Fin de semana a pleno, pero no alcanza a equilibrar las cuentas
En Mar del Plata y otros balnearios de la costa se vive el mejor momento de la temporada, aunque el balance económico no sea el esperado
MAR DEL PLATA.- No hay límites en el almanaque para el mal tiempo, encaprichado como pocas veces con la costa atlántica desde el arranque del año. En enero se volvió una constante tropezar con nubarrones y chaparrones, y febrero, que desde su inicio prometía un cambio positivo a fuerza de sol y altas temperaturas, ayer tuvo lo suyo con lluvias que acabaron muy temprano con la playa y las ilusiones de los turistas, que, por primera vez, jaquean la oferta de alojamiento y dan forma al momento de mejor rendimiento en lo que va de esta temporada.
Para Mar del Plata, que ayer celebró sus 139 años, este exitoso fin de semana largo es un gran regalo de cumpleaños y para el conjunto de los destinos de la zona, un aporte enorme para buscar equilibrio en las cuentas tras un verano que ha rendido bastante menos de lo esperado e invita a revisar y replantear estrategias.
Sólo en esta ciudad se estima que hoy conviven con los marplatenses más de 300.000 turistas. Algunos son herencia de la primera semana del mes y la gran mayoría -más de 230.000-, arribados entre viernes y anteayer, suficientes como para repetir y quizá superar las cifras de este fin de semana extralargo que ya resultó ser el de mayor concurrencia a lo largo de todo el año último.
"Volverá a ser, como en 2012, el fin de semana largo más concurrido y exitoso del año", dijo a LA NACION el titular del Ente Municipal de Turismo (Emtur), Pablo Fernández, muy conforme aun cuando queda por delante y cercano otro hiperlargo de seis días en la próxima Semana Santa, asociada al feriado del 2 de abril.
Poner los pies en la arena y refrescarse en el mar fue, claro, toda una travesía. El viaje desde la Capital Federal, que en condiciones normales requiere algo más de cuatro horas por autopista, esta vez demandó el doble y hasta el triple de tiempo, tanto para arribar a Mar del Plata como, previo desvío, para llegar a Pinamar y el resto de los balnearios vía ruta 11. Anteayer hubo un promedio de 2000 autos por hora que avanzaban hacia la costa por la ruta 2.
Con esos arribos, tarde pero al fin, toda la costa empezaba a ver cumplido por primera vez en 2013 el sueño de la ocupación plena. La hotelería tiene aquí el 95% de plazas cubiertas en todos sus niveles de servicios. Las inmobiliarias armaron y vendieron como nunca paquetes especiales con ofertas por cuatro o cinco días. Y miles de propietarios se dan el gran gusto de regresar a la playa en este anticipado cierre de quincena que, por qué no y ante un temprano inicio del ciclo lectivo en distritos como Capital Federal y Buenos Aires, empieza a marcar el principio del fin del período estival para el turismo de la zona.
El resto de la costa también disfruta de las mieles de estas 96 horas que, con el tiempo a favor al menos hasta ayer al mediodía, reactivó un mercado que durante enero dejó bastante que desear y en este inicio de mes había marchado a ritmo muy tranquilo, con ofertas y rebajas.
En Cariló, y desde mediados de la semana última, no hay disponibilidad en aparts y complejos y buena cantidad de casas se alquilaron de viernes a martes; muy similar a lo que se da en Mar de las Pampas y en sintonía con la demanda que registran destinos como Pinamar, Villa Gesell, Miramar y Necochea.
"Es el mejor fin de semana de este verano", señaló el secretario de Turismo de Pinamar, Alfredo Baldini, que aseguraba plena ocupación hotelera en su distrito.
En términos generales, la temporada rindió menos que la anterior y no cubrió las expectativas, según coinciden los prestadores de servicios consultados por LA NACION durante los últimos 40 días en los distintos balnearios de la zona, aun cuando cifras oficiales de los municipios reconocen bajas ínfimas o leves incrementos de arribos con respecto al año anterior, como los casos de Mar del Plata y Pinamar, en ese orden.
La tendencia se mantuvo en febrero. En la primera semana tuvo un promedio de 70% de ocupación y logró un mejor promedio de días de sol que en enero, pero quedó atrapado en un perfil de demanda destacado por menos viajeros, merma en los días de estadía y un volumen de consumo que se desplomó con respecto a años anteriores.
Una de las explicaciones a estas escalas cada vez más breves durante el verano es que los turistas hacen varias salidas por la multiplicación de los fines de semana largos. Mar del Plata en especial y algunos de los principales balnearios de la zona se han beneficiado con algunas de esas escapadas de temporada baja que les garantizan un mejor promedio de demanda de enero a diciembre.
El dolor de cabeza es para el negocio de playa (alquileres de sombra y comercios de paradores), arrinconado por la estacionalidad de su oferta. Los marplatenses, que alquilan carpas o sombrillas por temporada y representan la mitad de la clientela, fueron más que nunca el sostén de sus cuentas.
Desde el comienzo de este mes, que tiene rebajas habituales de hasta 30% con respecto a enero, las ofertas y promociones se acentuaron. En el rubro inmobiliario aseguran que salvo este fin de semana largo, que volvió a instalar algunos precios más propios de enero, se alquilaron muchas propiedades a valores similares a los del verano anterior, lo que significaría otro 20 a 25% de descuento.
Las promociones alcanzaron hasta los servicios de mayor categoría, con hoteles de cuatro y cinco estrellas que bajaron precios e incorporaron financiación con tarjeta de crédito hasta en 12 cuotas, casi a tono con las ofertas de los paquetes turísticos al exterior.
La demanda por debajo de los niveles esperados se notó en los comercios y empezó a tener temprano impacto en el mercado laboral. Hubo restaurantes y hoteles, por citar sólo rubros principales, que prescindieron de personal temporario ante el flaco arranque de febrero y apelaron a una reincorporación parcial de esos trabajadores para atender el repunte previsto para este fin de semana largo.
La mayoría de los operadores da por seguro que lo mejor del verano se acaba mañana, con el cierre de este fin de semana largo. "Todo lo poco y bueno que pueda venir de aquí en más es un regalo", confió el responsable de un balneario que tiene claro que cualquier cálculo a futuro deberá plantearlo a partir del movimiento y lo recaudado desde diciembre hasta estas horas.
Queda aún el feriado del 20, pero con pocas expectativas porque además de ser en mitad de semana llega cuando las preocupaciones de las familias con hijos en edad escolar estarán focalizadas en los útiles y los guardapolvos.
La otra chance, ya más lejana, es la inédita Semana Santa que se viene sobre el cierre de marzo. Son las cuatro jornadas habituales y puente turístico el lunes para alcanzar al feriado del 2 de abril, que para algunos con potestad para manejar su trabajo y obligaciones puede ser más extenso, ya que el 25 de marzo es no laborable y toda una tentación para empalmar -con sábado 22 y domingo 23- un descanso de hasta once días consecutivos. Hasta entonces los balnearios prometen carpas y sombrillas en pie. Habrá que ver si ya con el otoño en marcha el sol compensa y regala algo de tanto que les ha mezquinado a los sufridos turistas de este verano.
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