"Fui como técnico, volví como humanista"
Uno de los doce hombre que pisaron la Luna vendrá a la Argentina a dar conferencias en la Fuerza Aérea
113:55:44 Mc Candless (NASA, Houston): -Okay, Ed. Te estamos viendo bajar por la escalerilla, ahora.
113:55:54 Astronauta Mitchell: -Es grandioso bajar en la Luna. Ese último paso fue bien largo, muy fácil. Un pequeño envión y un salto hacia arriba.
Este fue el diálogo entre el Centro de la NASA, en Houston, y el piloto del módulo lunar de la misión Apolo XIV, Edgar Mitchell, el 5 de febrero de 1971, que a los 40 años se convirtió en el sexto de los doce hombres que pisaron el satélite terrestre.
A 384.400 kilómetros de la Tierra, en el silencio del espacio, Mitchell había iniciado un viaje definitivo. Comprendió que en la infinitud del universo todo está interconectado. Y percibió esa fuerza insondable que mueve la vida en todas sus formas.
Al regresar de la misión, el 9 de febrero, Mitchell dijo: "Fui como un técnico, volví como un humanista". Muchos años después, al reflexionar sobre su transformación interior tras aquella exploración, comentó: "Viajando a través de 240.000 millas entre las estrellas y la Tierra, percibí de pronto el universo como algo inteligente, armonioso y pleno de amor. Sentí su energía primordial. La más grande e inescrutable de todas".
Mas lejos de lo soñado
El 24 y el 25 de este mes, Mitchell estará en la Argentina para brindar dos conferencias en el Círculo de la Fuerza Aérea. En un reportaje con La Nación habló sobre su experiencia de interconexión con el universo, a partir de la cual creó el Instituto de Ciencias Noéticas, donde se realizan estudios sobre la conciencia.
-¿Cuáles fueron sus sensaciones al pisar la Luna?
-Bajamos en un mundo silencioso y muerto; estático, como tal vez fue desde el principio de los tiempos. Fue sobrecogedor, pero debimos poner nuestra máxima atención en nuestras misiones específicas. Ansiaba gozar de esa vista mágica. La falta de atmósfera altera la percepción de las cosas.
-¿Cómo se modificó su vida al regresar a la Tierra?
-Siempre quise explorar y llegué más lejos de lo que jamás había soñado, pero al regresar de la Luna comprendí que esa etapa de mi vida había llegado a su fin, a menos que esa labor se volviese hacia el interior. Decidí entonces que la próxima frontera por explorar sería hacia mí mismo.
-¿Cuál fue la experiencia que tuvo a su regreso?
-En aquella ocasión experimenté que la certeza de lo aprendido sobre la naturaleza del universo era errado. Mi conocimiento sobre la clara separatividad y la relativa independencia del movimiento de los cuerpos cósmicos quedó descartada, ante la infinita comprensión de interconexión y omnipresente armonía del universo. Y tuve una extraordinaria sensación de pertenencia. Experimenté lo que algunos describen como "éxtasis de unión". No sólo viví esa interconexión, sino que sentí la disolución de mis propios límites. La paz, el amor y el asombro de aquella experiencia fueron y serán inefables. Empero, nadie tiene que ir a la Luna para tener nuevas visiones interiores. Hay que leer a los antiguos y luego internalizarlo.
-¿Lo comentó en la NASA?
-No. La información sobre ese experimento de transferencia se filtró, pero nunca fui censurado ni amonestado. Sin embargo, siempre hubo una corriente encubierta de desacuerdo en la administración de la NASA sobre todo lo que no fuese puramente racional. Sólo Werner von Braun comprendió estos estudios.
-¿Sabe si otros astronautas experimentaron lo mismo?
-Los ingenieros y los pilotos de prueba nunca se destacaron por su introspección ni por la elocuencia para expresar su subjetividad, de modo que nunca les pregunté al respecto. Pero es significativo que muchos de los pioneros de esas misiones mostraran aspectos más sutiles de su personalidad luego de sus viajes espaciales.
-¿Por qué fundó el Instituto de Ciencias Noéticas?
-En 1972 dejé la NASA. Tenía mucho que aprender sobre lo experimentado en el espacio y me dediqué al estudio de la conciencia. Según el modelo científico vigente, lo epifenomenal era considerado como un producto secundario de los procesos fisiológicos, por lo cual la conciencia no podía influir sobre la materia. Partí de dos presunciones esenciales: los acontecimientos inexplicables podían ser entendidos como procesos naturales, y toda experiencia humana es válida para quien la percibe. Para mí, Dios es la función inteligente y el alma la parte residual del ser, y es eterna.
-¿Qué les diría a los jóvenes obligados a lidiar con el consumismo, la dura competencia y la droga?
-Que aprendan a descubrir y asimilar con armonía los procesos del cosmos. La crisis por la que atravesamos es tanto existencial como de conocimiento. Debemos aferrarnos al amor y a la integridad, y ser flexibles para acompañar el proceso evolutivo del universo. Está claro que acumular más bienes materiales y glorificar el ilimitado crecimiento económico no hará sino llevarnos a la destrucción.
Más leídas de Sociedad
Murió una persona. Un grupo de argentinos chocó en la frontera con Paraguay: viajaban para ver a Racing
Seguridad vial. Tras ocho meses cerrado, reabrirán al tránsito un puente clave entre dos ciudades
“Es como jugar al ping-pong con señales de radio”. El asombroso método que científicos usaron para medir el glaciar Upsala