Habló el coleccionista al que le secuestraron objetos con simbología nazi: “Lo que me interesa son las piezas únicas, la figurita difícil”
Carlos Olivares aseguró que no tiene simpatías con el régimen nacionalsocialista; está imputado por violar la ley 25.743 de protección de patrimonio arqueológico y paleontológico
Carlos Olivares es coleccionista y anticuario y lleva décadas inmerso en esta curiosa y particular profesión. Además de lo que vende en su local El Atico, en la galería de Puente Maipú, tiene unas 12 colecciones privadas de gran amplitud temática: desde botellas de snuff, hasta sellos de piedra, arte erótico, y objetos vinculados al nacionalsocialismo. Estos últimos, que incluyen unos 75 objetos, fueron secuestrados en el reciente allanamiento en su residencia en Beccar. Sin embargo, por ahora, Olivares está imputado únicamente por violar la ley 25.743 de protección de patrimonio arqueológico y paleontológico.
“Me mandaron a un comprador falso que se interesó por la colección de momias que tengo, que está claro que no son auténticas ni egipcias; son piezas artesanales. De acá se llevaron solamente unos 5 o 6 objetos: unas campanas chinas, una pipa, unos amonites y una piedra que dicen que puede ser de caparazón de gliptodonte, aunque yo no creo que sea”, cuenta Olivares en su local de Puente Maipú, en el primer piso de la estación del Tren de la Costa.
Se refiere así al operativo policial realizado el pasado 9 de julio, en el que les secuestraron 40 momias de animales de origen egipcio, algunas estatuillas chinas y una serie de objetos con simbología nazi. El experimentado comerciante accedió a hablar con LA NACION, con ánimos de aclarar su situación.
“Se interesaron por mi colección de objetos nazis, por todo un mito urbano que hay alrededor de todo eso. Pero es una colección privada de 75 objetos que conseguí acá en Argentina”, dice. Olivares aclara que no tiene simpatías con el régimen nacionalsocialista. “Lo que me interesa son las piezas únicas, la figurita difícil”, dice. “La mayoría de esas cosas las adquirí hace más de 20 años, acá en Argentina. También tuve cosas de la China de Mao y no quiere decir esté de acuerdo con su política”, explica.
Mudanza
Sobre el emblemático puente Maipú, de color azul marino y estilo industrial, hay una galería donde funciona desde 2010 la feria de antigüedades, un mini mercado de pulgas. En su apogeo, unos 30 inquilinos tuvieron sus puestos allí. En un extremo de la galería del primer piso hay un bar que no parece gozar de mucha clientela; un cortinado grueso oscurece su interior. Sólo un par de personas deambulan por la estación y curiosean las antigüedades. En la punta opuesta al restaurante hay más movimiento: por problemas relacionados a la concesión del predio, los hermanos Olivares empezaron a embalar cientos de objetos.
Ayer recibieron un ultimátum por parte de la Operadora Ferroviaria del Estado (SOFSE), para desalojar el predio. El conflicto se remonta al 2013, cuando la Sociedad Comercial del Plata rescindió su concesión del Tren de la Costa con el Estado. “Estamos acá desde 2010, cuando firmé contrato por 10 años con la sociedad Comercial del Plata. Pero desde el 2013, cuando entregaron la concesión, sufrí amenazas y boicots para que nos fuéramos. Desde 2013, nosotros nos hicimos cargo del mantenimiento, la limpieza y la seguridad. Me bloquearon mis cuentas e incluso usurparon el predio sin orden judicial. Eso también está en la Justicia”, cuenta Olivares.
De los preparativos participa también su hermano Aníbal. “Nos tocaron todas juntas: nuestra madre estuvo en terapia intensiva, nos llegó la orden de mudarnos, y encima los allanamientos”, dice, mientras se toma un pequeño descanso para conversar y almorzar un sandwich.
Aníbal comenta que fue él quién le abrió la puerta a la policía cuando los efectivos llegaron a la casa de su hermano, y asegura que no escondía nada. “Es una colección privada que mi hermano fue comprando desde hace ya más de 20 años”, relató. “Empezaron a investigar por el lado de las momias, pero es evidente que son falsas. Las hace un artesano, y mi hermano se las compraba por unos 2000 pesos cada una. Carlos colecciona de todo".
Consultado específicamente sobre los objetos vinculados a la Alemania nazi, Aníbal cuenta que hay mucha gente interesada en ese nicho entre coleccionistas de todo el mundo, pero que también hay mucha fantasía al respecto. “Yo creo que ni él sabe si las piezas son originales o réplicas, pero ahora se armó todo un revuelo. Estamos buscando un local para mudar las cosas, pero nos rebotaron por las notas que salieron. Uno ya lo teníamos señado”, se lamenta. Al terminar su sandwich, se excusa y entra al local, atiborrado de máscaras, afiches, piedras y artesanías de todo tipo.