Fervor de los fieles en su pueblo
Unas 20.000 personas pasaron la noche en Villa Cura Brochero; música y banderas
VILLA CURA BROCHERO, Córdoba.- En esta localidad de Traslasierra, el primer santo argentino hace décadas que tiene esa categoría. Es que a José Gabriel Brochero siempre le pidieron, le confiaron y le agradecieron. Por eso ayer fue el epicentro de las celebraciones de su canonización; unas 20.000 personas llegaron aquí para seguir la ceremonia en el Vaticano.
Música, banderas al viento, abrazos emocionados y baile fue el cierre local de la misa celebrada por el Papa. Hacía años que los brocherianos esperaban esta fiesta, a la que se sumó gente de todo el país. Antes de la medianoche había comenzado una vigilia mientras diluviaba en Traslasierra. El agua corrió a los puestos que ofrecían de estampitas y rosarios a remeras con la estampa compartida por Brochero y Francisco; empezaron a regresar a eso de las 2, cuando el agua dio un respiro. Agua para el mate, café, pastelitos y los clásicos choripanes cordobeses acompañaron la espera.
El recorrido de la mayoría empezó por la iglesia Nuestra Señora del Tránsito, junto a la casa donde vivió Brochero, del oratorio y de la escuela que fundó. Por la urna vidriada que guarda su cerebro incorrupto y una estatua que replica su imagen pasaron cientos de manos, medallas, fotos y cartas con pedidos y agradecimientos.
De allí al predio de la Providencia, el santuario que empezó a levantarse con la beatificación, en 2013. Bolsas de dormir, colchonetas, sillones y hasta carpas ganaron terreno a grupos musicales y coros eclesiásticos desde el escenario. "Al «cura» le debo a mi hijo, que hoy tiene 19 años", dice María del Carmen, una de las decenas de voluntarias del santuario que colaboraron con la organización de la reunión. "Quería un niño, fuera mío o del corazón, y llegó, gracias a Brochero."
Ayer fue más un día de "gracias" que de pedidos. Fernanda llegó de Santa Fe el sábado "por varias razones, familiares y personales. Tenía que estar". A Isabel le pasa lo mismo: "Siempre le ruego y siempre cumple, cómo no estar en su día".
José y sus cuatro compañeros caminaron 27 días desde Tostado (Santa Fe). Trajeron una imagen de la virgen de Luján. Para ellos fue "la mejor" experiencia.
Cuando a las 5.16 -desde las pantallas gigantes instaladas en el predio- se escuchó el nombre de Brochero en el Vaticano, estalló el primer aplauso. La emoción fue generalizada cuando Nicolás Flores, el nene del primer milagro que lo convirtió en beato, subió con ofrendas al altar donde estaba Francisco.
Nicolás es un poco hijo, nieto, sobrino de los devotos del cura. Por su recuperación, porque siempre acepta pedidos para rezar por otros y porque su familia tiene casa en la zona, es una persona querida por los cordobeses.
Las agrupaciones gauchas se sumaron por decenas, al igual que las congregaciones de monjas y los sacerdotes. Cuando la misa terminó en San Pedro, aquí empezaron los fuegos de artificio, los cantos y los saludos con banderines en alto.