Guanaco Muerto: el pueblo que vive de pensiones por invalidez
Es uno de los caseríos más pobres de la provincia de Córdoba; Desarrollo Social promete estudiar la situación de cada familia
GUANACO MUERTO, Córdoba.- El polvo es una cortina permanente y el camino, un guadal. Andan algunas cabras y cada tanto aparece una moto. Tres veces al día asoma un colectivo que -por $ 120- permite ir y volver a Cruz del Eje, a unos 40 kilómetros. En la dirección inversa el destino son las Salinas Grandes, límite con Catamarca y La Rioja. Guanaco Muerto es el pueblo que la semana pasada saltó de la nada a la boca de todos por tener más pensiones por invalidez (480) que población (320) y que aún se desconoce a qué se debe ese desequilibrio.
Unos 15 kilómetros antes están Altos de los Quebrachos, unas cuantas casas dispersas, y los edificios de la escuela y la comuna. Según la Comisión Nacional de Pensiones, hay 328 beneficios por discapacidad y 268 habitantes. De las dos comunas dependen unos 15 parajes aislados.
Quedan unos ranchos de adobe que la provincia reemplaza por un cuarto con baño en el plan de erradicación de la vinchuca (el mal de Chagas es endémico aquí). El agua del río Cruz del Eje llega por un canal de tierra, lo que implica fuertes pérdidas (pagan $ 60 por mes). La electricidad la da una cooperativa de un pueblo cercano y las boletas por una heladera y tres focos no bajan de los $ 600 por mes. No hay gas de red. El teléfono de la comuna es el único fijo. No hay señal de móvil ni Internet.
"Si no fuera por esas pensiones, aquí se robarían y se matarían unos a otros. No hay ni una pala para agarrar, nada de nada", dice Humberto, de 57 años, pensionado por invalidez porque, dice, "una rastra me aplastó". Su esposa, por tener siete hijos, recibe otro beneficio. Los nueve viven con $ 8600 mensuales.
El departamento de Cruz del Eje, donde están los pueblos, es -según datos de 2010, últimos disponibles de la Dirección General de Estadística y Censos de Córdoba- zona roja de pobreza estructural. El 15% de sus hogares tiene necesidades básicas insatisfechas (NBI).
En 1978, Cruz del Eje (a unos 170 kilómetros de la capital provincial) empezó su decadencia con el cierre del ferrocarril, que llegó a emplear 3000 personas. La clausura de los talleres provocó un brusco cambio, al que después se agregó la extinción de los olivares y del algodón.
Quedan unas 400 hectáreas productivas de olivos. Las otras 4500 y los 5000 empleados que llegó a ocupar el sector en sus años de gloria se perdieron; lo poco que se industrializa llega de La Rioja o Catamarca. La debacle comenzó a mediados de los 90 con las leyes de promoción industrial impulsadas por Carlos Menem. De algodón llegó a haber 5000 hectáreas; la calidad es la mejor del país; en 2015 cosecharon unas 1000 hectáreas.
En 2006 se inauguró una cárcel provincial. "Ni tres cárceles nos salvan; hacen falta 30 kilómetros de pavimento y el revestimiento del canal que trae el agua; ¿quién va a venir a invertir acá?, nadie", dice a LA NACION Domingo Soria, peronista, jefe comunal de Guanaco Muerto, que lleva 14 años en el poder.
"Hay un gran error en el padrón que tienen en Desarrollo Social; no me llamaron, pero vamos a ir [a Buenos Aires] con otros de la zona a hablar -dice Soria-. Hay muchas pensiones, es cierto, pero yo no las firmé; los médicos dan los certificados, la gente los trae. Si las sacan no sé de qué va a vivir la gente; acá les tienen que pagar para venir."
¿Qué irregularidades podría haber en el otorgamiento de las pensiones? Distintos especialistas consultados por LA NACION señalan que confluirían factores como falta de auditoría de los certificados médicos, flexibilización de los criterios profesionales para firmar altos niveles de discapacidad (el subsidio requiere el 76% o más), falsificación de firmas, cambios de domicilio a lugares donde el trámite era más fácil, venta de certificados y clientelismo político. Las "fisuras" tienen que estar en toda la cadena para que el beneficio salga.
"Ante la pobreza extrema se buscaba un subsidio y es probable que se eligiera la alternativa más fácil", advierte un ex ministro nacional del área.
Para tramitar estas pensiones hay que presentar en el Ministerio de Desarrollo Social un certificado médico oficial firmado por un profesional de un hospital nacional, provincial o municipal, servicio o unidad sanitaria; también requiere la firma del director del establecimiento. Debe incluirse la copia o resumen de la historia clínica.
El profesional debe indicar la patología, especificando tipo y grado de enfermedad y secuelas, mientras que la historia clínica ("en papel membretado perteneciente al establecimiento sanitario en el cual se atiende o en papel blanco") debe estar firmada por el médico tratante e incluir los estudios e informes complementarios. En zonas alejadas, es el jefe comunal el que presenta toda la documentación ante la delegación de Desarrollo Social nacional más próxima.
En Guanaco Muerto hay una enfermera y una vez por semana atiende un médico, pero -según señalan algunos beneficiarios y el jefe comunal- la mayoría de los certificados provienen del hospital de Cruz del Eje. Respecto del domicilio, hay quienes viven en el pueblo pero tienen su domicilio legal en otros lugares, como Altos de Quebracho.
La ministra de Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley, afirmó días pasados que el "120% de la población" del lugar recibe el beneficio y lo mencionó como ejemplo de irregularidades detectadas; no hay datos oficiales sobre las enfermedades que justifican las pensiones.
Anoche, fuentes cercanas a Stanley dijeron a LA NACION que Desarrollo Social "intentará entender la realidad de cada familia y, en función de eso, cuál será la ayuda más adecuada". Por ejemplo, indicaron, "puede haber quienes no tienen condiciones de invalidez laboral pero sí aplican para alguna otra herramienta, como la asignación universal por hijo común, la asignación universal por hijo discapacitado, una tarjeta de ingresos o la entrega directa de alimentos". Será, sostuvieron, "un trabajo lento, paso a paso" en Guanaco Muerto y en otras localidades.
Adriana hace tortas por encargo. "Vine hace unos cinco años porque en Córdoba estaba complicado y mi marido es de acá. Es muy difícil, no hay posibilidades de nada. Para todo hay que ir a Cruz del Eje, pero tampoco se puede por los $ 120."
Su esposo tiene unas cabras y su hija limpia la escuela cuatro horas diarias por una beca de $ 2000 mensuales; en la zona hay 10 escuelas primarias rurales y una secundaria albergue con 50 alumnos.
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