Fin de semana XXL. El frío y la llovizna no desalientan al turismo en la costa bonaerense
En el último gran fin de semana largo del año, Mar del Plata y otros balnearios de la zona recibieron buena alfuencia de visitantes; gastronomía típica y visitas a lugares icónicos
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MAR DEL PLATA.- La ráfaga de viento que cruza la Plazoleta Almirante Brown le vuela la gorra de lana al hombre de la campera de Racing y la recupera a varios metros, empapada en uno de los charcos que abundan en todo ese sector de la rambla marplatense, consecuencia de una llovizna que asomó recién a media mañana y que cambió a modo de chaparrones desde mediodía y durante buena parte de la tarde. Así, a repetición.
Abrigo y camperas con capuchas para los que, aun con el tiempo a contramano, se dispusieron a caminar por la costa. Por el simple hecho de recorrer como paseo o por la necesidad de moverse desde el hotel o el departamento hasta algún restaurante o café, refugiarse un rato en el casino o llegar a alguna de las propuestas comerciales y de entretenimientos de Peatonal San Martín.
Un fin de semana extralargo de gran potencial por su extensión de cuatro jornadas, por su ubicación en almanaque cuando todavía promedia el mes, pero que aún con buen arribo de turistas perdió efecto por el mal tiempo que llegó y golpeó fuerte.
Muy lejos de los casi 20°C de hace una semana, aquí el otoño se despedía con temperaturas que por momentos fueron de un dígito, cielo plomizo y un alerta anunciado temprano por el Servicio Meteorológico Nacional que alcanzaba a municipios vecinos del frente costero, también pasados por agua en estos días.
Aún así se vio gente que se le animó al aire libre. Donde más se notó fue en la banquina del puerto marplatense, donde se suele combinar la excusa del paseo entre lobos marinos y lanchas amarillas con alguna experiencia sabrosa con mariscos, pescados y algunas conservas.
“El tiempo no ayudó: tenemos lleno adentro, pero no pudimos aprovechar todo el servicio al aire libre”, lamentó Carlos Bastons, propietario del restaurante Marbella, en el principal segmento de playa céntrica de Pinamar, donde las autoridades municipales reconocen una ocupación general en el distrito estimada en 70%, en tanto hoteleros admitían algunos números inferiores para la ciudad cabecera.
“Turismo espontáneo”
En la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de Mar del Plata admitían similares cifras para la principal ciudad de este corredor, donde se esperaba esta fecha como un hito de recuperación frente a una dinámica turística que ha perdido fuerza durante los últimos meses. No son de esos resultados para festejar, pero sí de los que ayudan para la época del año que se cursa.
El movimiento que se está dando desde este jueves coincide en buena medida con el ritmo de demanda que se había advertido hasta días previos. La variable que podía incidir era el denominado “turismo espontáneo”, con arribos sin reserva previa. Suele depender de condiciones climáticas que acompañen y alienten. Definitivamente, esta vez no fue el caso. Lejos de tentar, cada reporte de meteorólogos espantaba.
Este viernes, ya con mayoría de los visitantes en sus destinos de descanso, se percibió un incremento importante de movimiento, aunque lejos de los congestionamientos. Salvo excepciones, donde se vieron filas en la puerta de restaurantes que suelen ser los más convocantes, el servicio en el sector gastronómico fue fluido.
Bastons confirmó a LA NACION que este jueves, con mejores condiciones de tiempo, se trabajó muy bien en el suyo y en otros 13 restaurantes abiertos en la costa pinamarense. “Lo que sí notamos es que vino mucho más propietario que turismo de hotel”, explicó por conocimiento de la clientela que pasó por su local.
Lucas Ventoso, responsable de Turismo del municipio, anticipó más arribos de viajeros este sábado y domingo a partir de algunas atracciones especiales que tiene la fecha. Citó el caso de una presentación de vinos salteños en el Hotel Playas y polo en La Herradura, competencia que se suspendió hoy por lluvia. Pero anticipó otro grupo importante para participar y presenciar una competencia de motos, en el frente sur de playas. Y el Mundial de Tango que, en Cariló, tendrá su fase provincial. “Para el promedio de turismo que se vio en distintos puntos del país estamos bien”, dijo el funcionario a LA NACION.
Desde Cariló confirmaron a LA NACION que funcionó muy bien y tuvieron pico de ocupación dentro de la zona, con varios establecimientos hoteleros o de aparts con capacidad completa. “No hubo alquileres, pero si muchísimo propietario que le dio otro ritmo al balneario”, confirmaron en el sector inmobiliario. Aseguran que además trabajaron muy bien restaurantes y cafeterías.
En todo este frente de playas admiten que la época no es la más convocante. Y sienten que ingresaron en un tramo de competencia desigual con los destinos de nieve –que por cierto están viviendo un momento ideal para esquiadores- y una recuperación de la tendencia de escapadas al exterior. Más cuando la oportunidad de escapada es extendida, como resultó esta de cuatro jornadas o de nueve, si se decidió unir un fin de semana largo con otro.
Entre cierto conformismo por lo que se logra este fin de semana hay mucho de lamento también por lo poco que rindió el anterior y las escasas oportunidades que aparecen por delante. Las vacaciones de invierno no son el fuerte de esta oferta con frente de mar y, por eso, se espera que las promociones comiencen a aparecer para asegurar visitantes.
El otro problema por delante para el sector es que ya casi no quedan fechas de escapadas hacia el arranque del segundo semestre. El feriado de julio está suelto en la semana y se está insistiendo, desde distintas instituciones vinculadas con el turismo, que se corran los de agosto y octubre. Exponen, entre argumentos, la cantidad de establecimientos que están prescindiendo de personal e incluso dispuestos a bajar persianas. Por eso reclaman una oportunidad más.
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