– Anahí Benítez –
“Voy a dar vuelta al mundo para que esto cambie”
“Voy a dar vuelta al mundo para que esto cambie”
Nombre
Anahí Benítez
Edad
16
Lugar
Lomas de Zamora, Buenos Aires, Argentina
Una mirada perdida por el movimiento involuntario de los ojos húmedos acompaña un respiro profundo que interrumpe el habla. La pausa se extiende a los labios que se fruncen para aguantar el llanto. Mueve la cabeza en negativa al no encontrar palabras suficientes para describir la angustia. Toma coraje, se acomoda y explica: “Lo que me generó es como si acá, en este momento, cayera una bomba atómica. Lo terrible, lo inhumano”.
El 4 de agosto de 2017, Silvia Pérez Vilor recibió una noticia que convirtió su peor tormento en una realidad. Le informaron que el cuerpo de su hija adolescente desaparecida, Anahí Benítez de 16 años, había sido encontrado desnudo, con lesiones en el rostro, enterrado a pocas cuadras de su hogar en la Reserva Natural Santa Catalina de Lomas de Zamora.
Silvia viste toda de negro y está sentada en una silla plegable en el patio delantero de su casa, justo enfrente del cuarto donde dormía su hija Anahí. Con una mano corrige la posición de sus lentes, la otra deja caer una colilla de cigarrillo y en un intento de reconstruir el relato que la llevó al duelo eterno sostiene: “Yo no me morí, estoy acá, pero estoy herida de muerte. Desde que yo no tengo a mi hija no tengo días normales ni los voy a tener nunca, tengo un enorme vacío, una falta de estímulo para vivir”.
La autopsia de Anahí reveló que utilizaron un potente sedante para abusar sexualmente de ella y después asfixiarla para enterrarla muerta. La causa aún sigue abierta y los únicos dos imputados están en la cárcel con prisión preventiva a la espera del juicio oral.
Silvia endurece el tono de voz cuando se menciona a los acusados.Las palabras ahora se disparan seguras y determinantes: “En este bendito país la justicia tarda eternidades. Hay que lograr que cambien las leyes, que dejen de estar a favor de los delincuentes, que las penas sean más estrictas a nivel local y que haya mayores controles y más educación”.
Ya no le teme a la cámara que filma la entrevista. Mira directo al lente en un pedido de ayuda que revela una desesperada lucha contra la impunidad. “Las redes no ofrecen información y los fiscales se quieren sacar la causa de encima. Todo eso concluye con que acá la palabra justicia sea abstracta. Es como una conspiración en la que está en juego no solo la justicia de las personas que asesinaron sino la vida de potenciales víctimas”, expresa con impotencia mientras sus dedos se entrelazan en un gesto de plegaria.
Pero el ferviente clamor de auxilio se extiende más allá de los reclamos y se concreta en acciones. Silvia intenta crear un escuadrón de perros de rastro específico. El Concejo Deliberante de Lomas de Zamora ya le aprobó el proyecto que busca cambiar los protocolos de búsqueda para evitar demoras en la investigación de una persona desaparecida. Contempla la presencia de al menos dos canes de rastro por fiscalía o municipio que empiecen a actuar apenas se realice una denuncia.
Silvia se despega de la silla, se inclina hacia adelante con el ceño fruncido y en un grito de
convicción explica que antes de reencontrarse con su hija tiene que evitar que a otras niñas les
suceda lo mismo. Además, convoca al resto de las mujeres a que la ayuden y declara: “Yo como mamá
dije que iba a dar vuelta el país. Ahora digo que voy a dar vuelta el mundo. No me importa lo que
tenga que hacer. Voy a llegar a donde tenga que llegar para que esto cambie”.
Por Bianca Pallaro