Tuvo su época dorada: muchos famosos acudían a ella en busca de lo que parecía un milagroso método para adelgazar. Pero su gloria duró poco. La muerte de una paciente y el hecho de que se descubriera que en realidad ella no era médica destronaron de su breve y farandulseco reinado a Mónica María Cristina Rímolo .
Más conocida como Giselle, su alias, esta mujer que aprovechó, para mejorar su éxito, haber sido pareja del mítico locutor y conductor televisivo Silvio Soldán, hoy tiene 56 años. Y está presa. La "doctora" se presentaba como nutricionista, homeópata, psicóloga y especialista en terapias alternativas. "Los planes son recomendados por la Organización Mundial de la Salud", aclaraba. Por el Centro Integral de Estética Natural (Cidene), donde ejercía la medicina sin título profesional, pasaron varios, entre otros, María Julia Alsogaray, Daniel Passarella y los periodistas Paulo Vilouta y Miguel Ángel "Tití" Fernández.
Incluso la "diva de la TV", Susana Giménez, confesaría años después su experiencia con Rímolo. "Nunca lo dije porque me dio vergüenza: ella me dio unas pastillas para adelgazar. Me agarró un dolor de cabeza que casi me muero. Llamaron a la Favaloro y tenía 20 de presión, cuando normalmente tengo 9. Me fui a mi casa. Por supuesto, no pude hacer el programa", relató el año pasado en su programa de la pantalla chica. Y añadió: "Es la primera vez que lo cuento. Me alegro, me lo saqué de encima. Nunca le hice ninguna denuncia ni nada. Tampoco se lo dije a ella ni jamás la volví a ver".
Lilian Díaz también era paciente de la "doctora" Rímolo y tomó medicación recetada por la falsa médica. Tenía 41 años cuando falleció, el 30 de junio de 2001. Su familia inició una demanda penal y el programa periodístico Telenoche investiga hizo pública la trama de mentiras encerrada en el centro esteticista que funcionaba en Elcano 2743, Belgrano R.
En noviembre de ese año, el entonces juez Mariano Bergés tomó la causa y comenzó a investigar a Rímolo por estafa, ejercicio ilegal de la medicina y asociación ilícita; más tarde se agregaron cargos por tráfico de medicamentos.
Según relató la familia de Lilian Díaz a la Justicia, tras comenzar el tratamiento con Rímolo se le detectaron diabetes y problemas de vista. Nunca antes había sido diagnosticada por eso. También comenzó a tener conductas extrañas y trastornos gastrointestinales. En el lugar le cobraban 50 pesos la consulta. Medio año después del inicio del tratamiento la internaron en la Clínica del Sol con un cuadro de diabetes gravísimo y la trasladaron a terapia intensiva. Murió dos días después.
En la autopsia se detectó que había consumido hidroclorotiazida, fenilpropanolamina, cafeína, fenolftaleína y diazepam. Un extracto del fallo que condenó a Rímolo reza: "Del análisis de la medicación que estaba consumiendo surge que estaba compuesta por anorexígenos y diuréticos, por lo tanto se concluye que es la casi segura secuencia de eventos que produjeron el complicado cuadro de la paciente".
El hecho de que las pastillas fueran promocionadas como "naturales" hizo que Díaz jamás informara a sus médicos lo que estaba consumiendo, pues lo desconocía. "El cuadro irreversible pudo haber sido evitado si la paciente hubiese podido comunicar a los médicos que la atendieron" qué estaba tomando, citó el fallo.
El 6 de noviembre de 2002, la falsa médica fue detenida en su departamento de Belgrano mientras miraba televisión con su mamá, Julia Cristina Panno, y su hermano, Fabián Rímolo. Dos días más tarde fue trasladada a la cárcel de Ezeiza. En 2012 recibió una condena a nueve años de prisión por los delitos de ejercicio ilegal de la medicina, tráfico de medicamentos peligrosos para la salud, estafas (70 hechos) y homicidio culposo.
Promesa de milagros
La oferta era tentadora: pastillas "naturales" que ayudaban a bajar de peso, supuestamente sin efectos secundarios. En un programa de televisión, Rímolo dijo, incluso, que eran inocuas y podían ser utilizadas hasta por embarazadas y niños. En 1999, el tratamiento costaba 30 pesos, pero si el paciente deseaba ser atendido personalmente por la "doctora" Rímolo, debía pagar veinte pesos más.
Los frascos con los supuestos medicamentos tenían pegadas etiquetas que decían "Fucus-Rucus-Uva Ursi", "Gemas-Topacio-Esmeralda-Diamante", "Centella", "Reductores", "Flores de Bach" y "Enebro", entre otros. También se vendían potes de crema y gotas.
Durante la investigación se detectó que, en realidad, contenían cafeína, diazepam, fenilpropanolamina (restringida desde 1979 y luego prohibida), hidroclorotiazida, piroxicam, mazindol, furosemida, fenolftaleína, benzodiazepam, efedrina y cáscara sagrada.
Tití Fernández, uno de los denunciantes, visitó la clínica en junio de 1998. Según declaró, Rímolo en persona le dijo que le iba a prescribir "pastillas absolutamente naturales a base de algas, centellas y un líquido que tenía la función de regulador intestinal". Le aseguró que no contenían drogas. Pero luego de unos meses comenzó a sentir sequedad en la boca, mareos y temblores en las manos, razón por la cual visitó a un médico clínico, que le indicó que suspendiera el "tratamiento".
De la fama a la cárcel
La vida de Rímolo en prisión no fue sencilla. Primero pasó allí seis meses. El 25 de abril de 2003, tras pagar una fianza de 300.000 pesos, quedó en libertad. Pero en 2004 volvió a ser detenida. En esa ocasión también fue preso Soldán, acusado entonces del delito de estafas reiteradas. El conductor estuvo en la cárcel de Devoto 61 días. Finalmente fue sobreseído.
Según relató María Silvina Prieto, que compartió tiempo en la cárcel con la falsa médica, al principio había una especie de "pacto de damas" entre Rímolo y las otras detenidas. "Giselle Rímolo contaba con un séquito que la seguía a todos lados. Aunque se trataba de amoldar a la vida ‘tumbera’ lo mejor posible, nunca pasó desapercibida. Se cuidaba tanto en las comidas como en el más mínimo de los detalles de su imagen. Algunas de las compañeras le hacían de estilistas, manicuras, cosmetólogas o psicólogas. En esta vida todo tiene un precio. Giselle lo pagaba sin chistar", contó. A pesar del contexto, la falsa médica procuraba mantener el glamour con el que se había hecho conocida.
Prieto tuvo su momento de fama gracias a la "doctora". Sus vivencias con ella quedaron plasmadas en un artículo que ganó el primer premio de Crónicas La Voluntad, de la Fundación Tomás Eloy Martínez, la revista Anfibia, la editorial Planeta y los escritores Martín Caparrós y Eduardo Anguita.
Rímolo volvió a ser excarcelada en 2006 y durante muchos años evitó la prisión. "Ella tuvo dos detenciones. Una primera detención, en 2002, y una segunda en el mismo lugar [Ezeiza]. Las reclusas que habían estado con ella le reclamaban promesas incumplidas y se tomaron una especie de venganza. La agredieron física y psicológicamente", dijo su abogado, Roberto Schlagel, poco antes de que Rímolo volviera a ser detenida, en 2017.
El letrado dijo que su clienta estaba con medicación permanente y que no estaba en condiciones de ser alojada nuevamente en un penal común. "Todo es producto del estrés postraumático", sostuvo Schlagel, que también tuvo su momento de fama y caída: era secretario del juzgado federal de Dolores en los tiempos del caso Cóppola, el del fraguado jarrón con droga que dio paso a meses de escándalo judicial y mediático. Cuando esa causa se cayó, por peso propio, él, el juez Hernán Bernasconi y los policías que los acompañaban terminaron presos.
Schlagel insistió en la prisión domiciliaria para su defendida, pero el viernes 8 de noviembre de 2017, a instancias de la Corte Suprema, se dictó la nueva detención.
"Al momento del examen se encuentra somnolienta, desorientada en tiempo y en espacio. Presenta una excoriación de antigua data en pierna derecha y una lesión ulcerativa en el pezón de la mama izquierda. También, una guía con suero en su brazo izquierdo y se observa mal estado general. Presenta un diagnóstico de estrés postraumático, trastorno depresivo recurrente y episodio depresivo grave sin síntomas psicóticos", describió un médico que la atendió tras la detención.
Rímolo fue llevada al Sanatorio Otamendi, donde se le practicaron estudios para determinar si correspondía su traslado a la cárcel. La respuesta fue "sí". Hoy está detenida en el Complejo Penitenciario Federal IV de Mujeres, de Ezeiza, bajo el Programa Interministerial de Salud Mental Argentino (Prisma), que aloja a los presos con trastornos mentales o del comportamiento producto del consumo de sustancias psicoactivas.
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