Gabriel García Márquez: el mundo despide al gigante de las letras
"Hay un momento en que todos los obstáculos se derrumban, todos los conflictos se apartan, y a uno se le ocurren cosas que no había soñado, y entonces no hay en la vida nada mejor que escribir", señalaba Gabriel García Márquez en El olor de la guayaba. Aunque no puede decirse que su muerte, anteayer, a los 87 años, en Ciudad de México, haya sorprendido al mundo –las noticias sobre su internación y los posteriores cuidados paliativos ya ocupaban las tapas de los diarios– es la idea de legado, más allá de la pérdida, lo que hoy empieza a gestarse.
En un mismo movimiento, la política, la cultura y el periodismo del mundo despiden a uno de los escritores más importantes del siglo XX, padre del realismo mágico, exponente del boom latinoamericano y ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982.
Se fue "el compatriota más querido", dijo el presidente Juan Manuel Santos, y varios otros políticos se sumaron a la despedida, en un espectro que va de Barack Obama a Raúl Castro, pasando por François Hollande, los reyes de España, Dilma Rousseff y hasta las FARC.
Eduardo Galeano, desde Río de Janeiro, no quiso quedarse en silencio: "Hay dolores que se dicen callando. Se dicen callando, pero duelen igual. Cómo nos duele la muerte del ‘Gabo’ García Márquez", señaló. Tal vez la declaración más esperada fue la de otro Nobel, Mario Vargas Llosa, teniendo en cuenta la histórica pelea que los enfrentó en 1976, cuando Vargas Llosa le dio un puñetazo en el ojo a García Márquez –cuestiones personales, esgrimieron entonces– sellando una confrontación que se acentuaría con el paso de los años y las discrepancias políticas. Sin embargo, el autor peruano no se mostró indiferente. "Ha muerto un gran escritor –dijo–. Sus obras le dieron gran difusión y prestigio a la literatura. Sus novelas le sobrevivirán y seguirán ganando lectores por doquier. Le envío mis condolencias a su familia."
"Gabo", como le decían los íntimos, trascendió el lugar de escritor para convertirse en figura clave de América latina, una suerte de mediador entre Colombia y el mundo, siempre dispuesto a interceder en los conflictos.
"Llevo conspirando por la paz en Colombia casi desde que nací", había declarado al diario El País en 2005. Con los años entabló un fuerte vínculo con Fidel Castro. Su hermano Raúl no hizo declaraciones públicas, pero le envió una carta a la viuda de García Márquez, Mercedes Barcha.
"El mundo, y en particular los pueblos de Nuestra América, hemos perdido físicamente a un intelectual y escritor paradigmático. Los cubanos a un gran amigo, entrañable y solidario", fueron las palabras de Raúl Castro.
Lo siguieron en las condolencias otros reconocidos líderes latinoamericanos como Evo Morales, Nicolás Maduro y José "Pepe" Mujica, quien afirmó haber conocido la obra del colombiano durante el período en que estuvo preso, entre 1972 y 1985. "América latina perdió un compañero de utopías que, sin embargo, seguirá vivo como maestro y en la esperanza de la gente", afirmó el presidente uruguayo.
La premio Nobel de La Paz 1992 Rigoberta Menchú, en tanto, lo describió como "un hombre coherente, progresista, consecuente, solidario y profundamente latinoamericano''.
Paradoja o consecuencia de sus actos, lo cierto es que García Márquez sigue aunando posturas después de haber dejado este mundo. Y así es como de pronto, ideologías que podrían juzgarse opuestas coinciden en un mismo sentido. No tan lejos de los nombres recién mencionados, figuras políticas como Shimon Peres, Mariano Rajoy o Vladimir Putin manifestaron un común dolor ante la partida del Nobel. "Me sentí honrado de ser su amigo y de conocer su gran corazón y su mente brillante durante más de veinte años", fueron, sin ir más lejos, las palabras de Bill Clinton.
El universo literario
Potentes fueron también las resonancias dentro del fértil campo cultural latinoamericano. Jaime Abello Banfi, director general de la Fundación García Márquez (FNPI), emitía anteayer un comunicado titulado "Gracias, maestro Gabo", donde aseguraba, entre otras cosas, que "Gabo" dejó su fuerza a la nueva generación de periodistas.
"Asumimos con seriedad y entusiasmo, de la mano de nuestros maestros y aliados, la responsabilidad de que cada día más periodistas de Iberoamérica puedan conocer sus ideas, estudiarlas e incluso cuestionarlas- escribió Abello Banfi-, pero siempre con la convicción de que éste es un oficio de carpinteros, que se aprende y se perfecciona con la práctica".
Pisándole los talones, grandes exponentes del género como Jon Lee Anderson, Juan Villoro y Héctor Feliciano, muchos de ellos maestros de la FNPI, sumaban sus voces para despedir "al maestro" en textos escritos especialmente para la ocasión.
En el terreno literario, Isabel Allende, William Ospina y Luis Chitarroni, por nombrar algunos de sus representantes, contaron cómo la tristeza deja grietas por las que, sin embargo, empieza a sellarse una herencia literaria muy difícil de superar. "Para mí, García Márquez ha sido y sigue siendo uno de mis maestros en el trabajo literario y periodístico -aseguró, por su parte, el cubano Leonardo Padura, autor de El hombre que amaba a los perros-. Fue un escritor avasallador, influyente y contagioso para los que lo leímos."
En este sentido, tal vez sea bueno retomar las palabras del escritor peruano Santiago Roncagliolo, uno de los jóvenes herederos de "Gabo" en el campo de las letras, en relación con la polémica García Márquez-Vargas Llosa y la declaración de este último. "Algunos han querido ver en este azar un triunfo final cuarenta años después de la pelea -escribió Roncagliolo en el diario La República-. Para mí, más bien, es momento de recordar lo que ocurrió antes, cuando los dos juntos lo cambiaron todo, hasta convertirse en símbolos de momentos históricos sucesivos". Fiel a su espíritu conciliador, es casi seguro que "Gabo" estaría de acuerdo.
Las ventas se dispararon
Ayer, apenas un día después de la muerte del Nobel, Cien años de soledad, una de las obras más representativas del realismo mágico, encabezaba el primer puesto de ventas de la librería virtual Amazon.com y ocupaba el tercer lugar en la famosa lista de BarnesandNoble.com. Los libros que le seguían en el éxito de ventas eran La hojarasca, El amor en los tiempos de cólera y Crónica de una muerte anunciada.
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