Fingió pedirle ayuda para un trabajo de la facultad a su papá, pero cuando el hombre descubrió la verdad rompió en llanto
Daniel y Rodrigo emocionaron a todos en las redes cuando se conoció su historia; en diálogo con LA NACION dieron más detalles sobre el importante paso que decidieron dar
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“Si siempre fuiste mío”, le dijo Daniel -mientras secaba sus lágrimas- a Rodrigo, su hijo. Esas palabras fueron las que siempre escuchó el joven que hoy tiene 21 años, pero que desde muy pequeño tenía un sueño y ahora lo volvió una realidad. A raíz de un video que compartió en las redes en donde se lo ve pedirle a la pareja de su mamá que lo adopte y le dé su apellido, su historia se viralizó. En diálogo con LA NACION, ambos contaron el detrás de escena del momento que logró emocionar a todo un país.
Una llamada significó para Rodrigo terminar con una espera que lo inquietaba hace mucho. Cuando tenía 18 años decidió concretar su gran anhelo, pero se encontró con muchos obstáculos. Contrató una abogada y se encaminó a realizar el trámite con el que soñaba desde que era un niño, cuando entendió que su apellido no era el mismo que el de su papá, ese hombre con el que caminó de la mano desde sus primeros pasos, hasta ahora que va a la Universidad.
“Desde que tengo un año estoy con mi papá y por todo lo vivido, ya desde chiquito me quería cambiar el apellido. Pero, al ser menor, mi mamá me decía que espere para tomar la decisión bien. Siempre supe que tener su apellido era la decisión correcta”, detalló Rodrigo sobre este momento especial de su vida.
Después de muchas citas en el registro civil de Lanús, los trámites y la espera parecían llegar a su fin y solo faltaba una firma para cumplir con su deseo. Daniel Páez, el hombre con el que vive desde que tiene un año, solo tenía que aceptar ser su padre ante las autoridades, porque en todos los demás ámbitos ya lo es.
Para este día especial, Rodrigo junto a su mamá Romina, se prepararon mucho, desde que en redes sociales veían cómo algunos niños les pedían a sus papás “de corazón” ser adoptados y sellar aquel vínculo de amor. Planearon cómo iba a ser en su caso, pero los nervios del joven y sus sentimientos fueron más fuertes. Por suerte para todos, la idea de firmarlo sí funcionó y ese video fue el que se viralizó y los convirtió en noticia.
Con un sobre en la mano, Rodrigo se acercó a su padre, quien estaba en la mesa a punto de comer. Con la excusa de pedirle ayuda para un trabajo de la facultad, le dijo que sacara los papeles que estaban allí guardados. Cuando el hombre lo hizo, lo primero que encontró fueron fotos familiares y un cartel que leyó en voz alta: “Es loco empezar todo esto, no sé como decirte ni cómo se hace esto, pero es un deseo que tengo desde chico (...) Hace dos años empecé con algo que sabía que no estaba arrepentido, algo que no sabía cómo te lo ibas a tomar. Si querés o podés, necesito tu autógrafo”.
“¿Te animarías a ser mi papá?”, decía el final de la carta que leyó con la voz entrecortada. En medio de lágrimas de felicidad, Rodrigo sacó delante de él el último papel del sobre. “Tenemos cita el 5 de julio a las 16 para firmar mi adopción”, le manifestó. En ese instante, ambos se abrazaron y rompieron en llanto.
El video del momento se viralizó de inmediato en TikTok e Instagram. El protagonista lo compartió sin imaginar el alcance y las repercusiones que tuvo. Con cientos de comentarios, muchos hijos y padres de todo el país contaron que vieron en esa situación reflejada su historia, mientras otros jóvenes los felicitaron por el vínculo que forjaron.
“Muchos me dijeron que empezaron el trámite y en la espera el papá se les murió. Es hermoso y triste a la vez esto porque mucha gente no lo pudo cumplir. Estamos muy agradecidos por los mensajes alentadores”, remarcó Rodrigo.
La historia de amor, familia y unión
La estrecha relación que forjaron padre e hijo tiene mucha historia, ya que el hombre formó parte de la vida de Romina en su adolescencia, luego se separaron, pero el destino los volvió a cruzar.
“Cuando teníamos 14 o 15 años éramos noviecitos y ella era la chica con la que siempre soñé. Pero, fuimos creciendo y nos fuimos cada uno por nuestro lado. Después, la vida nos volvió a juntar. Cuando nos volvimos a unir estaba Rodri, que tenía un año”, recordó Daniel. A la familia se sumó Nahiara, la hija que tienen en común.
Del momento en el que vio a Rodrigo por primera vez, aseguró que apenas gateaba y cuando lo tuvo frente a él ya lo sintió como su hijo. “Lo tuve en brazos, nos miramos y con eso alcanzó”. Crecieron juntos como niño y hombre, siempre de la mano.
Si bien el adolescente nunca tuvo dudas de que su padre es quien lo acompaña desde que tiene memoria, quería dar un paso más y tener su apellido. El tema era un deseo compartido, pero que se postergó por lo engorroso que era el trámite cuando era menor de edad y visitó por primera vez el registro civil.
Para Daniel, su deseo se intensificó cuando Rodrigo fue papá y él se convirtió en abuelo de Felipe. “Nació mi nieto y yo pensaba que él no iba a tener mi apellido y dije que lo iba a adoptar, y resulta que ya habían empezado el trámite”, explicó sobre el instante en el que planteó la situación, sin saber que poco faltaba para que el sueño compartido se cumpliera. Sin embargo, el trámite tardó más de lo esperado debido a los tiempos de la justicia, sumado a la pandemia de Covid-19.
Durante más de dos años, el joven guardó silencio al respecto, solo su madre, hermana y pareja sabían que todo iba encaminado y festejaban cada paso a su lado. Cuando por fin recibió el llamado de la abogada, se lo contó a su papá y grabó el momento.
“La sangre no te hace familia, como me dice él. La familia la hace el amor, pero siempre fue importante porque el día de mañana que se vea que logré todo por él. Ya tener su apellido en un título universitario es mostrar eso”, reflexionó Rodrigo sobre la decisión que tuvo clara desde muy pequeño.
“El autógrafo” final
En el sobre con papeles que le entregó, Rodrigo le pidió a Daniel un autógrafo para concluir la adopción, trámite que fue sugerido por el juez cuando le expresó el deseo del cambio de apellido. Aunque sería más fácil cambiárselo por el de su madre, padre e hijo esperaban compartir el Páez en todos los ámbitos.
“Tenemos que ir al estudio de mi abogada y él tiene que firmar la adopción que pidió el juez y hay que quedar a la espera para el nuevo DNI”, contó Rodrigo. “No veo la hora de firmar”, agregó con orgullo Daniel, al asegurar que habrá un festejo familiar porque nadie quiere perderse semejante evento.
“Estoy muy orgulloso de mi hijo, de mi familia, de mi hija y de mi señora, esto habla que somos una familia, si estamos bien o mal lo estamos todos. El valor que él tuvo para hacer el trámite me hace sentir más orgulloso”, sentenció Daniel.
Fue esta historia la que, como pocas, logró emocionar en las redes sociales, donde suele ser un sitio hostil en el que las críticas no tardar en llegar. Ahora, padre e hijo se convierten en la excepción de solo recibir mensajes de cariño y es porque el amor que se tienen tocó de cerca el corazón de todos.
El día de la firma
El miércoles 5 de julio toda la familia asistió al despacho de su abogada para dar el paso final en la adopción. “Ay perdón”, exclamó Daniel cuando tomó la lapicera para firmar el papel que certifica que -legalmente- Rodrigo es su hijo. El temblor fue un claro ejemplo de la emoción que atravesó. Entre lágrimas, los protagonistas de esta historia se fundieron en un fuerte abrazo.
”Legalmente, es mío”, determinó Daniel ante la abogada, quien tuvo sentidas palabras sobre la relación de la que fue testigo desde que Rodrigo llegó a consultarla por el trámite. “El amor atravesó a todos”, conmovido.
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