Explotó otra bomba casera en una dependencia de la policía bonaerense
Fue el tercer ataque realizado en 19 días contra una sede de esa fuerza de seguridad; la detonación ocurrió esta vez frente al Escuadrón de Caballería de Wilde y no causó víctimas
El estruendo provocado por la explosión se escuchó en las viviendas situadas en un radio de cuatro cuadras. Fue el tercer atentado explosivo realizado en 19 días contra una dependencia de la policía bonaerense. La bomba casera fue detonada en la esquina de Echeverría y Venezuela, en Wilde . A media cuadra del predio donde funciona el Escuadrón de Caballería de dicha fuerza de seguridad. En un terreno vecino está la Dirección de Investigaciones de Avellaneda.
El 13 de julio pasado, dos artefactos similares habían explotado en la sede de la Policía Local de Tres Febrero, en Caseros, y en la comisaría de Transradio, partido de Esteban Echeverría.
Con respecto al ataque ocurrido anteanoche en Wilde, partido de Avellaneda, fuentes policiales indicaron que el artefacto explotó a las 22.15. Un grupo de efectivos que estaba a cargo de la guardia del predio escuchó una fuerte detonación que provenía desde el exterior de la dependencia.
Al revisar el perímetro del predio de casi dos manzanas, a media cuadra de la puerta de acceso, sobre una de las paredes de las caballerizas que dan a la vereda de la calle Esteban Echeverría, los policías encontraron una mochila con cables, una batería y elementos que podrían tratarse de alguna clase de explosivo.
En principio, fuentes policiales indicaron que este atentado no tendría relación con los otros dos ataques explosivos. Los informantes de la mencionada fuerza de seguridad fundaron esa presunción en que, a un costado de la mochila con el explosivo, se encontraron panfletos con leyendas y símbolos anarquistas. Este elemento, según las fuentes policiales, no había sido hallado en los escenarios donde fueron detonados los otros dos explosivos. En este caso, las fuentes policiales consultadas apuntaban a un hecho derivado de las manifestaciones al cumplirse un año de la muerte de Santiago Maldonado.
No obstante, existe un factor que vincula los tres episodios. En todos los casos se trató de explosivos caseros, colocados a un costado de los ingresos de las tres dependencias policiales. Además, el ataque de anteanoche coincidió con el estado deliberativo de un sector de la tropa de la fuerza de seguridad que realizó dos marchas por los homicidios de las policías Lourdes Espíndola y Tamara Ramírez.
Existe otro elemento que relaciona los tres episodios. En todos los casos, los autores de los atentados sabían dónde colocar los explosivos para no quedar registrados en grabaciones de cámaras de seguridad. Hasta anoche, los investigadores del atentado contra la sede del Escuadrón de Caballería, en Wilde, no habían encontrado ninguna imagen de los sospechosos en las cámaras de seguridad de la zona.
La mencionada dependencia policial había sido escenario de una de las pocas protestas con acuartelamiento en la historia de la fuerza de seguridad provincial. Ocurrió el primer viernes de octubre de 1993. La revuelta de la que participaron efectivos del Comando de Patrullas que funcionaba en ese predio concluyó tras 24 horas de negociaciones.
Hace diez años, el Comando de Patrullas fue trasladado a otro predio y, actualmente, allí solo quedaron las caballerizas del escuadrón de la Policía Montada. Mientras que la Dirección de Investigaciones de Avellaneda fue instalada en las oficinas en las que, en la década pasada, funcionaba la dependencia que agrupaba a todos los móviles policiales de la zona.
Las intimidaciones
El más grave de los ataques anteriores ocurrió el 13 de julio, en Caseros, a las 6.50, en la base de la Policía Local, de Tres de Febrero. Allí, un empleado municipal, una mujer policía y un suboficial resultaron aturdidos por la onda expansiva de la explosión y fueron atendidos en el hospital local.
A partir de la reconstrucción del episodio realizada por los investigadores se determinó que la explosión ocurrió cuando uno de los policías estacionaba su Ford Ecosport frente a la dependencia.
Al realizar esa maniobra, el uniformado tocó una bolsa de polietileno negra con una de las ruedas de la camioneta. En ese momento, el contenido de la bolsa explotó. Los testigos vieron un fogonazo. A raíz de la onda expansiva, el caño galvanizado que debía direccionar la fuerza de la explosión se incrustó en la puerta de la dependencia policial y dejó un boquete.
Mientras que en el segundo incidente, ocurrido el mismo día, en la comisaría de la localidad de Transradio, no se registraron heridos.
En este caso el explosivo casero fue colocado junto al automóvil de uno de los policías, estacionado a media cuadra de la mencionada dependencia. Los policías encontraron dos segmentos de caño de 28 centímetros de largo cada uno.
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