Estudió relaciones públicas pero se dedica a fotografiar Buenos Aires para Instagram
Nacido y criado en Temperley, Martín Hernández recuerda haber sido alguna vez turista en la Ciudad de Buenos Aires . Tenía 17 años y había arreglado juntarse con sus amigos en los Bosques de Palermo. Inició su viaje hasta allí pero nunca llegó. "Me pasé todo el día asombrado con el funcionamiento del subte y sus rutas", comenta.
Desde ese entonces se enamoró de Buenos Aires. De sus calles y avenidas, de los edificios y de los monumentos, de teatros, librerías y de todas las historias que empezó a conocer. A los 33 años su amor por la Ciudad seguía intacto, en sus tiempos libres se tomaba el tiempo para fotografiar los lugares que visitaba o miraba al pasar. Así fue como empezó a coleccionar fotos de muchos de los barrios porteños.
En 2013 creó su cuenta en Instagram: @buenosaires.ar. Allí comenzó a volcar todos sus trabajos. En 2018 fue declarada bien de interés cultural. En ella sigue publicando fotos de la Ciudad de Buenos Aires que captura diariamente mientras recorre sus calles.
Casi siete años después de haber iniciado este emprendimiento, ya tiene más de 200.000 seguidores, varios sponsors y lo llaman para dar charlas. Vive para y por su trabajo como fotógrafo, lo cual le trae críticas de muchas personas y, al mismo tiempo, grandes exigencias de sus seguidores. "Subí al obelisco, al Kavanagh, estuve adentro de la cúpula del Congreso y baje a los túneles de la Ciudad. Me convertí en los ojos de Buenos Aires, que pueden ver lo que no está al alcance de todos", dice Martín.
Estudió Relaciones Públicas pero hoy se dedica a tiempo completo a la fotografía. En sus inicios no fue tan fácil: sus fotos no le reportaban ingresos y debía cumplir con ocho horas diarias de oficina en una inmobiliaria. Además, sabía poco de la nueva plataforma en la que comenzaba a mostrar sus trabajos. Sacaba las fotos con el celular y después, con una cámara.
En 2017 tuvo una idea que lo hizo crecer: recorrer y fotografiar los 48 barrios porteños en 48 semanas, una tarea de casi un año. Cada noche publicaba en su cuenta las fotos del día y escribía debajo una pequeña reseña del lugar. "Recorrer todo Buenos Aires implicó perderme cumpleaños, fiestas y asados. No podía retrasarme ni un día si quería llegar a mi objetivo: terminar el 31 de diciembre", cuenta el fotógrafo.
Arrancó el recorrido en febrero, pleno verano, pero después llegó el invierno. A fines de julio le tocó ir a Parque Avellaneda . Hacía mucho frío, había viento, truenos y relámpagos. "Mis zapatillas rojas ya estaban de otro color, toda mi ropa estaba mojada. Me acuerdo que agarré una bolsa de plástico que encontré en el piso y cubrí la cámara -dice mientras cierra los ojos para recordar ese momento-. Ese día me di cuenta que estaba siendo muy feliz con lo que hacía".
Cuando terminó ese proyecto, Martín decidió dejar su trabajo y dedicarse tiempo completo a la fotografía y a su cuenta en Instagram."Entendía que todo iba por ahí. La comunicación y conocer bien a mi público fueron mis objetivos para arrancar a tener un perfil sólido", explica. Comprendió que para poder vivir de eso debía aceptar el aporte financiero de marcas que le ofrecían apoyo a cambio de publicidad. De todas formas, este sistema de financiamiento le produce problemas: por un lado sabe que necesita a los sponsors, pero por el otro entiende que no es lo que a muchos les gusta.
A pesar de ello, Martín afirma que depender de Instagram le trae más alegrías que disgustos. Su público, como los de todas las cuentas de esta red social, se compone tanto de haters como de otros usuarios que lo felicitan.
Una de las cosas que más disfruta de publicar sus fotos en Instagram es el contacto que tiene con sus seguidores. "Muchos me cuentan que estuvieron o crecieron en tal barrio, que jugaron en tal plaza, que la casa que fotografié fue donde vivió en su infancia. Algunos argentinos que viven afuera me hablan con nostalgia sobre los lugares que visito".
De Buenos Aires al mundo
Este año comenzó a subir fotos que le envían sus seguidores. "El objetivo es ir más allá de lo que mis ojos pueden ver. Tenía que aportarles algo nuevo". También empezó a implementar el #DeBuenosAiresAlMundo cada vez que viaja, y trata de buscar comparaciones, diferencias y riquezas que tenga la ciudad que visita en relación con Buenos Aires. París reflejada en la Avenida Alvear, Madrid, en Diagonal Norte, la escultura de San Martín en Nueva York, réplica de la que está en la Plaza San Martín, fueron algunos de los motivos de sus publicaciones.
"En Buenos Aires hay mucho arte que remite a Europa. Relacionociudades, siempre priorizando la mía", cuenta. Aclara que no se cansó de Buenos Aires, pero no niega que se le presentan nuevos desafíos.
"Mi ciudad es finita y, a la vez infinita: Ya recorrí todo, no me faltan lugares por conocer. Pero, a su vez, son interminables las historias que quedan por contar. Yo soy Buenos Aires, no voy a dejarla atrás", finalizó.