Florencia Tellado, la sombrerera argentina que pasó de diseñar para Cristina Kirchner a hacerse un lugar en la London Fashion Week
La joven diseñadora y vestuarista llegó a la Semana de la Moda de Londres para presentar sus sombreros y tocados; en diálogo con LA NACION cuenta cómo se abrió paso a nivel internacional de la mano de su objeto fetiche
LONDRES.- Dicen en el mundo de la moda que si Milán se caracteriza por el glamour, París por el arte y Nueva York por su sello comercial, el rasgo saliente de la Fashion Week de Londres es la experimentación.
Esta apertura en busca de talentos a nivel internacional le otorgó un espacio a la argentina Florencia Tellado, una sombrerera de 34 años que aprendió el oficio de la mano de Hilda Juárez, referente del Teatro Colón, y Laura Noetinger, la diseñadora que logró reivindicar el uso del tocado en el país y una de las elegidas de la reina Máxima de Holanda.
Hoy, la colección de sobreros artesanales de Tellado se luce entre un puñado de selectos milliners -como se denomina a los diseñadores de sombreros- en la Semana de la Moda de Londres que se desarrolla en esta ciudad desde el viernes pasado y hasta mañana. The Store Studios, a metros del Río Támesis, albergará un total de 85 desfiles de firmas de lujo como Versus Versace, Tommy Hilfiger y Giorgio Armani, y a más de 5000 invitados de renombre internacional, muchos de los cuales podrán presentar sus colecciones en stands en el marco de la Fashion Week. Florencia comparte su espacio de exposición con Stephen Jones, autor de varios libros de su biblioteca y quien vistió las cabezas de íconos desde Lady Di hasta Madonna.
Hasta aquí trajo el diseño argentino que, entre otras clientas, eligió la ex presidenta Cristina Kirchner para lucir en la primera fila de la ceremonia de asunción del papa Francisco en 2013. “Va a haber uno de mis sombreros en los libros de historia”, dice Tellado. En su portfolio cuenta además con trabajos para Pablo Ramírez, Mila Kartei y Jessica Trosman, y diseños para comerciales de marcas como Coca Cola, Samsung, Audi y Citi, entre muchas otras.
Aunque sigue al frente de “El Vestidor”, su tienda de vestuario en Palermo, Florencia persigue la ambición de dar alcance global a la marca en la que estampó su nombre y, cada temporada, su sello personal. En 2016, expuso sus modelos en la London Hat week, en marzo último, el destino fue París, y ahora vuelve a la capital inglesa.
En su muestra, las figuras de yeso lucen modelos de rafia con materia prima de una fábrica bonaerense, y cuero esculpido con láser. Por el pasillo desfilan los jueces más exigentes de la industria a nivel internacional: los encargados de las compras de tiendas como Harrods, Selfridges, Fenwick y Harvey Nichols. A ellos, busca atraer con un concepto de “lujo urbano”, revalorizando lo artesanal y vanguardista por sobre la moda repetida.
Aún expuesta a semejante desafío, dice la diseñadora, uno de sus mayores desafíos está en la Argentina, donde quiere “contagiar el uso de sombreros”. “Creo que hay bastante prejuicio en nuestra cultura. La mujer argentina es más insegura ante la mirada del otro y le da más vergüenza ponerse un sombrero”, afirma.
-¿Cuál es tu sello en el diseño de sombreros?
-En millinery, que es diseño y confección de sombreros, creo que falta el estilo urbano, bajarlo a la calle. Es lo que intento con mis diseños, que cualquiera los pueda usar sin ir al Royal Ascot [emblemática carrera de caballos que tiene lugar en el verano británico y que suele contar con la presencia de los miembros de la familia real británica] o sin sentirse la prima de la reina. Quiero darle una mirada más fresca y joven al millinery. Aunque esta es mi segunda colección seriada, porque hasta ahora sólo había hecho piezas únicas, no quiero industrializar mi producción. Me gusta mantenerla como algo exclusivo y disfrutar el proceso creativo, sin convertirme en una máquina. Eso es algo que no quiero perder nunca.
-¿Por qué elegiste este oficio de pocos?
-La ropa me parecía algo muy plano. Los sombreros en cambio son la prenda más tridimensional y escultural que te permite jugar con el diseño. Además, la cabeza es adonde primero van las miradas.
-¿Cómo es tu proceso creativo?
-Acá hay muchos diseñadores a quienes admiro, y que tienen materiales increíbles a diez cuadras de su taller. Yo tuve el desafío de explorar con los materiales, porque no era fácil comprar desde la Argentina. Entonces, aunque la teoría dice que hay que armar un panel conceptual, yo creo que eso me limita. Necesito agarrar los materiales y explorar, ver todas las formas en las que se puede crear con una paleta de color. Sé que para competir hay que hacer algo diferente.
-¿Qué significa este paso en tu carrera?
-Me identifico mucho con esta ciudad más que con París, por ejemplo, siento que hay más vanguardia. Si bien esto para mi empezó como un juego en paralelo al mi trabajo como vestuarista, me dejo llevar. Mandé un mail para venir de visita y me invitaron a participar. Estar acá significa que un producto que puede competir a nivel mundial, y que el esfuerzo de haber trabajado para otros, aprendiendo en el camino, da frutos.
-Tu objetivo, entonces, está en el posicionamiento a nivel global. En la Argentina, ¿no hay mercado para sombreros?
-Mi foco es global. Eso se refleja en la elección de una modelo que representa muchas etnias para la campaña. Pero quiero seguir trabajando en la Argentina, porque ahí es donde está mi vida. Quiero vivir ahí y contagiar el uso de sombreros en la Argentina. Aunque tengo muchas clientas en el país, muchas de las cuales toman al sombrero como un objeto de colección, para las argentinas en general, es menos común.
-¿Por qué?
-Creo que hay bastante prejuicio en nuestra cultura. La mujer argentina es más insegura ante la mirada del otro y por eso le da más vergüenza ponerse un sombrero. En cambio, acá podés ponerte cualquier cosa, la libertad es total. Tenemos que cambiar esa mentalidad de juzgar al otro por lo que lleva puesto. De hecho, a mi cuando la gente está peor vestida, me causa más simpatía. Hay gusto en el mal gusto.
-¿Cómo fue diseñar para la ex presidenta Cristina Kirchner?
-Creo que es uno de mis mayores logros. Va a haber un sombrero mío en los libros de historia, en un acontecimiento histórico, en la asunción del Papa argentino. En ese caso, tenía que ver con el protocolo, y Cristina ya sabía lo que iba a usar, con lo cual el sombrero se adaptó a la ropa. Nunca la conocí; todo fue a través de su estilista.
-¿Qué pensas del look de la reina Máxima de Holanda?
-Máxima es más clásica y muy elegante. Me gusta lo que usa, pero no es el target al que apunto. Lo mío es más lúdico y joven, orientado a un target vanguardista y divertido. Aunque en esta colección trato de abarcar distintos públicos, siempre soy fiel a mi estilo. Por ejemplo, no me gusta hacer algo que no tenga que ver conmigo para una novia, porque no soy una modista.
-La moda, ¿va hacia un estilo más austero?
-Sí, claramente. La tendencia es más austera, callejera, desaliñada. Hay una tendencia de ponerse lo que se te ocurra. Lo importante es la comodidad. Y acá eso se ve: hay gente en zapatillas, con muchísimo estilo.