Fin de la repitencia: la Provincia de Buenos Aires podría aprobar hoy una cuestionada reforma en la promoción del secundario
La medida, impulsada por el gobierno de Axel Kicillof, es lograr que los estudiantes permanezcan en la escuela, incluso ante un mal desempeño
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Un nuevo esquema de promoción escolar podría aprobarse hoy a partir de la convocatoria a sesionar del Consejo General de Cultura y Educación bonaerense, en el que se discutirá la posibilidad de que los alumnos secundarios de la provincia de Buenos Aires puedan avanzar a pesar de tener materias adeudadas incluso de los primeros tres años del nivel medio. El objetivo de la medida, impulsada por el gobierno de Axel Kicillof, es lograr que los estudiantes permanezcan en la escuela, incluso ante un mal desempeño. El oficialismo cuenta con la mayoría necesaria para que el proyecto se formalice.
“El problema no son los cambios, el problema es que todos los cambios están basados en que los chicos sigan adelante sin modificar el esquema pedagógico. Está claro que la repitencia no sirve, pero forma parte de un modelo escolar. Si no se cambia esto último, modificar solo el sistema de promoción es inútil”, enfatizó en diálogo con LA NACION Guillermina Tiramonti, investigadora de Flacso y autora del libro El gran simulacro: el naufragio de la educación argentina (Libros del Zorzal).
En la propuesta se incluyen características educativas específicas que surgieron con la pandemia de Covid-19 y las restricciones de circulación que afectaron la presencialidad escolar. Así, las calificaciones numéricas seguirán presentes, aunque coexistirán con el Registro Institucional de Trayectorias Educativas (RITE), que será con lo que se determinará –de aprobarse la iniciativa– si un alumno aprueba o no una materia y con lo que se clasificará el desempeño de cada trayectoria en: “avanzada” (TEA), “en proceso” (TEP) o “discontinua” (TED).
A partir de este nuevo esquema, los estudiantes podrán avanzar a pesar de tener materias pendientes de aprobación de incluso los primeros tres años de secundaria y permitirá rendirlas en otro momento bajo un ordenamiento de áreas de conocimiento.
Las materias pasarán a estar organizadas en agrupamientos. Cada agrupamiento estará conformado por una o varias materias que entre ellas comparten un área del conocimiento. El cuadro de continuidad vertical de las trayectorias educativas se compone de ocho agrupamientos, que incorporan las asignaturas de los seis años de estudio del ciclo general. Uno de ellos, por ejemplo, se compone de las asignaturas ciencias sociales, historia y geografía. Dentro de cada agrupamiento, se podrán tener desaprobadas hasta dos materias; con la tercera materia pendiente, “se establece el recursado obligatorio solo de esa asignatura del año anterior”.
“Se elimina prácticamente la repitencia. Un alumno puede llegar a tercer año sin haber aprobado matemática en primer y segundo año. Es decir, van a convivir en el aula alumnos con diferentes trayectorias académicas en un mismo curso y la resolución no especifica cómo lo harán”, destacó Sergio Siciliano, diputado provincial (Juntos por el Cambio) y especialista en gestión y planeamiento de la educación.
Es altamente probable que el oficialismo logre aprobar mañana la iniciativa en el Consejo General de Educación de la provincia dado que los números están a su favor: cuenta con el aval de siete de un total de diez votos, con tres representantes del Frente de Todos y cuatro del sector gremial. La oposición, representada en Juntos por el Cambio, tiene solo tres representantes.
Una reforma poco clara
El régimen académico (lo que se plantea reformar) es una herramienta que tiene cada jurisdicción provincial por medio de la cual se pueden adoptar distintas modalidades con el fin de garantizar la obligatoriedad del secundario en todo su territorio.
Para Claudia Romero, doctora en educación, profesora e investigadora de la Universidad Torcuato Di Tella y autora, junto a otros especialistas, del libro Claves para mejorar la escuela secundaria (Noveduc), la reforma en la secundaria “no se aborda de manera integral”.
“Se focaliza en la evaluación y, dentro de ella, en la repitencia, a la que se le asigna la responsabilidad de la deserción de los estudiantes. Empezar por ahí es como empezar a construir una casa desde el techo. Es cierto que la repitencia es un elemento que puede conducir a mayores fracasos y que está probado que hacer repetir a un estudiante no garantiza mejores resultados a futuro, más bien lo contrario. Pero no hay que ser simplistas, con siete de cada diez chicos en situación de pobreza la repitencia no es ni el único ni el principal factor de deserción escolar”, señaló la especialista, quien además precisó que los cambios en la evaluación deben ir acompañados en modificaciones curriculares.
“Hay que revisar el contenido de las materias y también de otras formas de organización escolar vinculadas a los métodos, los tiempos, la formación de docentes y los diferentes modos de organizar la enseñanza. Eso no está contemplado. Por eso mejorar la escuela secundaria es difícil, no se hace con medidas sueltas”, sumó.
En la misma línea, Tiramonti coincidió en que la escuela media necesita cambiar. No obstante, enfatizó en que las reformas deben ser de los contenidos: “Se sigue enseñando temas del siglo pasado y los actuales están ausentes. Hay que incorporar los nuevos saberes, como matemáticas diferentes y programación”.
Tanto Romero como Tiramonti comentaron que la medida carece de claridad. “Es difícil de aplicar. No se entiende cómo los alumnos van a cursar los aprendizajes adeudados dado que no hay modificaciones en el tiempo escolar ni en la dedicación docente”, comentó la investigadora de Flacso.
“La resolución es innecesariamente extensa y abunda en todo tipo de derivaciones teóricas e ideológicas. Resulta un instrumento bastante poco claro y práctico para que las 4000 escuelas de la provincia puedan implementar cambios durante este ciclo lectivo. Las políticas de cambio no se imponen, se construyen con mucho acuerdo y claridad tanto para docentes, como para padres y alumnos”, agregó Romero.
Las cifras
Hasta antes de la pandemia, en la provincia de Buenos Aires los estudiantes podían pasar de año si tenían hasta dos materias pendientes. En 2020, con las escuelas cerradas, se optó por un modelo de promoción semiautomático. Es decir, todos pasaron de año. En 2021, cada distrito tomó medidas diferentes. En la provincia gobernada por el oficialista Axel Kicillof se permitió tener hasta seis materias previas para pasar al siguiente nivel. Durante el año pasado, no obstante, se retornó al sistema original.
Según las estadísticas que aporta la organización Argentinos por la Educación, en 2021 hubo un total de 1.676.093 de alumnos en escuelas secundarias de gestión estatal, privada y cooperativa de la provincia de Buenos Aires. En tanto, las cifras de la tasa de repitencia en los casi 4000 establecimientos que dictan la enseñanza secundaria en la jurisdicción bonaerense fue de 4,7% en 2019, mientras que bajó a 0,1% en 2020.
“Con la reforma podríamos dejar de tener repitencia, pero no deserción. Los alumnos dejan de ir a la escuela porque saben que no les sirve, porque se aburren y porque tienen en claro que hay formas más amigables de acceder al conocimiento a través de internet”, analizó Tiramonti en diálogo con LA NACION.
En tanto, Romero concluyó: “Las políticas de evaluación y acreditación de la escuela secundaria deben cambiar, la repitencia misma suele ser una medida poco eficaz y traumática para muchos alumnos, pero hay que hacerlo al mismo tiempo que se cambian otros aspectos de la escuela. Es probable que esta medida sirva, si logran que las escuelas la implementen, para mejorar las estadísticas de repitencia de la provincia, pero no servirá para mejorar la calidad de los aprendizajes”.
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