay wifi, pero no siempre anda, y su conexión, destacan docentes y estudiantes, es complicada. En muchas zonas tampoco es posible activar los datos móviles.
Los más perjudicados son quienes dan y asisten a clases en el subsuelo del edificio donde funciona una sede del Ciclo Básico Común (CBC) de la UBA. Allí, según destacan los estudiantes, “directamente no hay datos móviles”. El problema del acceso a Internet afecta las dinámicas de las clases. “Hemos intentado, en clase, ver algo en internet con la profesora y no se pudo”, subraya Agustina, una alumna de CBC quien prefirió resguardar su apellido. En los meses que lleva de clases nunca logró conectar su celular a la red de internet.
Los problemas de acceso a internet afectan a las clases de todo el edificio, indica una docente de la carrera de diseño de indumentaria que da clases en los pisos de arriba: “Olvidate de hacer una clase con interconexión. A veces no hay señal ni para llamar por teléfono”.
Desde la FADU afirman que los problemas de conectividad están relacionados con la masividad de usuarios que la demandan día a día. “En 2022-2023 se hizo una gran inversión en redes, antenas y repetidoras de wifi y hay señal disponible y gratuita para la comunidad FADU en todo el edificio”, dice Noriega, a la vez que admite que “presenta algunos inconvenientes, que son los mismos que ocurren en un gran evento deportivo o un espectáculo en un estadio”. “Esta es una comunidad de más de 30.000 personas. Y hay horas pico, donde todo el mundo ingresa o se conecta al mismos tiempo. En esos momentos, no hay ancho de banda que alcance”, sigue.
El año pasado la facultad renovó tres de los seis ascensores, una obra que desde hacía año la comunidad educativa reclamaba, a la vez que empezó con la puesta en valor de los otros tres. Los ascensores reemplazados eran los originales y tenían 53 años de antigüedad. También el año pasado comenzó la puesta en valor de algunos baños del edificio. Sin embargo, los que no han sido mejorados continúan con cubículos clausurados, además de carecer de productos básicos de higiene, como jabón y papel higiénico.
Sin duda, destacan miembros de la comunidad educativa, el más sintomático de los problemas edilicios de la FADU es el estado de su fachada. Inaugurada en 1971 en el Pabellón 3 de Ciudad Universitaria –el proyecto, en ese entonces, era mudar más del 80% de la matrícula de UBA a este predio– la FADU tenía originalmente en su fachada parasoles de hormigón. Pero ante la falta de mantenimiento del edificio, estos comenzaron a sufrir desprendimientos, razón por la que debieron ser quitados. Desde entonces, detallan desde la UBA, la fachada afrontó nuevas problemáticas.
“Al retirar las placas de hormigón que funcionaban como parasoles, hace más de 30 años, en algunas zonas, se produjeron fisuras que permitieron filtraciones, producto de la dilatación del material expuesto al asoleamiento continuo. Esa secuencia de dilatación y contracción diaria más el efecto del agua hizo que se desprendieran algunos pequeños trozos del material original. Esto se produjo principalmente en sectores específicos de la fachada N (Vicente López) y E (Río de la Plata), que son las más expuestas al sol. Los desprendimientos fueron pequeños trozos de material que al hacer la revisión del edificio, se encontraron en alguna cornisa y que nos indicaron la conveniencia de profundizar los estudios y la colocación de las protecciones para llevarlos adelante.”, detalló Noriega.
No solo la fachada: la FADU afirma no tener dinero suficiente para hacer el mantenimiento básico del edificio. “Por cantidad de estudiantes, nuestra facultad es la segunda de la UBA, después de Medicina. Nuestro edificio alberga la población de una ciudad y cuenta con el presupuesto de un edificio. Y ahora, encima, fue recortado”, afirmó Noriega en abril pasado, ante una consulta de este diario.
La crisis de la situación edilicia de FADU coincide actualmente con un contexto de puja por el presupuesto universitario, que en lo que va del año ya ha derivado en diferentes conflictos y manifestaciones sociales. A principios del año lectivo, las facultades de la UBA funcionaban con el nivel más bajo de financiación desde 1997, cuando comenzó a hacerse el registro, según un informe de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) realizado en base a datos de la plataforma Presupuesto Abierto. La situación se revirtió a mediados de mayo, luego de que la institución llegara a un acuerdo con el Gobierno y suspendiera la Emergencia Presupuestaria declarada a principios de abril, aunque continuó el reclamo de la actualización de fondos para sueldos y otros programas.
“El presupuesto de gasto de funcionamiento de la UBA alcanza para obras menores de funcionamiento de las facultades, pero para obras de grandes magnitudes, como la de la fachada de la FADU, se requirió siempre del Gobierno”, afirman desde la UBA.
Lo mismo advierten sobre los problemas de apertura y cierre que tienen la mayoría de las ventanas del edificio, que en total son más de 3000: “Las [ventanas] banderolas tienen un sistema de apertura construido para la facultad especialmente. El mecanismo original incluye tornillos sin fin, brazos articulados, manivelas de accionamiento y piezas originales de fundición de aluminio. No son de fabricación comercial y desde la pandemia estamos intentando solucionar este problema histórico pero que, dada la cantidad de estas ventanas, implica una inversión que no está a nuestro alcance en este momento”.
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