Estrategias y tips posvirtualidad para armar las mochilas y gastar menos para la vuelta a clases
Después de dos años en los que la escolaridad de los chicos estuvo signada por la imprevisibilidad, los rebusques para tener todo lo necesario para la vuelta al colegio se volvieron fundamentales
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Dos años atrás, Sandra Aguilar dejó las mochilas de sus hijos listas en diciembre, antes de irse de vacaciones. Hasta compró los uniformes nuevos. Pero llegó la pandemia y los útiles ni se usaron. Y los uniformes quedaron chicos casi sin estrenar. Por eso, el año pasado recicló todo lo que pudo, vendió en los grupos de intercambio los uniformes, y Ramiro y Gaspar, de 11 y 9 años, empezaron el año escolar en su escuela, en Munro, con lo justo.
“Compramos una computadora nueva y dos auriculares con micrófono. Y algunas cosas del uniforme para el más grande. Y no nos equivocamos. Porque casi todo el año fue virtual. Por eso, este año no sabíamos qué hacer. Finalmente, decidimos armar la mochila completa. Los chicos extrañaban esa normalidad de tener sus cosas y sus espacios. Y armar la mochila después de dos años tan irregulares fue un buen mensaje para ellos”, dice Sandra, de 42 años, que tiene un emprendimiento de ropa infantil.
Pero no compraron todo. Si algo aprendió de la pandemia es a valerse de estrategias. Intercambiar uniformes con otras madres, reciclar lo que haya en casa, y recién entonces hacer la lista de las cosas a comprar. “Ya tenemos todo. Y a pesar de que está todo más caro, no gastamos tanto. Me parece que es un mensaje los chicos necesitan en este contexto”, dice.
No son los únicos. Después de dos años en los que la escolaridad de los chicos estuvo signada por la imprevisibilidad, las estrategias posvirtualidad para armar las mochilas para la vuelta a clases son fundamentales. El aumento de precios en la canasta escolar resulta significativo: según la asociación Consumidores Libres, este año, los útiles escolares tuvieron un aumento del 64,4 % respecto del año pasado. Y los uniformes y guardapolvos, otro 54,2%, según un relevamiento hecho en 31 librerías y casas de ropa porteñas.
Así, si el año pasado se requerían unos $4500 para armar el contenido de la mochila para un alumno de primaria, este año son necesarios casi $7500, según este relevamiento. Si se le suma el precio de la mochila, hay que sumar otro monto que va entre los $1500 y los $9500. También, en estos días llegará el aumento en las cuotas de los colegios privados autorizado por el Gobierno. Sumado a esto, después de dos años tan irregulares, muchas familias aprendieron que la flexibilidad es la norma en cuanto a la planificación del año escolar y que esto vale también a la hora de equiparse para afrontar el nuevo ciclo.
Alejandra Efrón es abogada y madre de tres: Matías, de 11 años, Nicolás, de 9 y Tomás, de 5. Además es una influencer que ofrece consejos prácticos sobre organización de la casa y los hijos desde su cuenta de Instagram. Como sus hijos son bastante seguidos, los uniformes no suelen ser un problema. “Solo le compro al mayor, porque los otros van heredando, a medida que lleguen en condiciones. Por lo general, yo me organizo desde el año anterior. En noviembre me fijo lo que les falta, cuál pasa, y compró solo lo que haga falta, porque ya sé que van a ir al mismo colegio y que el precio de los uniformes siempre aumenta. Después, les cambio las etiquetas y los nombres a los chicos y listo. Es una buena estrategia pensarlo el año anterior”, cuenta.
Para armar las mochilas, después de dos años de pandemia, Efrón utilizó una estrategia similar: “Útiles, reciclé. Todo lo que es geometría, tenía del año pasado. Solo se agrega mi hijo más chiquito, que empieza sala de 5 y le compré algunas cosas nuevas. Como estrategia, suelo tener stock de librería porque en el año voy comprando las ofertas que veo. Todos los años nos piden más o menos lo mismo. Encargué etiquetas resistentes al agua, para útiles y para las botellas, los contenedores, los termos, todo con nombre, así nada se pierde y dura más”, explica.
“Algo importante es comprar a principio de la primaria una cartuchera de muy buena calidad y les dura varios años. Mis hijos vienen usando las mismas desde hace tres años y están impecables. Este año compré lápices, gomas y esas cosas que se gastan, pero si vas cuidando los útiles y son buenos, duran bastante. No hace falta comprar nuevo todos los años. Lo mismo con las mochilas”, dice.
La estrategia de Alejandra no se limita solo a los útiles y uniformes. Cuenta que para las fichas del colegio hace lo mismo. “Las completo en la computadora, así cuando cambia el año solo tengo que actualizar algunos datos. Ya en diciembre armé sobres para cada uno con todos los documentos que piden, autorizaciones, ficha médica ya se la pedí al pediatra en el último control”, cuenta.
Vuelta a clases sustentable
Una de las tendencias que aparecen más claras de la vuelta a la presencialidad plena en la pospandemia es la mirada sustentable. Tanto por un tema económico, como porque las nuevas generaciones vienen con una mayor conciencia del impacto ambiental y social del desperdicio. “Es fundamental lograr un equilibrio entre dimensiones: ambiental, social y económica. La vuelta a clases puede realizarse con una perspectiva sustentable”, apunta Luciana Gerardi, miembro del Centro de Desarrollo Sustentable de la Facultad de Ciencias Económicas (UBA), que lanzó un documento sobre las tendencias en sustentabilidad a la hora volver al aula.
“Reutilizar materiales escolares, comprar libros usados o fotocopias, intercambiar uniformes, adquirir útiles hechos con materiales reciclados, llevar termo o vaso reutilizable para evitar el plástico en el colegio y hasta buscar nuevas opciones de transporte sustentable, como la bicicleta o compartir el viaje con otros compañeros”, apunta.
Cambios por la pandemia
A la hora de las compras, en el sector de librerías y ventas de útiles escolares sigue muy atento los vaivenes epidemiológicos. “En los años previos a la pandemia se veía una clara tendencia a realizar las compras de útiles escolares con anticipación, en muchos casos cerrando la compra de la lista completa durante el mes de diciembre. Tras la temporada escolar 2020 y 2021 se vio cierto retraso en la entrega de las listas escolares, al tiempo que la pandemia generaba cierta incertidumbre respecto de la presencialidad, razón por la cual se esperaba a la confirmación del comienzo del ciclo lectivo”, explica Juan Carlos Prado, gerente de ecommerce de la cadena de librerías Alot.
Así, en diciembre, cuando había una cierta estabilidad, las ventas se reactivaron, ya que los padres confiaban en que la presencialidad estaba garantizada. Pero con el aumento de casos de fin de año y en enero, las ventas bajaron y recién cuando el Ministerio de Educación confirmó el inicio de clases de forma presencial se incrementaron. “En los primeros días de febrero se ve un crecimiento en las ventas respecto al año 2021 que hace pensar que los volúmenes serán similares a los del 2019, con un aumento de demanda de artículos de electrónica, mochilas y cartucheras. También notamos que hay una tendencia a que cada vez más la canasta escolar tenga elementos tecnológicos, por ejemplo las impresoras ya no se compraban tanto”, apunta Prado.
Con las ojotas hasta último momento
Carla Viozzi es de las madres que esperan a último momento para ponerse en modo escuela. En diciembre se instaló, como todos los años en Pinamar y no piensa volver hasta el 1° de marzo, ya que sus hijos Gian, de 14 años, Maitena de 12 y Faustina de 7, empiezan las clases al día siguiente. Viven en un barrio cerrado en Quilmes. Así que, mientras estaban de vacaciones, ella fue comprando las mochilas y los útiles por internet y se lo mandaron todo a su casa.
“También compramos algunas cosas en Gesell y en Mar del Plata, cuando fuimos a pasear. Después de dos años de pandemia, en los que todo fue incertidumbre, no quise resignar ni un día de vacaciones por el tema escolar. Lo que se salva del año pasado, pasa con ellos. Pero, pese a que hicieron casi todo virtual, como tenían muchas horas de conectividad, los útiles se usaron y se gastaron, así que este año tuvimos que comprar bastantes cosas nuevas. Pero llegaremos a último minuto para que se preparen para ir al colegio. Espero que les entren las zapatillas, después de todo el verano en ojotas”, dice Carla.
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