El complejo funcionará en el primer subsuelo, que también alojará locales gastronómicos y de uso cultural; se inaugurarán a mediados de 2019 y provocan opiniones encontradas
Por tercera vez en poco más de diez años, la Plaza Bernardo Houssay, el tradicional espacio del barrio de Recoleta, está siendo remodelada. Luego de las obras realizadas en 2007 y 2015, en enero pasado el gobierno porteño inició la ejecución de nuevos trabajos. La novedad más importante, revelada ahora, será la habilitación de un complejo con cuatro salas de cine en una zona que sufrió el ocaso de los establecimientos del rubro sobre la avenida Santa Fe.
Además, el proyecto -mucho más ambicioso que los anteriores- incluye la construcción de un paseo subterráneo con ocho locales comerciales, más accesos directos a la estación Facultad de Medicina de la línea D de subtes y a los estacionamientos del segundo subsuelo, con capacidad para 600 autos.
Delimitada por las calles Junín, Paraguay, Uriburu y la avenida Córdoba, la plaza está rodeada por el Hospital de Clínicas y las facultades de Ciencias Económicas, Ciencias Sociales, Medicina, Odontología y Farmacia y Bioquímica. Habitualmente, unas 170.000 personas transitan por el entorno. Hoy, dos tercios de la manzana permanecen inaccesibles por un vallado, detrás del que trabajan varias retroexcavadoras.
Los locales comerciales, que serán gastronómicos y culturales, ocuparán unos 2730 metros cuadrados en el primer subsuelo, del lado de la avenida Córdoba. En tanto que las salas de cine, también subterráneas, se están construyendo sobre Uriburu y tendrán 1647 m2. Ambos espacios se ubican en un lugar donde hasta el año pasado funcionaba una playa de estacionamiento, cuya capacidad ahora quedó reducida. Habrá ca
Vecinos del barrio, estudiantes, artesanos y libreros que atienden allí sus puestos discrepan sobre la pertinencia de instalar en la plaza locales comerciales y salas de cine; no obstante, la gran mayoría coinciden en que estos negocios le darán al sitio un mayor movimiento nocturno y así mejorará la seguridad. En efecto, desde hace años vecinos y estudiantes reclaman con insistencia por la inseguridad. En 2017, incluso, los estudiantes cortaron la avenida Córdoba y denunciaron que la zona estaba "liberada".
"De noche la plaza es peligrosa. No me siento tranquilo cuando la cruzo. Los locales comerciales le van a dar más movimiento. Está buena la idea", opinó Juan González, de 21 años, estudiante de Medicina, mientras almorzaba un sándwich sentado al sol en un cantero. Aunque se lamentó: "La obra va a tardar demasiado". El plazo de ejecución es de 18 meses, es decir que los trabajos estarían terminados a mediados del año próximo.
Otros estudiantes rechazaron el proyecto. "No me interesan los locales comerciales. Prefiero que creen más espacios para que los estudiantes puedan disfrutar de la plaza", dijo Sol Antonello, de 19 años.
Fuentes del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte porteño, que supervisa la obra, explicaron que con el proyecto se busca mejorar la oferta cultural y de servicios en la plaza para generar un nuevo punto de encuentro y así lograr mayor seguridad en el área. Por eso, será obligatorio que los locales no cierren antes de las 23, de modo de alentar la afluencia de gente.
Sin rejas
"Tengo buenas expectativas del proyecto. La plaza va a ser más segura", expresó el vecino José Domínguez, de 54 años, mientras paseaba a su perro Rubí. Agregó que de noche la plaza es peligrosa y que los fines de semana, cuando en las facultades no hay clases, el lugar queda desierto. Recordó que los vecinos presentaron firmas al gobierno para que lo enrejara, pero que no fue posible porque se trata de un espacio de paso para llegar a las facultades. Otro vecino, Fernán Duahrt, de 59 años, consideró que las obras valorizarán la zona.
En cambio, Juan Recabitía, de la misma edad, que vive en el barrio desde hace tres décadas, está en desacuerdo con los nuevos usos previstos. "Ya hay muchos locales gastronómicos en el barrio. Y los cines tampoco me interesan. El espacio público debe ser realmente público", dijo. Le habría gustado, sostuvo, que se ampliara el verde que tenía la plaza; más de la mitad de los 20.000 m2 de la superficie están cubiertos de cemento.
La Plaza Houssay, bautizada así en homenaje al premio Nobel de Medicina, fue inaugurada en 1980 durante el gobierno militar. Su diseño en cemento y con desniveles fue concebido para desalentar las reuniones masivas de estudiantes. Ni siquiera en verano, con la explosión violácea de sus jacarandás florecidos, logra atemperarse su aspecto frío y gris. El proyecto en desarrollo incluye un rediseño del trazado de los senderos para que el recorrido diagonal sea más cómodo y directo.
El escaso pasto de la plaza desapareció pisoteado por los continuos festejos de los estudiantes recibidos en las facultades linderas, que dejan la tierra cubierta de papel picado, serpentinas y una mezcla de harina, huevos y kétchup que sirve de alimento a cientos de palomas.
La empresa Lamp Investment SA invertirá $76.789.664 en la ejecución del proyecto. Por medio de una licitación pública, la firma obtuvo la concesión para el diseño, la construcción, el mantenimiento, la administración y la explotación de los locales comerciales y de la playa de estacionamiento.
La concesión tiene un plazo de 20 años, con la posibilidad de prorrogarla por diez más. A cambio, la empresa deberá pagarle a la Ciudad un canon mensual inicial de $400.000. El trámite fue impulsado por el oficialismo en la Legislatura, que en 2016 lo aprobó en una votación con 54 votos a favor y cuatro en contra.
"Para definir la transformación de la plaza, el área de Antropología Urbana del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte realizó un trabajo junto a vecinos y estudiantes que utilizan habitualmente la zona. Durante tres meses, mediante encuestas a los estudiantes y relevamientos fotográficos diarios para documentar el uso que se le daba a la plaza, se generó una base de datos para acordar el diseño", dijeron voceros del gobierno porteño. El proyecto, explicaron, contempla las necesidades relevadas: promover un espacio que, por su oferta de actividades y diseño, contribuya a generar mayor seguridad en la zona.
Los trabajos también incluyen la puesta en valor de la Parroquia Universitaria San Lucas, ubicada en medio de la plaza, y la renovación de espacios verdes, mobiliario urbano, postas aeróbicas, canchas de básquet, mesas de ping pong, puestos de libros y monumentos. Además, se instalarán nuevas luminarias.
Los puestos de la feria de artesanos que durante más de 30 años funcionó sobre la vereda de la avenida Córdoba ahora serían reubicados sobre Junín. "Mudarnos a Junín es mandarnos al muere, porque pasa mucha menos gente", se quejó Raúl Medina, que desde hace 13 años vende en la plaza sus artesanías en metal.
Fotos: Rordrigo Néspolo
Edición fotográfica: Fernanda Corbani
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