“Fue una madraza”. Despierta controversia la delicada situación de una yaguareté que parió una cría en cautiverio
Organizaciones proteccionistas de animales denuncian que la expusieron a una situación innecesaria porque no estaba en condiciones de tener otra cría
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El 28 de agosto por la noche, un diminuto cachorro de yaguarete nació en el Ecoparque porteño. Su madre Tanya, había llegado desde Iberá, luego de 12 horas de viaje, con las ubres hinchadas, a punto de parir, y un extenso historial como madre. Nacida y criada en cautiverio hace trece años en el zoológico de Batán, a los seis años, Tanya partió hacia Iberá por del programa de repoblación del suelo argentino, de esta especie, para dar de su descendencia y sumar su genética al ambicioso plan de Rewilding. Desde entonces, la yaguareté vivió en cautiverio entre el Impenetrable, en Chaco, e Iberá, en Corrientes, dentro de grandes corrales semejantes a su hábitat natural.
Durante siete años parió y crió a seis cachorros, bajo el programa de reinserción del felino más grande de Sudamérica. Tanya, había perdido de cachorra una de sus patas y dos de sus dedos de la pata restante. Así y todo, la yaguareté, sorprendió a biólogos y veterinarios, por la manera en que crió a seis descendientes, ensenándoles a cazar, como lo hacen en la naturaleza. “Tanya fue una madraza”, dice Sebastián De Martino. Pero hoy ella ya no lo puede hacer más, según explica el biólogo a cargo del Programa de Reinserción del Yaguareté.
”Nos pidieron de traerla al Ecoparque. Tanya había quedado preñada de Porá, un yaguareté traído de Brasil. Era muy difícil hacer el seguimiento y cuidarla allí, cuando tuviera el cachorro”, cuenta el director del Ecoparque porteño, Ramiro Reyno y agrega: “Nosotros ya tenemos otros programas con Rewilding, como el de reinserción en la provincia de Corrientes, de guacamayos rojos. En este caso –aclara– solo estamos haciendo de tránsito para colaborar, porque tenemos las instalaciones necesarias. Nos gusta mucho ser parte de este circuito. Nos ofrecieron si queríamos dar una mano en el parto y en los meses posteriores para luego derivarla adonde ellos nos digan. Estaban casi seguros de que Tanya estaba preñada, pero no podían confirmarlo. Por esa razón llegó tan justo sobre la fecha. El programa de los yaguaretés tiene muchas instituciones colaborando”.
“Ninguno de los dos va a quedar en el ecoparque. El compromiso de ellos era que cuando estuviera preñada la tenían que devolver al Bio Parque (Batán). Todos queremos el bienestar del animal y lo mejor para la especie. La idea es que esté unos meses aquí contenida, y después trasladarla, pero eso no lo puede decidir el Ecoparque. Somos solo hogar de tránsito”, explica.
La llegada de Tanya, provocó gran revuelo entre las organizaciones proteccionistas de animales. “No estamos de acuerdo en cómo se manejó el tema de Tanya”, dice Fernando Piesco, presidente de la Fundación Dante Piesco, director del centro de rescate Ohana. “El 27 de agosto Tanya fue trasladada. Dos días después parió un cachorro. Empezamos a investigar. Las comunicaciones hablaban de un traslado por el deterioro de salud de Tanya y de la necesidad de tener cuidados especiales. Ambos, Rewilding y el Ecoparque, comunicaron de que se había hecho el traslado cuando el cachorro ya había nacido. Empezamos a pedir explicaciones y a manifestarnos en contra del traslado de una yaguareté que ellos mismos reconocen que está en una situación delicada, entrada en años. La sacan de Corrientes para llevarla de urgencia y la trasladan con una cría que nace dos días después de llegar, la exponen a un sufrimiento innecesario”, apunta Piesco.
“Además Rewilding tiene instalaciones en el centro de rescate Aguara, en Corrientes. Si Tanya no estaba en condiciones de quedar preñada porque no podía enseñar a su cachorro a cazar, ¿por qué la preñaron?”, se pregunta Piesco. “La trasladaron al Chaco, la hicieron preñar y cuando ya a estaba a termino para que naciera el cachorro la mandaron a Buenos Aires. El cachorro debería haber nacido en Chaco o en Corrientes. Dentro del plan de conservación, se tiene que tener en cuenta a cada animal en particular y qué es lo que van a hacer con ese animal cuando ya no les sirve más para el proyecto. Habría que asegurarle un resto de vida y un fin de vida acorde al aporte que hizo para la conservación de su especie. Tanya pasó la mitad de su vida en Iberá, en su ambiente”, apunta.
“Estamos exigiendo que se tome en cuenta al animal como sujeto de derecho”, resume. “Trasladarla al medio de la ciudad de Buenos Aires y que termine en cualquier otra institución zoológica luego es una injusticia. Es no hacerle honor a ella. Además, no hay que olvidarse que el cachorro es hijo de Porá, y tiene sangre silvestre. Tiene el derecho a no ser condenado a una cadena perpetua, a vivir en silvestrita”, aclara quien preside la Fundación Dante Piesco, en Misiones.
Sin embargo, desde Rewilding, aseguran que el cachorro no va a ser liberado porque Tanya no le puede enseñar a cazar. “Ya con la última camada a Tanya le costó mucho cazar presas para criar a los cachorros, entonces decidimos que no iba a poder criar más en un corral grande. Le cuesta caminar, tiene problemas de columna. El muñón que apoya se le lastima en corrales con monte y pastizal de suelo desnudo. Decidimos que no podía criar más así, pero quizás sí pudiera hacerlo en condiciones de cautiverio, alimentándola sin presa viva. Antes de llevarla al Ecoparque la cruzamos con un macho, no estábamos seguros de que hubiera quedado preñada”, describe Gustavo Solís, veterinario del Programa.
“Son muy chiquitos los cachorros, nacen con los ojos cerrados, casi sin moverse. A Tanya la hemos trasladado siempre en una caja que ella reconoce como guarida. Duerme adentro, ha parido ahí sus cachorros. La caja es un refugio seguro para ella y el traslado a Buenos Aires se hizo de esa forma. Para ella eso no es estrés”, aclara Sebastian De Martino, director del Programa.
“En cuanto al cachorro, mas allá de que no pueda ser liberado en el futuro, puede aportar a la conservación de la especie. Llevan genes de yaguareté brasilero y genes chaqueños. En Corrientes ya hay 30 yaguaretés viviendo libres y en Chaco empezamos después. Tanya tenía limitaciones físicas. Cuando la incorporamos teníamos dudas acerca si podría criar cachorros en cautiverio”, describe y agrega: ”La principal razón por la cual una vez en cautiverio los animales no pueden ser liberados es porque le pierden el miedo al hombre. Buscan acercarse a la gente que es quien los alimenta. Todos estos animales que viven mucho tiempo después hay que buscarles lugares para terminar su vida”, concluye.
Mientras tanto, la polémica con respecto al traslado de la yaguareté continúa. La protección de los animales contempla su bienestar, velando por la integridad de cada uno, sea de la especie que fuere, mientras que el conservacionismo pretende repoblar áreas despobladas por nosotros mismos, recreando antiguos ecosistemas. Durante ese recorrido existen animales que contribuyen al Programa, y otros que no y el objetivo debe cumplirse a pesar de ellos.
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