“Estoy atrapado acá”: la odisea de volver a casa y locales con atención limitada, los efectos de la concentración en la 9 de Julio
Desde la tarde, marcharon 25 organizaciones sociales por la avenida; se produjeron problemas de tránsito en la zona
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“Tendría que haber salido del trabajo hace una hora y no puedo, porque no pasan colectivos. Estoy atrapado acá”. Eran las 17 y Brian Grodski, empleado del supermercado Día, situado en Lima 279, que está próximo al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, esperaba dentro del establecimiento a que se desconcentrara la marcha de organizaciones sociales en la avenida 9 de Julio. El colectivo que esperaba para llegar rápido a su casa en La Matanza era el 110, pero las calles continuaban tomadas por los manifestantes. Desde esta mañana, más de 25 organizaciones sociales de izquierda pertenecientes a la Unidad Piquetera se movilizaron en la ciudad, bajo el reclamo “trabajo genuino y mayor asistencia de alimentos” y se concentraron frente al Ministerio alrededor de las 15.
El empleado señaló que a pesar de los inconvenientes, “hubo mayor demanda en el local y se trabajó mucho desde las 16″.
El kiosco, ubicado sobre avenida Belgrano, cercano a la 9 de Julio había abierto a las 8, pero por la tarde, bajaron la persiana. Milagros, la dueña del establecimiento, atendía a través de una ventana. “Hace dos semanas sufrí un asalto y se llevaron todo, así que hoy, ante la marcha, decidí dejarla cerrada. Hacía mucho que no tenía tantas ventas como hoy, pero también tardé una hora de más en llegar porque tuve que cambiar la ruta por los cortes”, añadió.
Elsa y Ramón eran los primeros en la fila de la parada de colectivos sobre la 9 de Julio, cerca de Belgrano, donde a las 17.30 ya comenzaban a circular algunos transportes por la avenida. “Llevamos una hora esperando el 110 para llegar a Constitución. Vinimos con unos compañeros de trabajo a buscar unos repuestos y ellos se fueron al barrio caminando directamente”, relató Elsa. Y agregó: “Además, para venir, el colectivo nos dejó en La Boca, porque no podía entrar en la avenida”.
A las 17.30, las calles se vaciaron y los manifestantes empezaron a concentrarse en las paradas del colectivos para volver a sus casas.
Consecuencias
Roamir Caravallo, dueño del negocio de comida venezolana Patricios Food, en la esquina de Moreno y Lima, destacó las complicaciones de las concentraciones en el barrio. “Son muy frecuentes y, a veces, tenemos que cerrar el local, porque no pueden llegar los proveedores y no tenemos la materia prima para atender. Aprendimos con la experiencia de ocho meses y ahora atendemos con la puerta cerrada si hay marcha, porque conocemos casos en los que robaron negocios”, argumentó.
Mauricio Prieto, segundo gerente y encargado de la administración de la empresa de servicio técnico InfoPartes, relató: “Ayer hubo marcha y hoy también, cada vez son más frecuentes. Algunos días hemos tenido que cerrar y hoy decidimos hacerlo a las 17, pero, al final, aguantamos. A veces, hay violencia en las marchas y la gente viene a resguardarse acá”. Y continuó: “Las ventas bajan muchísimo, tanto presenciales como online, porque la gente no puede llegar y tampoco los que retiran los pedidos”.
“Hoy fue un desastre”, exclamó Diego Gómez, empleado de un estacionamiento ubicado en Lima 141. Él relató a LA NACION que, por los cortes de calles, su trabajo se ve perjudicado. “Cuando hay marcha, no se trabaja nada acá. Ningún auto puede acceder al estacionamiento. A las 16, tenía una fila de más de diez autos esperando para salir y no nos dejaban. Son familias que van a buscar a sus hijos o trabajadores que quieren llegar a sus casas”, apuntó.
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