Guerra en Ucrania: desviaron el Boeing de Enrique Piñeyro que iba a Varsovia a rescatar refugiados
Viajaba desde Roma para evacuar a mujeres y niños desplazados por el conflicto bélico; debió aterrizar en Praga
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ROMA.– El cineasta, activista y piloto argentino Enrique Piñeyro amaneció hoy en Roma y despegó su Boeing 787 rumbo a la capital de Polonia para hacer el segundo de los tres vuelos humanitarios planificados para esta semana. El objetivo era trasladar a unos 200 ucranianos que están en Varsovia, desplazados por la guerra en su país. La mayoría son mujeres y niños. En el primer vuelo, ayer, ya llegaron 179 de ellos, que aterrizaron en esta ciudad y se encuentran rumbo a diferentes destinos en Italia.
Sin embargo, cuando estaba comenzando el proceso de aterrizaje de hoy, la torre de control de Varsovia le negó el permiso. El plan de vuelo estaba aprobado antes de despegar, pero algo falló.
Piñeyro estuvo 45 minutos volando sobre Varsovia esperando la autorización, pero como no llegó se desvío a Praga y allí descendió. En el medio hubo momentos de incertidumbre a 46.000 pies.
La torre de control primero le dijo que en 20 minutos tendría respuesta del ministerio de Transporte, a cargo de la autorización, y que volase en círculos hasta que ellos se comunicaran. Nunca lo hicieron y cuando Piñeyro preguntó le dijeron que esperara 10 minutos más. Pero también incumplieron ese plazo. Ya habían pasado 45 minutos de espera en altura y el piloto decidió que no podía seguir gastando combustible. Entonces, puso rumbo a Praga.
“No sé qué pasó, algún funcionario polaco se habrá despertado tarde y de mal humor. Por suerte había la metereología era muy buena”, lanzó el argentino, creador de la ONG Solidaire, al servicio de la cual tiene su avión privado.
A las 10.30 (hora de la Argentina), ya en Praga, recibieron la notificación de que su vuelo a Varsovia ahora sí estaba autorizado. Despegaron rumbo a la capital de Polonia y aterrizaron un par de horas después de lo previsto. El nuevo grupo de inmigrantes pudo pasar su primera noche en Italia.
En el medio hubo gestiones de los embajadores de España e Italia en Polonia. También se vivió una tensa espera en el aeropuerto de Varsovia: los inmigrantes ya estaban allí para embarcar, pero las ventanillas donde debían registrarse no abrían.
Piñeyro se alió con Óscar Camps, un catalán enfático con una misión: rescatar a los migrantes que las diferentes crisis de refugiados dejan en Europa. Camps es el líder de Open Arms y se instaló en Varsovia para coordinar el rescate de los ucranianos que huyen de su país por la invasión rusa.
Camps estaba a bordo del avión y no entiende que pasó. “Esto es grave, no se puede hacer algo así con un vuelo humanitario”, dijo.
Los ucranianos que pasado el mediodía de la Argentina se preparaban para abordar el vuelo retrasado amanecieron hoy en un enorme centro de exposiciones transformado en refugio de inmigrantes. Hay 7000 de ellos; la mayoría son mujeres, niños y ancianos, ya que los hombres jóvenes tienen prohibido salir de su país. Duermen en colchones sobre el piso. De a poco, y como pueden, irán migrando hacia ciudades de acogida. Su esperanza es volver pronto a Ucrania.
Además de su avión, Piñeyro puso a disposición un barco para que Open Arms opere en el Mediterráneo. Al momento, está esperando que el gobierno español le dé el visto bueno para navegar, un trámite que se está demorando mucho más de lo habitual. Es que el barco es una herramienta de rescate, pero también funciona como denuncia contra las políticas migratorias de España y el resto de Europa.
En 2019, un barco de Open Arms con 147 migrantes rescatados del Mediterráneo a bordo estuvo parado 20 días ante la isla de Lampedusa hasta que el fiscal de Agrigento, en Sicilia, permitió el desembarco. Por ese hecho, hay un juicio en curso contra el exministro del Interior italiano Matteo Salvini, acusado de un delito de secuestro de personas e incumplimiento de funciones.
Hasta el momento, la mayoría de los países europeos y la opinión pública se han mostrado compasivos con el drama de los ucranianos desplazados. Su tránsito al exilio y relocalizaciones son mucho más amables que los procesos que sufren ciudadanos de los países africanos que también están en guerra y deciden emigrar. Los activistas esperan que el el incidente con el vuelo haya sido solo un traspié burocrático y no la señal de tiempos más duros.
Aliados
Piñeyro encontró en Camps un aliado ideal para su misión humanitaria y puso su infraestructura al servicio de Open Arms. También aporta sus conocimientos aeronáuticos y su pasión por volar.
“Yo creo en un capitalismo disruptivo: convertir objetos de lujo en herramientas de transformación social”, explica Piñeyro, un heredero de la fortuna de la familia Rocca con vocación de agitador.
Su salto a la fama fue con denuncias a las fallas de seguridad que había en las operaciones aeronáuticas –ese fue el tema de Whisky, Romeo, Zulu, su película del 2004– y volvió a explorar las fallas de la sociedad en El Rati Horror Show, un crudo documental donde expone el horror de las personas encarceladas por crímenes que no cometieron. Se centra en el drama de uno de ellos, Fernando Carrera, pero dice que son miles. Piñeyro armó Innocence Project Argentina para atender esos casos.
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