El periodista de LA NACION tiene la obligación de no revelar sus fuentes informativas cuando estas hayan exigido la confidencialidad del caso. Solo de manera excepcional -y por causas que afecten a su honor o al prestigio profesional- podrá hacerlo, con autorización previa de la dirección editorial de LA NACION. Del mismo modo, y ante informaciones especialmente importantes, la dirección editorial podrá conocer las fuentes informativas de un redactor, con el compromiso expreso de no revelarlas. Es importante evitar el recurso de disimular como fuentes informativas ("según los observadores... ", "a juicio de analistas políticos... ") aquellas que solo aportan opiniones.
El secreto profesional
Las fuentes informativas deberán ser conocidas por las autoridades de la redacción, pero estas -tanto como los periodistas que las hayan consultado- guardarán el secreto profesional ante cualquier requerimiento externo.
Secreto de las fuentes periodísticas
El secreto de las fuentes de información tiene una doble dimensión objetiva, que reside en el interés colectivo, pues se facilita un espacio más pleno de derecho a la información, cuya importancia institucional amerita que la difusión de la noticia prevalezca sobre la identidad del informante, y subjetiva, pues se busca tutelar el interés del periodista en proteger a su fuente, para preservarla y para evitarles a esta y a aquel eventuales represalias. Incorporado en el artículo 43 de la Constitución Nacional, se interpreta que protege al periodista y al medio. Exime al periodista de revelar la identidad de la fuente al empleador, y al segundo, frente a un acto u omisión de la autoridad, aun indirecto, que tienda a individualizarla, como podría ser un allanamiento en los archivos de la redacción, o el secuestro de los apuntes de un periodista.
Versiones y rumores
Las versiones y rumores sobre los hechos -particularmente los de índole política- no deberían ser calificados como noticias, que son informaciones verdaderas. Desde hace un tiempo ya largo en nuestro país -acaso porque las fuentes no suelen ser frontales y también porque, a veces, son el origen de esas versiones y rumores- se admite que los diarios mencionen la existencia de tales especies, de modo que una crónica podría quedar trunca si no lo hiciese. Ante la imposibilidad de evitar esas menciones, los redactores de LA NACION deberán precisar que no se trata de noticias, sino de subproductos de valor conjetural.
Reconocimiento de las fuentes
En todos los casos en los que LA NACION haya conseguido una noticia a través de una fuente particular -agencia de noticias, funcionario, medio, etc.- se hará constar el origen de la información. La excepción es la situación en que se pida que no se mencione la fuente. Una vez comprometido LA NACION a respetar el off the record, lo respetará, salvo en el caso en que se consiga la misma información por otra vía y que esta pueda ser registrada.
No sacar provecho de informaciones
Una obligación moral elemental veda al periodista aprovecharse, en cualquier sentido que no sea informativo, de noticias confidenciales o privilegiadas. Es decir, no aprovechar el acceso privilegiado a fuentes para beneficio personal.