Imparable: el país supera los 200.000 casos de dengue en lo que va del año y ya es un 54% más que en todo 2023
Se trata de una epidemia histórica; se reportaron 52.000 contagios en solo una semana y siguen las muertes
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La mayor epidemia de dengue que enfrentó hasta el momento el país superó en las primeras 13 semanas de este año todos los casos acumulados en 2023. Si bien la comparación es relativa, ya que parte de esas infecciones corresponden al “año epidemiológico” 2023-2024 –considerado de agosto a agosto– para la vigilancia sanitaria de esta enfermedad, describe la magnitud de esta emergencia de salud pública. Las notificaciones oficiales son solo una proporción de lo que sucede a lo largo del territorio y en las provincias no hay estimaciones locales de ese subregistro asociado a esta enfermedad.
De acuerdo con los datos que el Ministerio de Salud de la Nación actualizó hace instantes, en el país se diagnosticaron 215.885 casos de dengue en lo que va del año y hasta la última semana de marzo. Eso es ya en el primer trimestre del año un 54% más infecciones que las 140.416 reconocidas por Argentina para los 12 meses de 2023. El año pasado, por primera vez, en el norte del país hubo provincias en las que no se interrumpió durante el invierno la aparición de casos autóctonos de dengue (personas que contrajeron la infección donde viven, trabajan o hacen sus actividades habituales).
Al tener en cuenta la cantidad de casos notificados (incluye consultas con signos de sospecha por confirmar o descartar), la cifra asciende todavía más: a 340.529 para las primeras 13 semanas del año (hasta el 30 del mes pasado). En el mismo período, fallecieron 151 personas por la enfermedad, según se informó.
Si, en cambio, se tiene en cuenta el “año epidemiológico”, que arrancó en agosto del año pasado, son 232.996 los casos confirmados. Las provincias documentaron nueve de cada 10 de esos casos (93%) a partir del 1° de enero de este año, luego de que a mediados de noviembre del año pasado se diera una primera suba en los casos detectados y, a partir de la segunda quincena de diciembre, un segundo aumento que terminó por confirmar lo que en los ministerios de Salud nacional y provinciales ya preveían desde el invierno de 2023 y sucedería sin preparación de parte del Estado ni promoción activa de la prevención en la comunidad.
Colaboraron las condiciones climáticas favorables para el mosquito vector (calor, tormentas intensas e inundaciones), junto con el desorden ambiental generalizado e independiente del nivel socioeconómico. En las áreas urbanas, se puede ver cómo el dengue se va extendiendo en el territorio y basta recorrer en cada epidemia las guardias o los consultorios de febriles en los centros del sistema público y privado para comprobar cómo se saturan por igual de pacientes con síntomas de dengue.
“Hasta el momento, en esta temporada [de dengue] el mayor número de casos (56%) es aportado por la región centro [provincia y ciudad de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos], seguida de la región del noreste argentino (24%) [Chaco, Formosa, Misiones y Corrientes] y del noroeste argentino (19%) [Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja, Tucumán y Santiago del Estero] –publicó la cartera sanitaria nacional–. En términos de incidencia acumulada (casos cada cien mil habitantes), la más elevada es hasta el momento la de la región del noreste seguida por el noroeste y el centro [del país]. Las regiones de Cuyo y el sur son las que presentan el menor número de casos y las incidencias acumuladas más bajas”.
Todas las provincias, excepto Neuquén, registraron más casos confirmados que la semana previa (17 al 23 de marzo), de acuerdo con la actualización nacional. Pero todas siguieron notificando casos por confirmar o descartar. Por el momento, el área de Epidemiología que elabora ese informe semanalmente, señala que desde el 6 de febrero hasta el 16 del mes pasado es cuando más se aceleró la epidemia, con una cantidad máxima acumulada en una semana de 33.866 casos notificados.
Aun cuando en las provincias cuyanas los casos se mantienen más bajos que en el resto de las provincias, como también sucede con las jurisdicciones del sur del país, es la región con mayor diferencia en la cantidad de confirmaciones con respecto a una semana anterior (76%); le siguen las provincias del noroeste argentino (59,7%), del centro (33,4%), el sur (28,9%) y, por último, el noreste argentino (6,8%), donde esta epidemia arrancó el año pasado.
En la región noroeste, a esta altura, las autoridades provinciales habían informado unos 9000 casos durante la epidemia del año pasado. Ahora, acumulan 9740 en el sistema nacional de vigilancia epidemiológica que administra la cartera a cargo de Mario Russo. En el área de Cuyo, la tendencia es “actualmente en ascenso”, con “departamentos en brote de dengue” en las provincias de San Juan, Mendoza y San Luis. En el sur, “casi en su totalidad [los casos son] importados”, con “dos brotes” en Santa Rosa y General Pico, provincia de La Pampa, debido a la presencia del mosquito que transmite el virus.
Hace 10 días, Russo había anticipado a LA NACIÓN al hablar por primera vez sobre la epidemia en curso que, con la información que proporcionan sus pares provinciales, el área de Epidemiología del ministerio nacional estimaba que el país estaba camino a alcanzar el valor máximo de infecciones o “pico” en la curva epidemiológica, para después empezar a descender en unas cuatro semanas. Es decir, no antes de mayo. Con esto ya vienen coincidiendo infectólogos consultados, también al tener en cuenta la crítica situación en el sur de Brasil y en Paraguay, como publicó este medio.
En tanto, el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, aseguró este fin de semana que “todos los datos son muy consistentes para indicarnos que en la ciudad de Buenos Aires se está en la fase final de este brote epidémico. Los casos irán descendiendo de acá en adelante”.
Russo había repasado en diálogo con LA NACIÓN que “en los lugares del noroeste y el noreste argentino más afectados es donde el dengue pasó a ser una enfermedad endémica” durante 2023. “Hubo en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) un aumento abrupto de casos y esto puso al desnudo a un sistema de salud en los hospitales que está al límite. Este es otro desafío: cómo adaptar el sistema a una respuesta rápida en estos casos”, continuó. “Estamos viendo que la población está asustada”, concedió el funcionario.
El faltante de repelente poco antes del último fin de semana XXL, sobre todo en el AMBA, que no se dio en otros países vecinos ni en Estados Unidos, donde tiene sede la empresa SC Johnson –en la Argentina concentra el 80% de las ventas con dos marcas– aún perdura. En febrero, la demanda de repelentes de la compañía con planta en el parque industrial de Pilar ya había aumentado “más del un 300% en comparación con” 2023, según indicaron el viernes pasado a LA NACIÓN. “Ahora están fabricando un 300% más respecto de febrero”, siguieron al requerir más precisión. No informaron sobre la capacidad instalada ni el stock que manejan localmente ni por qué falló la planificación para sostener el abastecimiento durante seis días con alta movilidad social a destinos donde hay circulación viral activa, sin restricciones a la importación del producto final y del insumo principal (DEET) y con una fuerte suba de la demanda ya en febrero.
Pero esa escasez en farmacias, supermercados, perfumerías y otros comercios que habitualmente comercializan repelentes, tabletas o espirales (el faltante llegó a todos esos productos) aumentó aún más el temor y el malestar en la población. El Gobierno habilitó una vía de excepción en los controles de la Anmat para agilizar el ingreso al país de esos productos que compren particulares online con servicio puerta a puerta e importadores habilitados para hacerlo; en este caso, con una declaración jurada. Esta ventana de excepción rige desde este lunes y por 30 días.
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