FOPEA recordó a José Luis Cabezas con un texto colaborativo de distintos periodistas
Tras 25 años de su muerte, el Foro de Periodismo Argentino recuerda al reportero gráfico con anécdotas y reflexiones sobre lo que su asesinato representa
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A 25 años de la muerte de José Luis Cabezas, el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) difundió un texto colaborativo del que participaron 25 periodistas, entre ellos Pablo Sirvén y Gustavo Carabajal, de LA NACION, donde recordaron la memoria del reportero gráfico presente.
El 25 de enero de 1997 el reportero gráfico José Luis Cabezas fue secuestrado, golpeado, asesinado e incinerado en un descampado de la costa atlántica. En el 25° aniversario de su crimen, desde el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), invitamos a 25 periodistas para que lo recuerden con anécdotas vividas junto a él y reflexiones sobre lo que su muerte representa para el periodismo argentino.
Gabriel Michi, amigo y compañero de cobertura
25 años de aquel 25. Un cuarto de siglo de ese siniestro día de enero de 1997 en que nuestra historia cambió para siempre. La de mi compañero y amigo José Luis Cabezas, mi cómplice en tantas “aventuras” periodísticas. La de su familia desgarrada. La de sus compañeros devastados. La de todo el periodismo shockeado. La de una sociedad conmovida. La de un país golpeado.
25 años en que en la Argentina ocurría el peor ataque a la Libertad de Expresión desde que regresó la democracia. Un ataque que pretendió silencio, pero que obtuvo todo lo contrario. Se transformó en un grito ensordecedor contra la barbarie, contra la injusticia, contra la corrupción, contra las mafias.
Esas mafias que buscaron seguir construyendo poder desde la impunidad. Pero no pudieron. Porque José Luis, el mismo al que pretendieron ausentar, estuvo más presente que nunca. En cada uno de sus colegas comprometidos, en cada ciudadano de bien, en la mirada dolorosa y demandante de justicia de su familia. Todos fuimos, somos y seremos José Luis Cabezas. Porque nos duele hasta el desgarro su ausencia. Pero a ellos, sus asesinos, les pesa su presencia. ¡Cabezas, presente! ¡Ahora y siempre!
Alejandra Daiha, directora de la revista Noticias
Fue extraño para quienes compartimos redacción con él, aceptar que aquel José Luis divertido, cabrón, padrazo y empeñado en ser un gran fotógrafo, se convirtiera en una pancarta. Ese retrato suyo en blanco y negro que dio vueltas al mundo no debió ser más que una foto carnet, pero se hizo bandera y lo congeló en el tiempo. A los demás, que pudimos envejecer, su crimen nos plantó la tristeza de saber que también en democracia el periodismo se puede pagar con la vida. Cabezas no era un kamikaze. Debió haber cumplido hace unos meses los 60. Me lo imagino igual. Subiéndose a mesas, sillas y escaleras para lograr esas fotos desde arriba que fueron su sello. No te olvidamos, “chabón”.
Pablo Sirvén, actual secretario de redacción de LA NACION; por entonces, editor general de la revista Noticias
Bolsa de carbón encima de cajón de fruta vacío. Así me enseñó a hacer asados José Luis Cabezas en uno de los dos veranos que compartimos temporada en Pinamar haciendo notas para la revista Noticias. Cantaba fuerte «Dame un limón», de Divididos, que hacía sonar todo el tiempo en el auto en el que nos movíamos entre bosques y mares.
Divertido, protestón, hiperprofesional, buscaba la mejor luz en el primer y último sol del día para lograr sus fotos increíbles. Tenía conciencia de los peligros a los que se exponía, pero su dedo haciendo clic siempre pudo más.
Jorge Fontevecchia, presidente y CEO del Grupo Perfil
En el resto de América Latina el asesinato de periodistas es una práctica aún no desterrada. La reacción de la sociedad argentina ante la muerte de José Luis Cabezas, enseñó a los bárbaros que asesinar a un periodista terminaba teniendo consecuencias peores para ellos mismos. La impunidad que en otros crímenes aún se mantiene, se convirtió en imposible en el asesinato a un periodista por la enorme visibilidad que el hecho tendría. José Luis Cabezas con su vida salvo la de muchos periodistas durante el último cuarto de siglo. Y lo seguirá haciendo.
Paula Moreno Román, presidenta de FOPEA
A un año de la muerte de José Luis Cabezas, la ciudad de Esquel inauguró una de las primeras esculturas que tuvo el país homenajeando a nuestro querido colega y reclamando por la búsqueda de la verdad y la justicia.
Gabriel Michi, María Cristina Robledo y Daniel Das Neves (UTPBA) compartieron un conmovedor momento de unión alrededor de aquel monumento ubicado frente al edificio de los Tribunales de Esquel con los ojos de José Luis tallados en la piedra y la mirada profunda clavada en el símbolo de la justicia.
Cabezas no es, fue ni será “un caso”. Es la lucha constante contra el olvido y la impunidad que ha logrado unir a la comunidad periodística de la Argentina. Desde este rincón del país cada 25 de enero se vuelve a gritar “Cabezas, Presente”.
Edi Zunino, condujo el equipo de la revista Noticias que investigó su homicidio
Siempre me resistí a convertir a José Luis Cabezas en bandera, primero porque fue una persona común y corriente; segundo, porque había sido un compañero de trabajo con el que valía la pena compartir horas y horas de creatividad (mis viajes laborales al exterior más inolvidables fueron “en pareja” con él); y tercero, tal vez, por suponer que pasarlo al terreno de lo simbólico le quitaria sustancia a mi propia vida. Claro que 25 años después de haber tenido 30 y pico, uno ha vivido el tiempo suficiente para ir tomando dimensión de la época histórica que le tocó vivir. La mía es la de la guerra de Malvinas, la recuperación democrática y el homicidio de Cabezas. No sé muy bien aún qué querrá decir todo eso junto, pero de tales materiales también estoy hecho y eso, en gran medida, soy. Cabezas está en mi modo de entender la Argentina y el periodismo. Todos los días. Sin falta. Es una marca de supervivencia. El efecto flash de un faro. Un tatuaje moral.
Guillermo Cantón, amigo y compañero de trabajo
Querido José Luis: Parece que hay mucha gente que quiere saber de vos, te diría que todos me preguntan. Sé que no te va a molestar, porque nos tenemos confianza y, seamos sinceros, te encanta. Hoy, para que te sientas orgulloso, todos hablan de vos. Les digo que eras bueno con tus hijos, malo con los malos, irremplazable con Cristina, ingenuo con los ojos, franco con la risa, incansable con la cámara, transparente de corazón, curioso de oficio, amplísimo de amigo y fraternal conmigo. Para los desmemoriados llevamos una cinta negra en tu memoria. Yo no llevo un luto. Llevo prendida una carcajada tuya de repuesto. Gracias por todo y hasta la próxima.
Norma Morandini, periodista y escritora; en la época era la corresponsal de la revista española Cambio 16 y el diario O’Globo de Brasil
El día que asesinaron a Jose Luis Cabezas, una amiga brasileña, Claudia Merian, casada con el entonces Agregado cultural de la Embajada de Francia, que fue quien introdujo a José Luis como fotógrafo de la embajada, me llamó para decirme que la fotografía en la que se nos ve juntas, la había tomado Cabezas. Fui a buscar la fotografía, y me impresioné porque el vidrio del portaretrato estaba partido a la mitad. Así la dejé. Tengo la foto en un lugar visible y cada vez que la miro, recuerdo a José Luis.
Santo Biasatti, periodista de NET Tv
No se olvide de José Luis Cabezas. Contra la impunidad siempre. El mejor homenaje que podemos hacerle es mantener con firmeza el principio de exigir justicia. No olvidamos a sus asesinos. Algunos conviven con nosotros. No olvidamos a los que callaron ni tampoco a los que renunciaron a brindarle todo su apoyo a la familia. Recordar no es un delito. Ocultarlo fue y es de miserables.
Ítalo Pisani, editor general del Diario Río Negro
Los anticuerpos que nos dejó a todos la contundente reacción social por el crimen brutal de José Luis Cabezas 25 años atrás, no pueden -no deben- tener caducidad. Esta tragedia dio un giro en nuestra historia: desenmascaró a las mafias del poder, a la deleznable policía, a la impunidad. También cerró grietas entre trabajadores de prensa y puso en valor al periodismo profesional que busca la verdad cueste lo que costare. Jamás arriemos la bandera inspirada en el clamor de los papás de José Luis: “No se olviden de Cabezas”.
Fanny Mandelbaum, periodista de Radio Conexión Abierta
Era enero de 1997. Yo estaba veraneando en Punta del Este y me entero del asesinato de Jose Luis. Me llaman del canal para avisarme que me mandaban una cámara porque venía el por entonces presidente Carlos Menem a presentar un libro de Emilio Perina y dar una conferencia de prensa. En el ínterin, Osvaldo Menendez, un colega de Radio Mitre que estaba cubriendo la temporada, me comenta que sería bueno que todos los periodistas fuéramos con una cinta negra para expresar nuestro dolor. Le dije que era una idea maravillosa. Compramos cinta, alfileres. Las corté y armé los lazos negros.
Uno de los jefes de noticias de Telefe me dijo que no hiciera preguntas inconvenientes. Yo le contesté que no había preguntas inconvenientes. Si no podía preguntar lo que yo quería, no iba a preguntar nada y así fue. Les conté esto a mis colegas, les dije que preguntaran ellos. Sólo puse el micrófono, pero fuimos todos con la cinta negra.
Fernando J. Ruiz. Profesor de Periodismo y Democracia de la Universidad Austral. Expresidente de FOPEA (2019 - 2021)
Los ojos de Cabezas interpelan al periodismo, y no se sostiene la mirada. Los periodistas que en 1997 marcharon juntos, están desunidos. La discusión sobre dónde está el poder al cual hay que enfrentar y dónde está la verdad, confundió las brújulas. Aquel bloque profesional uniforme es hoy una comunidad quebrada y débil, casi sin referentes. No es distinto a lo que ha pasado otras veces en la historia y en muchos otros países, pero este ciclo de ruptura se alargó demasiado. José Luis y Gabriel Michi hacían periodismo, no política partidaria. A eso hay que volver. Sabemos los riesgos, pero la democracia lo exige.
Diego Pietrafesa, Telefe Noticias, Secretario de Derechos Humanos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires, SIPREBA
Mirar y contar.
Vos, con tus ojos en ofrenda.
Vos, contra lo conveniente y lo cómodo.
Vos, contra los dueños de todo.
Vos, con la más humana de las épicas: hacer lo que se pueda, cómo y dónde se pueda, pero nunca menos.
Vos, a golpes de cámara contra el falso glamour y otras vanidades de oropel.
Vos, oficio de lo cotidiano, relámpago de dignidad en la precariedad profesional, salarial, laboral y moral.
Vos, compañero.
Los trabajadores de prensa caminamos por tus huellas.
¡José Luis Cabezas, Presente!
Lorena Maciel, periodista de Todo Noticias
El crimen de Jose Luis Cabezas marcó un antes y un después en mi vida y, sin duda, en mi carrera profesional. Apenas había pasado los 20 años y Radio Mitre confíó en mí a la hora de ponerme al frente de la cobertura del caso. Yo me ofrecí, obvio, no quería perderme nada.
No me entraba en mi cabeza semejante crimen, no paraban de aparecer en mi mente la carita de Candela de 6 meses, de su mujer Cristina, sus otros dos hijos también chicos. El auto blanco, Gabriel Michi desconsolado, la fiesta en lo de Andreani, la cava, la bota quemada, la tapa de Noticias, y Yabrán, si claro, Yabrán caminando en traje de baño e inmortalizado por una foto de Cabezas.
No fue un año, fueron más de 3 años donde mi vida estuvo íntimamente ligada a la investigación. Pedí en la radio especializarme en judiciales y estar yo a cargo del caso.
Gracias a la insistencia del periodismo y de la sociedad en general se llegó a la verdad o casi toda la verdad, estoy convencida que hay muchas cosas que nunca llegaremos a saber. Cabezas fue y es un emblema de hasta dónde puede llegar el periodismo independiente. Ese que no responde a ningún otro interés que el de informar con pruebas.
Oscar E. Balmaceda, periodista y escritor
Estuve en Dolores y aledaños 21 meses - desde febrero de 1997 hasta noviembre de 1998 - cubriendo para La Nación la investigación por el asesinato de José Luis Cabezas. Durante ese lapso, conocí hasta el último de los personajes del capítulo que cerró la saga criminal que incluye los homicidios de María Soledad Morales, en 1990, y del soldado Omar Carrasco, en 1994.
Y lo que sigue repicando en mi memoria son algunas de sus sentencias: “Yo soy delincuente, pero yo no maté a este muchacho” (Margarita Di Tullio, alias “Pepita la Pistolera); “Me tiraron un muerto” (Eduardo Duhalde, gobernador de Buenos Aires); “A Cabezas lo mataron por el trabajo que estaba haciendo” (José Luis Macchi, juez de la causa).
Fabio Ariel Ladetto, periodista de La Gaceta de Tucumán y expresidente de FOPEA (2011 - 2015)
¿Dónde hubiese estado el 21 de diciembre de 2001, qué mirada hubiese captado de los nueve presidentes que ocuparon la Casa Rosada en este siglo, desde qué ángulo hubiera inmortalizado la pandemia?.
Una ausencia se puede medir por los vacíos que deja, los momentos que no se comparten, las preguntas sin respuestas...
Por eso, cada vez que se dice “José Luis Cabezas, presente” se trata de desafiar su muerte, de repudiar su crimen y de eludir el olvido.
Gabriela Carchak, periodista de C5N
No fue un asesinato. Fue el intento de amordazar a un periodista, a un medio, a un pueblo, a un país. Pero los argentinos gritaron y gritaron fuerte. Tanto, que ese fotógrafo asesinado por hacer su trabajo se convirtió en un símbolo de la libertad de expresión y la lucha colectiva por mantenerla. El crimen de José Luis Cabezas marcó un antes y un después no sólo en la toma de conciencia de lo que el periodismo significa, sino también, en la confianza en el castigo, que aunque tarde, llega a quienes se creen impunes y dueños de la vida de los demás.
Emilia Delfino, periodista de CNN en Español y elDiarioAR
La fotografía que José Luis Cabezas tomó al empresario Alfredo Yabrán en febrero de 1996, un año antes de ser asesinado, la imagen por la que fue asesinado, fue y es una acción perfecta de periodismo de investigación: la exposición del poder real, del poderoso oculto, retratado, iluminado por el ojo de un fotoreportero, en base a un trabajo de investigación previo que Cabezas realizó con el equipo que integraba. Como su acción, Cabezas estará siempre presente, como el reclamo de justicia de su familia y amigos.
Gustavo Carabajal, periodista de LA NACION
Nada fue igual en mi vida después del asesinato de José Luis Cabezas. Durante más de un año realicé la cobertura informativa del caso para el diario La Nación y recuerdo una imagen de su hija menor, Candela. Tenía poco más de un año y escuchaba por la televisión el grito de “Cabezas, presente” que retumbaba en una de las marchas. Ella en su inocencia miraba y escuchaba atónita, cómo desde la pantalla surgía con energía, el reclamo de Justicia por su padre.
Liliana Caruso, periodista de Policiales y Judiciales en América Noticias y A24
El asesinato de José Luis sacudió sin distinciones. Fue la muerte brutal de un laburante, fotógrafo sencillo que desenmascaró el poder. Y el caso movilizó a una sociedad que se enteraba de la manera más brutal de las operatorias de las bandas mixtas formada por delincuentes comunes y policías. Su muerte sigue doliendo porque queda la sensación de que los asesinos la sacaron barata. Una justicia a medias. Pero por suerte queda la memoria: como en una plaza de V. Domínico que lleva su nombre y sus ojos eternos, esos que tienen la capacidad de hablar.
Hipólito Sanzone, cubrió el caso para EL DIA de La Plata
El martirio de José Luis Cabezas trascendió su propio horror, por todo lo que le permitió a la sociedad ver que no había visto o no quería ver. Antes de ese final hubo una trama de aprietes, condicionamientos y mensajes pesados a otros periodistas de otros medios y en diferentes circunstancias y no siempre a cargo de los mismos actores. La muerte de Cabezas permitió ver que no todo en esa Argentina era la “alegría” de la pizza y el champagne. Personalmente, me involucré por la cobertura que me asignó el diario El Día de La Plata en un trabajo de largos meses, en el que me quedó la impresión de que todavía no se llegó a la verdad revelada. Que hay personajes todavía impunes y circunstancias nunca debidamente aclaradas. Puede pensarse que todo eso poco importa ante el recuerdo de la única víctima y su sufrimiento, pero también es posible que su memoria merezca esa verdad revelada que, en lo personal, sigo considerando esquiva.
Liliana Franco, periodista en Ámbito Financiero
El asesinato de José Luis Cabezas fue un antes y un después para el periodismo local. Fue tomar conciencia de que investigar, denunciar, podía costar la vida. Una foto, la prueba del buen trabajo periodístico, fue la causa de que hoy tengamos que recordar a José Luis.
Creo que la mejor manera para que la muerte de José Luis no haya sido en vano, es que, nosotros los periodistas, apoyemos los trabajos de investigación de nuestros colegas, que reaccionemos colectivamente cuando desde el poder se intente menoscabarlos o ningunearlos. Que recordemos que José Luis fue mandado a matar por sacar una foto, es decir cumplir con su trabajo.
César Sánchez Bonifato, periodista
El asesinato de José Luis Cabezas ocurrió cuando Carlos Menem era Presidente y nuestro país fue vendido a espúreos intereses internacionales. Se liquidaron YPF, Fabricaciones Militares, cerraron puertos, paralizaron los ferrocarriles, se mantuvieron “relaciones carnales” con los EE.UU., barcos argentinos fueron enviados a participar de la invasión extranjera a Kuwait, se negoció con el libanés Kadhaffi, explotó la ciudad cordobesa Río Tercero dejando a muchos compatriotas muertos.
En dicho marco, hubo asimismo empresas argentinas involucradas en turbios acuerdos. Un consorcio manejado por el empresario entrerriano Alfredo Yabrán fue uno de los beneficiados. El colega Cabezas lo descubrió en la costa atlántica y su imagen se hizo pública. Al poco tiempo, fue asesinado.
Además, se informó que Yabrán “se suicidó”, pero su cuerpo nunca fue mostrado.
El caudillo riojano Menem terminó aliándose a los Kirchner y mantuvo una banca en el Senado, hasta su muerte. “El Caso Cabezas” conmocionó al periodismo argentino. Se trató de un emblemático episodio, jamás aclarado completamente por la Justicia.
Oscar Ángel Flores, periodista de Radio Universidad de San Luis
En San Luis, el suceso del asesinato de José Luis Cabezas generó conmoción entre el plantel periodístico general de la provincia. Aunque no conocí personalmente al compañero reportero gráfico, las publicaciones periodísticas originadas ese año me permitieron descubrir el perfil de José Luis. La figura más conocida de nuestro colega Gabriel Michi nos acercó a la historia completa de aquel suceso que conmovió al país y dejó al descubierto el entramado mafioso existente en el poder mismo de la Argentina.
Así, los periodistas Puntanos se organizaron y dejaron instaurado en un pequeño monumento nuestro reconocimiento a José Luis Cabezas en pleno centro de la ciudad Capital. También se impulsaron actos cada año bajo la consigna “No nos olvidemos de Cabezas” para seguir procurando Justicia en contra de aquellos que persigan y pongan en peligro a las y los comunicadores que se exponen en la búsqueda de la verdad.
Alicia Miller, periodista e integrante de la Comisión Directiva de FOPEA
“Un hachazo invisible y homicida”. Miguel Hernández describía así el estupor ante una muerte de gigante significado. Sentí igual el asesinato de José Luis Cabezas, que pudo ser uno de mis colegas cercanos o yo misma. Del peor modo, supe que el coraje no es opción sino obligación. Y que la protección constitucional al periodismo en resguardo de los derechos ciudadanos no servirá de nada sin una democracia basada en el respeto hacia quien piensa distinto, sin un consenso de especial tolerancia hacia aquello que nos contraría, contradice o señala.
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