Hablar en inglés: la Argentina, con el mejor nivel de la región
Una evaluación internacional ubica al país a la cabeza del ranking
Argentina is the highest ranking country in Latin America when you talk about English proficiency.
¿No comprende esta frase? Póngase a la par del resto y empiece a estudiar inglés. La idea de que hay que aprender el idioma nacido en el Reino Unido está bien arraigada aquí. Oh, yeah. Como también ocurre en otras partes del mundo, desde los grandes hasta los chicos, todos quieren hablarlo. Y, al parecer, la Argentina es un buen lugar para hacerlo.
Una prueba de esto es la publicación de la empresa EF sobre los resultados de la cuarta edición del Índice de Nivel de Inglés (English Proficiency Index), que toma exámenes a 750.000 adultos de 63 países para calcular el promedio de habilidades de inglés en un país. La Argentina es la mejor ubicada de América latina y ocupa el 15° lugar en el ranking global, por encima de algunos países europeos. Argentina rules.
A pesar de haber sido superado por Japón, China y Taiwán, que ni siquiera comparten su alfabeto con esta lengua, el resto de América del Sur muestra un crecimiento sostenido, y los autores del estudio destacan a Brasil como la gran "estrella ascendente".
Minh Ngan Tran, uno de los responsables del informe, dijo: "En las zonas turísticas, sube el nivel. El vínculo entre el conocimiento de idiomas y la economía es evidente".
En nuestro país, mejorar las aptitudes laborales es uno de los grandes motores de la difusión del inglés entre los adultos. Pablo Améndola, director comercial de InCompany Learning, una empresa especializada en la capacitación en inglés para empresas, comenta que hace ya diez años que la demanda de clases crece alrededor de un 20% anual. "Hasta 2000, no sólo el estudio del inglés, sino de idiomas en general estaba más vinculado con los adolescentes que con los empleados de entre 30 y 35 años", explica.
Améndola señala que la demanda incluye también conocimientos cada vez más específicos. "Una gran parte de la sociedad argentina conoce el idioma inglés, pero es diferente cuando hay que aplicarlo al trabajo o con cierto grado de formalidad", indica.
Mariana Marshall, gerente de PLS, una empresa con 34 años de antigüedad, opina que en el país se invierte cada vez más en capacitación en inglés. "En el mundo empresarial, no saber inglés puede frenar una carrera laboral", advierte. En el mercado, se pueden encontrar cursos en inglés para negocios (el más común) o para mozos de restaurante. La oferta es enorme.
La directora del Instituto Cultural Argentino Británico (ICAB) y del centro de exámenes de la Universidad de Cambridge en La Plata, Mercedes García Cortinas, señala que se ha perdido "cierto prejuicio" y que se aceptó el papel del inglés como lengua franca del mundo con la globalización. "El inglés llega desde todos lados: por el cine, la televisión, Internet, las redes sociales...", enumera García Cortinas.
Marta Pascual, presidenta del Instituto de Cultura Argentino Norteamericano (Icana), donde se dictan cursos de inglés, está convencida de que la tecnología juega un papel fundamental y que la continua exposición al idioma es un aliciente para los estudiantes. "Los alumnos adultos están más desinhibidos, y en lugar de sentirse limitados por el esfuerzo que supone el aprendizaje de un idioma, aceptan el desafío y ansían el progreso", dice Pascual.
La aspiración por incorporar el inglés se traslada de padres a hijos. Sandra Revale, coordinadora general del Liceo Cultural Británico, donde concurren a clases más de 9000 alumnos por año, señala que los adultos consideran que brindarles a sus hijos un buen dominio del inglés "los prepara para un futuro mejor, con mejores oportunidades educativas y laborales".
Para Revale, hoy existe "una mayor demanda para que los niños aprendan desde edades más tempranas". Y los que saben de lingüística lo consideran natural.
En 2006, la ley de educación nacional determinó la obligatoriedad de enseñar "al menos un idioma extranjero en todas las escuelas de nivel primario y secundario del país". En 2009, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires incorporó la enseñanza del inglés desde primer grado y aumentó la carga horaria de inglés de cuarto a séptimo. Este año, los porteñitos que tuvieron inglés durante la primaria comenzaron séptimo grado.
Cristina Banfi, directora de Lenguas Extranjeras del Ministerio de Educación porteño, indica que en "más del 90% de las 440 escuelas [donde estudian unos 120.000 alumnos] se enseña inglés y en las otras, italiano, francés o portugués".
La funcionaria considera que Buenos Aires se caracteriza por ser una ciudad con alto grado de interés por los idiomas. "Hay más de 10.000 adultos inscriptos este año para cursos que van desde el inglés hasta el chino, el árabe o el guaraní", dice. Incluso este año, una escuela estrenará un programa que reúne a chicos chino hablantes con chicos hispanohablantes para que, terminado el colegio, todos salgan hablando chino y español.
Banfi explica que tal aumento de la demanda de docentes pudo cubrirse con la amplitud del recurso humano. La ciudad tiene una trayectoria histórica en la formación de profesores de inglés.
"Yo adjudico este fenómeno al alto nivel de los institutos de formación docente. Algunas instituciones forman docentes de primer nivel desde hace más de 100 años", destaca Revale.
En los últimos años, proliferaron los establecimientos privados que dictan el profesorado en inglés y que se sumaron a los institutos históricos más respetados, como el Joaquín V. González o el Lenguas Vivas Ramón Fernández, entre otros.
Pese a que el título de profesor de inglés pertenece a la formación terciaria, la ley exige un mínimo de cuatro años de estudio. Actualmente, la carrera del profesorado se cimenta sobre tres pilares: el dominio del idioma y su cultura (lingüística, fonética, literatura, etcétera), la pedagogía y la metodología de la enseñanza, y la práctica docente.
Patricia Simeone, rectora del Instituto Superior Joaquín V. González, reconoce que la carrera es exigente y que el promedio de alumnos se recibe sólo tras seis o siete años de cursada. "Pero empiezan a trabajar mucho antes", indica.
En efecto, los estudiantes del profesorado, donde la presencia de mujeres es significativa, suelen encontrar trabajo como docentes en institutos o colegios privados. Muchos consideran esta práctica como algo deseable, ya que les permite a los alumnos vivir en carne propia "las realidades del aula" e ir acumulando experiencia.
No obstante, Simeone recalca la importancia de una formación docente completa. "En la enseñanza temprana, es fundamental que el profesor esté preparado para ser docente de chicos, para que los motive a desarrollar una segunda lengua. No es lo mismo enseñarle a un nene que a un adulto -señala-. El conocimiento del sujeto de aprendizaje es un factor clave, tanto para niños como adultos."
Lo que Simeone detalla es el grado de perfeccionamiento al que ha llegado el nivel de los profesorados, que en el caso argentino es un muy buen augurio para el futuro. La sumatoria de docentes de calidad, un elevado interés de todas las clases y franjas etarias por aprender idiomas y la escolarización en inglés genera muy buenas condiciones. Además, los chicos que salen de la escuela con un mejor dominio del inglés tendrán más facilidades para integrarse en el ámbito laboral y realizar una capacitación específica en cada área.
Se cierra, así, un ciclo virtuoso que permite soñar con que la Argentina seguirá obteniendo buenos resultados en tests como el de EF.
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