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PINAMAR.— Hay una expresión que se repite y es denominador común en el pronóstico que lanzan los operadores inmobiliarios de esta ciudad cuando hablan del inminente arranque del nuevo año. “Esto va a explotar”, coinciden sobre un destino que a esta fecha casi no tiene propiedades disponibles. Y las muy pocas que aún quedan sin inquilinos son las más pequeñas, de menor categoría o, en el mejor de los casos, alguna buena opción que a último momento aporta un propietario tentado por tantas ofertas dispuestas a pagar mucho más de lo que valen.
Es que encontrar casas y departamentos se convirtió en aquello de la aguja en el pajar. Literal. En las inmobiliarias aseguran que resulta “excepcional” que un cliente llame y logre hacerse de una plaza para alojarse durante enero, el mes más requerido y que —ya es un hecho— se vivirá aquí a lleno total. Al límite del desborde, si se escucha a los que más conocen de la dinámica del lugar.
La ola de reservas que arrancó hace tiempo, allá por inicios de la segunda mitad del año, se acentuó durante el último trimestre y tomó un ritmo vertiginoso a partir de mediados de octubre, cuando miles de turistas arribaron en masa para descansar y reeditar aquellas viejas épocas en que ese fin de semana largo era el de las confirmaciones para los alquileres de temporada.
“Puede que quede algo de uno o dos ambientes, muy pequeño, pero departamentos grandes, casas y dúplex ya no se consigue nada para enero”, aseguró Alejandro, uno de los responsables de atención a clientes en inmobiliaria Eme Ese, una de las históricas vidrieras del rubro en esta ciudad.
Pinamar sigue el camino que abrieron algo antes localidades más pequeñas y muy cotizadas de la zona. “Estamos a full: nos quedan dos quincenas libres de primera quincena de enero y una de mes porque recién ahora el dueño se decidió ahora a ponerla en alquiler”, confirmó Silvia Melgarejo, de Constructora del Bosque. A la par, destaca, hay un altísimo número de propietarios que optó por veranear en su casa, al menos durante enero, y buscar renta en febrero, período que ya se mueve con buena demanda.
Los teléfonos no paran de sonar, los correos con pedidos se acumulan ya casi sin abrir y en las redes sociales los comentarios llegan con súplicas por un lugar para primera o segunda quincena de este cada vez más cercano y muy prometedor 2022. Frente a la escasez de opciones crece la demanda en Mar del Plata, con mayor volumen de plazas y recién con niveles de ocupación asegurada para enero que empieza a superar el 80%.
“La alternativa que les queda es empezar a buscar opciones en febrero, con fuerte demanda para la primera quincena, o pensar en algún otro destino con mayor disponibilidad”, explicaron desde esas oficinas de Eme Ese. Un verdadero boom es lo que se vive y el efecto derrame ahora se percibe para semana previa y posteriores a enero, por lejos el de mayor requerimiento.
Lucio Vera Tapia, al frente de la inmobiliaria que lleva su apellido, confirma a LA NACION que lo que se está viviendo “supera y por mucho lo de la última temporada, que por cierto había sido muy bueno”. Se refiere al primer respiro que daba la pandemia, todavía con muchos viajeros temerosos, y más tentados en buscar destinos descongestionados y sin tanto vecino cercano.
Por el contrario, todo parece indicar que el que se pone en marcha será el verano del reencuentro con el turismo híper masivo, de playas saturadas y servicios al límite de su capacidad de respuesta. Es una preocupación que se respira tanto en prestadores del sector público como el privado.
Malos o sobrevaluados
A nadie le gusta ni quiere calzarse la responsabilidad de asegurar que ya no hay lugar donde alojarse, al menos en la franja de propiedades de renta. Lo cierto es que para estas épocas se requiere paciencia de orfebre para buscar y dar con algún inmueble todavía libre. “Si no se alquiló no debe ser nada bueno o está valuado en exceso”, aseguró a LA NACION un operador inmobiliario que prefirió el anonimato. Fue uno de tantos de los que reconoció que la altísima demanda y la escasez de oferta abrieron la puerta a algunos abusos, obra de los pícaros que nunca faltan.
Eugenio Hoffman, con mil batallas en estas temporadas pinamarenses, afirma que en su inmobiliaria como en la de sus colegas encontrar hoy una propiedad disponible para enero es excepcional. “Está todo prácticamente completo, hay a la fecha un 98% de ocupación confirmada”, dijo a LA NACION.
Lo que pueda aparecer, detalló, está en la franja de los monoambientes o algo apenas más grande, para poco pretenciosos.
“Será una de las mejores temporadas de los últimos 20 años”, arriesgó Hoffman, y lo relaciona con un reencuentro con turistas que durante los últimos tiempos veraneaban en el exterior, en particular al otro lado del Río de La Plata, caracterizados por su alto poder adquisitivo. “Cruzar a Uruguay se volvió complejo, con muchas exigencias por la pandemia”, describió. Y reiteró que los interesados en alquilar “siguen llamando hasta hoy, pero casi no hay nada para ofrecerles para enero”.
Así fue que se comenzó a consolidar la primera quincena de febrero, opción para los que quieren sí o sí instalarse en Pinamar durante esta temporada y enero ya les cerró las puertas. Hay muy buen nivel de reservas para ese arranque de mes y no tanto para la segunda mitad, que coincidirá con el inicio del ciclo lectivo en Capital Federal. Una decisión del Gobierno porteño que duele y mucho en los destinos de veraneo porque les restará decenas de miles de viajeros.
Donde sí todavía quedan plazas es en el rubro hotelero de Pinamar, que vive también las vísperas de un verano de los mejores que se vayan a recordar desde el cambio de siglo. “Es muy pero muy bueno el ritmo de reservas, pero en el sector todavía hay disponibilidad”, confirmó Pedro Marinovic, presidente de la Asociación Empresaria Hotelera de Pinamar.
Como particularidad, y a contramano de la tendencia en el sector inmobiliario, destacó que abundaron los pedidos para cierre de este año y primera quincena de enero. “Se nota que es gente que veraneaba en Punta del Este, donde siempre fueron fuertes las dos primeras semanas de cada año”, aseguró el empresario.
Tanto en alquileres de propiedades como hoteles coincidieron en aplicar ajustes de valores de hasta 50% con respecto a lo que se cobró durante el pasado verano. Aunque aparecen esos excesos que corren entre colegas y ameritan las primeras críticas, que podrían convertirse pronto en denuncias formales.
Según casos que pudo relevar LA NACION, se tomaron algunas reservas a costo de 10000 pesos la noche por una habitación donde en enero pasado se pagó no más de 3000. O también engaños sobre ubicación y ofertas del establecimiento. “Cobraron por vista al mar por unidades a contrafrente y tres cuadras de la playa”, reconoció una de las fuentes sobre las quejas de una pasajera decepcionada.
En la hotelería están paladeando las últimas mieles de esta segunda edición del programa Previaje, convertido en un fenómeno de ventas. Ahora la oportunidad es para febrero, foco de las nuevas reservas, siempre con preferencias mayoritarias para primera quincena. ¿Marzo? Es posible contratar con beneficios hasta el próximo 31, pero por ahora no tiene clientela a pesar de las buenas ofertas.
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