“Gritábamos que bajara la velocidad”

MENDOZA.– Todos los testigos del pasaje aseguraron que el chofer que conducía el ómnibus que volcó y causó la tragedia vial circulaba a alta velocidad y que le advertían que sacara el pie del acelerador. Pero nada pudo evitarlo: el conductor, cuando frenó de golpe, volcó y provocó el peor accidente de la historia de Mendoza.

Alejandra de la Fuente es una de las sobrevivientes. Tras ser atendida en el hospital de Uspallata, en la alta montaña, logró viajar, con la ayuda de otro mendocino, hasta la Terminal de Ómnibus de Guaymallén para conocer qué fue lo que ocurrió y por qué no apareció su esposo, Nelson Muruchi (31), pintor, que viajaba con ella hacia Chile para realizar compras.

“Íbamos a buscar las mochilas para la escuela de los chicos, que allá son más baratas, y ahora estoy desesperada buscando a mi esposo. No puede ser”, relató la mujer a LA NACION.

“Todos le gritaban al chofer que bajara la velocidad, que iba muy fuerte”, recordó. Sin embargo, Alejandra después no recuerda qué ocurrió. “Sentí un golpe, me desvanezco y me desperté en el Hospital de Uspallata”.

La mujer contó que en el centro de salud nadie le daba información sobre su esposo. “En el hospital no decían nada, pero tampoco en la policía”, señaló. Finalmente, en la tarde, ya en la morgue, identificó el cadáver de su esposo, con quien tuvo dos pequeños hijos.

Por su parte, Leandro Torres, un joven de 18 años que sufrió desgarros musculares y algunas escoriaciones, confirmó también que el conductor se había excedido en la velocidad.

“Iba muy rápido, muy rápido. Los pasajeros se quejaban, le gritaban, pero después, cuando se fueron a parar, ya (el ómnibus) se había dado vuelta”, relató. “El colectivo andaba muy rápido. Me desperté tres minutos antes, y no se podía creer lo rápido que iba. Eso sí, la chicharra no funcionaba, algo pasaba con ese aparato que no funcionaba”, indicó otra mujer sobreviviente.

Conmoción

Por su parte, Mónica Leal, madre de Javier Gonzalo Gutiérrez, de 24 años, se mostró consternada porque no aparecía su hijo. Fue también hasta la Terminal de colectivos para informarse sobre la situación y el estado de salud de los heridos. Sin embargo, se encontró con la custodia policial en la puerta de las oficinas de la empresa Turbus.

Pasado el mediodía, la mujer seguía desconcertada. “No tenemos información de nadie. Esta gente no se hace cargo de la situación. Gendarmería Nacional tampoco no sabe nada. En el teléfono 911 no saben nada. Estos hijos de puta (por la empresa de transporte) pusieron un 0800 donde si quieren lo llamamos ahora y nos da la casilla de mensajes. No nos atiende nadie. No tienen lista. Diecinueve muertos hay, y mi hijo lo tengo perdido, no lo puedo encontrar”.

Al igual que De la Fuente, anoche, se encaminaba a identificar el cuerpo de su hijo en la morgue, en medio de la desesperación y el desconsuelo que rodeaba a todos los familiares que estaban en la misma situación.

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