Euforia en el mercado de arte internacional tras una noche récord en Nueva York
Conmoción por la subasta en 142 millones de dólares de un tríptico de Francis Bacon
NUEVA YORK.- Tres obras por más de 50 millones de dólares, 16 vendidas arriba de los 10 millones y 56 por más de un millón confirman la fortaleza del mercado de arte que vuelve a vivir jornadas de euforia como a fines de los 90, cuando los yenes japoneses llevaron a las nubes la cotización de Vincent van Gogh, el holandés que no vendió un cuadro en su vida. En una noche histórica, tras una veloz puja telefónica entre siete millonarios ofertantes, el tríptico Tres estudios de Lucien Freud , pintado en 1969, se vendió en 142 millones de dólares en la sala de Rockefeller, centro de operaciones de Christie's en Manhattan.
En el último tramo quedaron fuera de combate dos compradores fuertes, el galerista Larry Gagosian y el chino Hong Gyu Shinb. Es curioso, los dos pensaban que se quedarían con la pintura... pero se la quitaron de las manos.
Los precios del arte están corriendo una carrera sin freno. El total de la sala es el más alto de la historia para una sesión de subasta y supera casi por 200 millones el obtenido por la misma rematadora en sus ventas de primavera (boreal).
Tiene pura lógica el valor obtenido por Francis Bacon, el artista que revolucionó la manera de pintar la figura humana en el siglo XX, favorito de coleccionistas como el ruso Abramovich. El dueño del club Chelsea pagó, en 2008, 86 millones de dólares por otro tríptico de Bacon. Parecía una cota imposible de superar, sólo que esta vez en la misma pintura estaban reunidos el nombre del maestro y del discípulo, porque el modelo es Lucien Freud, nieto del padre del psicoanálisis y padre de Bella, diseñadora con base en Londres. Freud miró la obra de Francis Bacon antes de retratar con trazo suelto el paso del tiempo en la piel, el dolor y la pasión en cuadros cargados de humanidad. Y Bacon pintó a Freud en un tríptico que es el cuadro más caro de la historia.
Si algo faltaba para levantar la temperatura del helado otoño neoyorquino con marcas bajo cero, llegaron los 58 millones de dólares pagados por la escultura de Jeff Koons, Orange Baloon , la obra más cara de un artista vivo. Enfant terrible , Koons es el elegido del alto coleccionismo. Costantini acaba de comprar dos esculturas para su proyecto de Miami por 14 millones de dólares. Otros cuatro grandes coleccionistas tienen obras con su firma: el magnate del espectáculo Steven Cohen; Francois Pinault, dueño de Christie's y de un museo en Venecia; el industrial griego Dakis Joannu, y Eli Broad, financista californiano.
Al cierre de la venta, el chairman de Christie's dijo lo que todos pensaban: "Hay más gente de la que uno supone dispuesta a gastar 20 millones en un cuadro y el mercado tiene nuevos jugadores, a los europeos y norteamericanos se suman los rusos y los chinos". El problema será ahora encontrar piezas para estos cazadores de obras maestras... o encontrar nuevos nichos en el mercado de arte.
En esta dirección se orienta el proyecto de Diego Costa Peuser que en unas horas dejará inaugurada la séptima edición de Pinta, esta vez en un histórico land mark de Mercer y Broome, pleno Soho neoyorquino. Con un formato innovador planteado desde la mirada de seis prestigiosos curadores, Pinta dobla la apuesta para ser la vidriera del arte latinoamericano, consagrado y en plena producción, en la plaza más activa del planeta.
Acá se dan cita los coleccionistas cubanos, venezolanos, colombianos, peruanos y chilenos para medir sus fuerzas a la hora de comprar, pero también para ver qué se produce y por dónde pasa la tendencia. Los argentinos han hecho doblete en el otoño helado porque muchos llegan de Houston, donde el sábado fue inaugurada, en el Museo de Bellas Artes, la mayor muestra de Berni fuera de la Argentina.