Fenómeno Sansón: el tratamiento estético que más buscan los varones y que puede costar hasta 3000 dólares
En los últimos años y debido al avance tecnológico, la demanda de este tipo de intervenciones se disparó entre los argentinos
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Diego Fernández Toledo cuenta que a los 25 años empezó a notar que cada vez tenía menos pelo. “No era algo tan evidente para los demás, pero sabía que en algún momento me iba a quedar pelado. Nunca quise tomar pastillas ni hacer ningún tratamiento para prevenirlo, porque en ese momento tampoco era algo que me atormentara. Pero le daba vueltas al asunto sin hacer nada”, cuenta el joven, que trabaja como químico para una compañía multinacional.
Pero la situación fue cambiando. Cuando cumplió 30, ya no se sacaba casi nunca la gorra de béisbol y se rapaba cada vez más seguido. “Me jodía estar así, además me daba un aspecto de alguien mucho más grande. Un amigo mío venía averiguando hace un tiempo para hacerse un trasplante capilar y se lo hizo. Y ahí dije chau, listo. Tenía plata ahorrada y puse todo ahí; de una –dice Diego, que ahora tiene 32 y gastó alrededor de 2000 dólares para recuperar su melena–. La intervención no fue dolorosa, capaz sentí un poco de molestia pero ya al final, porque duró como seis o siete horas”.
Algunos prefieren no hablar del tema, aunque las fotos de antes y ahora los delatan, como sucede con muchos famosos que se sometieron a un implante capilar pero eligen el silencio. Otros, como el actor e influencer Grego Rossello, de 32 años, se animó a contarlo en las redes sociales para romper con un tabú, y hasta compartió fotos y videos de la intervención que se realizó hace dos años que, básicamente, consiste en la reubicación del cabello pelo por pelo desde un área donante, como la de la nuca o los costados de la cabeza, a una receptora.
El resultado es muy natural. “Tengo los huevos llenos de que los hombres no podamos hacer algo estético por miedo a ser menos machos. Tengo bocha de seguidores con mambos o que están disconformes con este tema y que me pidieron que cuente un poco, ya que nadie lo hace por ese tabú pelotudo”, dijo en su cuenta de Instagram.
El fenómeno Sansón
Para los dermatólogos y cirujanos plásticos especializados en el tema, la caída de pelo es lo que más lleva a los hombres a hacer una consulta estética, aunque fue en los últimos años y debido al avance tecnológico de este tipo de intervenciones que el fenómeno Sansón se disparó. “El pelo es lo primero en lo que los hombres se focalizan, y como en muchos casos se trata de una condición genética, llegan al consultorio muy jóvenes”, dice la doctora Ana Bogado, directora de Fimedical.
Además del trasplante capilar enumera, una serie de técnicas y tratamientos para estimular el crecimiento del cabello, como la mesoterapia, el plasma rico en plaquetas [que estimula la vascularización del folículo piloso], las técnicas con láser, las lociones y los medicamentos que se administran vía oral, algunos contraindicados para mujeres en edad fértil, como el finasteride.
Ni las arrugas ni la panza
“El pelo significa mucho para el hombre. Es mucho más importante que la arruga o que el rollito. Es un tema de conversación entre ellos, que si tienen entradas o no tienen entradas, que si se nota mucho o poco. Y se preocupan desde que tienen veintipico, muchas veces teniendo como referencia a sus propios padres y abuelos”, dice Bogado.
Según un estudio de Hair Recovery, una institución especializada en medicina capilar, la caída del pelo es un fenómeno universal que afecta a casi el 70% de los hombres y al 40% de las mujeres en alguna instancia de sus vidas.
El peluquín quedó en el olvido. Los tratamientos evolucionaron mucho durante los últimos ocho años. “El cabello es un ornamento estético, erótico y sexual. Aun con estas modas de los nuevos cortes, donde los varones se rapan más la nuca y los costados –señala la doctora Irene Bermejo, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología–. Hace unos 40 años, cuando recién comenzaba mi práctica privada, hacíamos un tratamiento con un dermajet y mucha mesoterapia, pero sin agujas. Lo que quiero decir es que la preocupación por este tema no es actual, más bien fue la evolución en los procedimientos lo que marcó el cambio. Antes se hacían injertos de a mechones y quedaban cicatrices. Hoy las técnicas son menos invasivas, con resultados increíbles y donde el paciente recupera su vida normal de forma inmediata”.
El doctor Sebastián Mítolo es especialista en implante capilar, dueño de una franquicia que en los últimos años abrió sucursales por toda América Latina, y en breve aterrizará también en Miami. “La técnica que utilizamos se llama Folicular Unit Extraction, lo que quiere decir que se extrae unidad folicular por unidad folicular, o pelo por pelo, una técnica que se perfeccionó mucho en los últimos ocho años, con equipos e instrumental quirúrgico más moderno. Antes se sacaba un pedazo de piel de la zona posterior de la cabeza y quedaba una cicatriz. Eso no se hace más”, explica Mítolo.
Mítolo detalla que al sacar el pelo donante de una zona donde el folículo no tiene la información genética de alopecia, como la parte de la nuca o cerca de las orejas, el resultado es muy efectivo, y el pelo vuelve a crecer en la zona despoblado. Según el grado de alopecia del paciente, la cirugía dura entre seis y siete horas, y de la cantidad de folículos que se implanten también depende el costo, que varía entre los 1500 y los 3000 dólares. “Pueden ser 2500 o 3000 folículos, es mucha cantidad de pelo, y como se hace uno a uno, por eso es una intervención larga, aunque la anestesia es local y el paciente puede estar mirando la tele, con su celular o charlando con el equipo médico. Tratamos de que sea lo más ameno posible”, dice Mítolo.
Recuperación ambulatoria
La recuperación es ambulatoria, y luego de una semana se puede retomar la vida normal, con actividad física incluida. A partir del tercer mes, ese pelo implantado, según Mítolo, empieza a crecer, y el especialista asegura que no hay que hacer ningún tratamiento posterior, ya que el implante perdura. “Siempre les digo en broma que nosotros no ponemos pelo, sino que sacamos años. Es impresionante cómo cambia una persona con o sin pelo. Les sube automáticamente la autoestima, es el punto de partida para verse mejor. Los motiva para bajar de peso, para ir al gimnasio, para cuidarse. Eso es un factor clave –opina el especialista, que trabaja en la sucursal Capilea de Ramos Mejía–. Dejan de usar gorra. Muchos tienen colecciones de gorras porque no quieren mostrarse. O no se meten a la pileta. He tenido pacientes que me dijeron eso porque no quieren que se les vea el cuero cabelludo”.
Mitos y famosos
Para Sol Ricigliano, dermatóloga del Centro Médico Maffei, uno de los mitos más frecuentes con los que lidia en el consultorio es la creencia de que, una vez que se ha perdido el cabello, un implante capilar es la solución definitiva y luego no se requiere de ningún otro cuidado. “Esto es completamente falso. La alopecia androgenética, que es la forma más común de pérdida de cabello en hombres y mujeres, tiene un fuerte componente genético. Incluso, cuando un paciente opta por un implante, los tratamientos preventivos deben continuar, ya que el factor genético sigue siendo relevante, independientemente del éxito del procedimiento realizado”.
La experiencia de Fernández Toledo confirma lo que dice Ricigliano, ya que después de la intervención tuvo que seguir determinados pasos. “Quedó súper bien, increíble. Pero tenés que seguir en tratamiento, al menos así fue en mi caso y el de mis amigos. Sigo tomando pastillas, una tres veces por semana y otra todos los días. Me compré un shampoo especial y durante el primer año también pagué algunas sesiones de plasmaterapia. Para mí es todo medio engorroso, pero bueno, lo hago porque quiero que el esfuerzo valga la pena”, reconoce el joven, que considera la posibilidad de hacer una nueva intervención más adelante.
“Más que nada para completar las zonas que quedaron un poco despobladas. Después de los 40 ya no sé si me va a importar tanto. En algún momento sentiré que es una lucha perdida, y me bancaré la pelada”.
George Clooney, el Cholo Simeone, Rafael Nadal, Cristiano Ronaldo, Antonio Banderas, David Beckham, entre muchos otros. Los famosos que de un día para otro aparecen con una melena abultada son cada vez más. Y esas fotos que se viralizan en las redes sociales influyen, coinciden los expertos, para que más hombres se sumen al fenómeno. “Considero que el avance de la ciencia ha desempeñado un papel fundamental en este progreso, pero también incide la exposición visual en las redes sociales”, dice Ricigliano.
E insiste en la importancia de tener un diagnóstico certero, que inicia con un análisis de sangre completo. “Determinar qué es lo que provoca la caída del cabello es esencial para hacer el tratamiento más adecuado”.
Para Rossello, como reflexión final luego de haberse sometido a la cirugía, lo ideal sería aceptarse como uno es. “Pero es jodido, y más en este sistema choto. Por eso yo no promuevo que hagan nada. Yo doy información para quien tiene ganas y se anima”, concluyó.
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