El sonido de la naturaleza que trae beneficios para la salud mental, según dos estudios recientes
Las investigaciones concluyen que los pájaros son fuente de beneficios sanadores, que mejoran el estado de ánimo
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WASHINGTON.– ¿Quieren mejorar su salud mental? Entonces hay que prestarles atención a los pájaros. Dos estudios publicados el año pasado en la revista Scientific Reports afirman que verlos o escucharlos es bueno para nuestra salud mental y nuestro bienestar.
Las investigaciones vienen demostrando de manera sostenida que un mayor contacto e interacción con la naturaleza están asociados con una mejor salud física y mental. Y específicamente los pájaros parecen ser una fuente de esos beneficios sanadores: están por todas partes y, aunque se escondan en la copa de los árboles o entre los arbustos, igual podemos disfrutar de su canto.
“El canto de los pájaros es algo especial, porque incluso la gente que vive en entornos netamente urbanos y que no tiene contacto con la naturaleza asocia ese canto con la vitalidad de la naturaleza virgen”, dice Emil Stobbe, neurocientífico ambiental del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano y autor de uno de los estudios.
La reciente investigación también sugiere que escuchar grabaciones de canto de pájaros, incluso por auriculares, aplaca las emociones negativas.
El vínculo
Hasta los encuentros cotidianos con las aves están asociados con una mejor salud mental. En uno de los estudios, los investigadores les pidieron a 1300 participantes que tres veces por día registraran el entorno en que se encontraban y su estado de ánimo en ese momento, utilizando una aplicación para celulares llamada Urban Mind.
A los participantes no se les dijo explícitamente que la investigación era sobre los pájaros: la aplicación también reunía otros datos vitales, como la calidad del sueño, la evaluación subjetiva de la calidad del aire y detalles del lugar donde se encontraban al momento del registro. Pero las 26.856 evaluaciones proporcionaron un invaluable acervo de datos de las cuestiones asociadas con el bienestar emocional, en tiempo real y en el mundo real.
Tras analizar esos datos, los investigadores descubrieron una conexión positiva muy importante entre ver pájaros o escuchar su canto y un mayor bienestar mental, incluso cuando se despejan otras posibles explicaciones –como la educación o profesión del participante, o la presencia de plantas y agua en el entorno– que también han sido asociadas con un estado mental positivo.
Y los beneficios perduran mucho después de cruzarse con los pájaros: los participantes que registraron hacer visto o escuchado pájaros en determinado momento del día, siguieron de mejor ánimo varias horas después en promedio, por más que en sus posteriores registros no informaran de un nuevo encuentro con aves.
Ryan Hammoud, estudiante de doctorado del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King’s College de Londres y autor del estudio, califica esa persistencia de los efectos como “un vínculo perdurable”.
Curiosamente, la presencia de aves benefició tanto a los participantes sanos como a los que habían sido diagnosticados con depresión, una de las enfermedades mentales más extendidas del mundo y que no siempre responde a los tratamientos farmacológicos convencionales.
Una razón más para tratar de proteger los entornos naturales que preservan la vida de las aves, sostiene Hammoud, “porque las personas con depresión muestran efectos positivos frente al canto y la presencia de las aves”.
Un alivio para la paranoia y la ansiedad
De hecho, es probable que el canto de ese pájaro que estamos escuchando en este momento ya esté mejorando nuestro estado de ánimo.
Un segundo estudio descubrió que escuchar breves grabaciones de apenas seis minutos del canto de los pájaros puede mitigar la sensación ocasional de ansiedad, depresión y paranoia en participantes sanos que no sufren esas patologías.
“El canto de los pájaros escuchado con auriculares llegó a las mismas vías mentales que mejoran nuestra sensación de bienestar –afirma Hammoud, que no participó en el segundo estudio–. Es un hermoso descubrimiento”.
En ese segundo estudio, los investigadores le pidieron a 295 participantes online que autoevaluaran su estado emocional y realizaran una prueba de memoria cognitiva. Luego les asignaron aleatoriamente la grabación del canto de los pájaros o del ruido del tráfico, variados o menos variados. A continuación, los investigadores les pidieron que volvieran a medir su estado emocional y repitieran la prueba cognitiva.
Los participantes que escucharon el canto de una mayor diversidad de pájaros –las acrobacias musicales de ocho especies de aves– reportaron una disminución de los síntomas depresivos, así como un alivio significativo de los sentimientos de paranoia y ansiedad. Y aquellos que escucharon grabaciones de pájaros menos diversos –dos especies– también informaron una disminución significativa de esos sentimientos negativos.
Por el contrario, el ruido de tráfico, más o menos variado, empeoró los síntomas de depresión.
La investigación muestra “los aspectos sanadores de la naturaleza y también los efectos no tan positivos del entorno urbano”, apunta Stobbe, autor del segundo estudio.
Investigaciones anteriores sobre el efecto de los sonidos de la naturaleza en la salud revelaron que hasta podrían reportar en beneficios cognitivos, aunque el segundo estudio no confirmó ese hallazgo.
Por qué tantos beneficios
Las aves nos ayudan a conectarnos más con la naturaleza y sus efectos sanadores, explica Stobbe, y cuanto más conectados estamos con la naturaleza, mayores sus beneficios para la salud.
Una hipótesis sobre los efectos positivos de la naturaleza sobre la salud, conocida como Teoría de la Restauración de la Atención (TRA), postula que un entorno natural mejora la concentración y disminuye la fatiga mental asociada con vivir en estresantes entornos urbanos. Según esa teoría, los estímulos naturales, como el canto de los pájaros, nos mantienen en un estado de “fascinación suave” que capta nuestra atención, pero también le permite que se reponga.
La naturaleza y el canto de los pájaros también reducen el estrés. Investigaciones anteriores ya habían descubierto que el tiempo que se pasa en espacios verdes al aire libre puede reducir la presión arterial y los niveles de colesterol, señala Hammoud.
El mecanismo por el cual el canto de los pájaros afecta nuestro cerebro todavía no queda claro, pero hay estudios de neuroimágenes que muestran que ante otros estímulos de la naturaleza el cerebro responde reduciendo el estrés.
Caminar en la naturaleza, en comparación con hacerlo en un entorno urbano, disminuyó la “rumiación” mental –o sea, rumiar obsesivamente los problemas y las preocupaciones–, que está relacionada con el riesgo de depresión y otras enfermedades mentales, y disminuyó la actividad en una parte de la corteza prefrontal del cerebro asociada con la rumiación. Ver paisajes verdes genera actividad cerebral en la corteza cingulada posterior, que está asociada con las respuestas de estrés conductual y podría ser responsable de esa disminución del estrés cuando estamos en contacto con la naturaleza.
Salir a ver pájaros también fomenta una mayor actividad física, que tiene su propia amplia gama de beneficios para la salud mental, y hacer ejercicio al aire libre a su vez potencia los beneficios de ese ejercicio para la salud.
Por Richard Sima
(Traducción de Jaime Arrambide)
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