Golf nocturno: un exclusivo e inusual torneo en el bosque de Cariló
Con pelotitas led y entre los árboles gigantes en el hoyo 4 participaron 69 jugadores con una modalidad de eliminación directa
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PINAMAR, enviado especial-. En medio del bosque de Cariló, de noche, se escucha el ruido del mar. El vaivén de las olas. A menos de 200 metros de la playa hay silencio absoluto. Los jugadores se preparan en 5 filas de 5 cada una. El hoyo 4 está a 150 metros (165 yardas). Son las 21 y está por arrancar un inusual torneo de golf nocturno, exclusivo, para 69 invitados, algunos, expertos jugadores de la zona, otros, turistas. ¿Y cómo hacen para ver la pelotita en la oscuridad? ¿Y el banderín? Porque las pelotitas se iluminan y toman otro color cuando el jugador la golpea. Y porque el hoyo tiene una luz led que señala el banderín de abajo hacia arriba. No es un torneo tradicional, además, porque no es a 18 hoyos (son los que tiene esta cancha) sino a uno solo y por eliminación directa. “La pelotita, a propósito, pesa más de lo común”, afirma David Leguizamón, el capitán de la cancha y el entrenador del club.
A esta modalidad se le llama medal play. De cada fila queda un solo ganador. Y así, hasta que compiten cinco por el trofeo mayor. El hoyo cuatro es par 3, esto significa que si se juega a la par del hoyo, debe completarse en tres golpes. De noche es más complicado. Pero el ganador, Álvaro López, lo hizo en tres. La mayoría, sin embargo, usó entre 4 y 5 golpes.
El que abrió el torno fue el participante de menor edad: Juan Sebastián tiene 6 años, aprende golf desde los 4 y es promesa. Su familia vive en Cariló y Juanse prácticamente nació con un palo bajo el brazo. Una vez que pueda matricularse es posible que sus padres lo anoten en un torneo en San Diego, Estados Unidos, para chicos de su edad. Su padre juega junto a él en la fila.
“Es un crack. Juega contra chicos de 8 o 9 años, y les gana”, cuenta casi con asombro Nelson Valimbri, el propietario del Golf. Juanse dialoga con LA NACION brevemente. Dice que no le gusta el fútbol, o que le gusta menos que el golf, y promete enseñar la técnica para jugar, “luego choca los cinco”. El primer golpe que da es asombroso. La pelotita cae relativamente cerca del hoyo. En esa fila, quedará en una posición competitiva para la siguiente jugada. Es ovacionado. Luego, quedará eliminado. Sin embargo, sorprende a todos. A mediados del torneo, y ya sin chances para seguir, Juanse tiene sueño. “Está muerto”, dice su madre, y ríe. Pero todos o casi todos saben su nombre, presienten que en el futuro hará grandes marcas.
“Este es el cuarto año que se hace el torneo. Había visto imágenes de otros lugares y me llamó la atención”, dice Nelson. Entre los 69 jugadores hubo 13 damas. La ganadora en esa categoría fue Gisel Meyer en desempate con otras 5 jugadoras, y el segundo lugar fue logrado por Antonella Brigando. Entre los caballeros el ganador fue López con par, el segundo lugar fue para Emiliano Alcaide, con 4 golpes. Al final, se realizó la entrega de premios, donde todos los jugadores fueron agasajados con una exquisita paella y un cocktail de cierre.
Carrera nocturna, otro evento deportivo diferente en las calles de Pinamar
El sábado pasado, unas 1300 personas participaron de la carrera nocturna que arrancó en el camino de los Pioneros y Bunge y que tuvo dos formatos: 5 y 10 kilómetros. Linterna en la cabeza, los corredores esperaron la puesta del sol para largar.
Los corredores se fueron arrimando al punto de partida, muchos acompañados por su familia y amigos y se fue creando el clima para que luego de un “Hacka” se acercan al arco de largada para abrazarse con conocidos de la vida o de carreras anteriores, y para prepararse para salir.
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