Esteros del Iberá: preocupa a los emprendedores turísticos la ausencia de visitantes tras los incendios
A pesar de la catástrofe, que afectó al 12 % de la provincia de Corrientes, muchas zonas en el parque nacional no fueron afectadas por las llamas, como Colonia Carlos Pellegrini, que vive enteramente de la actividad
- 8 minutos de lectura'
Están esperando que vuelvan los turistas. Más que nunca. Que la gente los visite y compruebe “con sus propios ojos” que el fuego que castigó a la provincia de Corrientes no arrasó con todo a su paso. Que el pulso de los Esteros del Iberá, que se cuentan entre los humedales más grandes del mundo y protegen a más de 4000 especies de plantas y animales, sigue vivo.
Están esperando que vuelvan los turistas. Quieren mostrarles que los pastizales recuperaron el verde después de las lluvias. Que la fauna continúa ahí y que justo ahora es la mejor época, por ejemplo, para ver cómo las crías de los yacarés trepan con torpeza al lomo de sus madres para descansar. Hoy, según confirmaron desde la Cámara de Turismo de Corrientes, los cuatro portales del Parque Nacional Iberá están abiertos al público: San Nicolás, Carambola y Cambyretá, que fueron los más afectados por los incendios, recuperaron su actividad; y el más antiguo y desarrollado de todos a nivel turístico, el del pueblo Colonia Carlos Pellegrini, conocido también como Portal Laguna Iberá, nunca fue afectado por las llamas.
“Toda la reserva natural abarca 1.300.000 hectáreas. Es gigantesca, y si bien los incendios afectaron principalmente las zonas norte y oeste del Iberá, eso no quiere decir que todo el ecosistema se haya destruido. Las imágenes que se vieron por televisión fueron tan impactantes que la gente cree que se quemó todo –dice con preocupación Elsa Güiraldes, dueña de La Posada de la Laguna, que recibe a los turistas en Colonia Carlos Pellegrini desde hace 25 años–. Acá el fuego no llegó. Nosotros nunca dejamos de trabajar, incluso cuando las llamas ardían en el peor momento teníamos huéspedes. Pero después de los incendios no recibimos más consultas. La gente cree que todos los animales están muertos o que la laguna está seca. Hasta me llegaron a pedir fotos del jardín para cerciorarse de que no estaba todo quemado. Por un lado, la difusión de las noticias y el trabajo del periodismo hicieron que la provincia recibiera ayuda para apagar el fuego. Pero también dejaron consecuencias muy negativas para un pueblo como este, por ejemplo, que vive enteramente del turismo”.
Para graficar la situación, Güiraldes señala que el porcentaje de reservas cayó de manera alarmante. Iberá es un destino que se posicionó no solo en el mercado interno: también creció la llegada de turistas internacionales que se quedan fascinados con los esteros, la laguna, los bañados, los animales y el sinfín de aves que forman parte del ecosistema. “Es un lugar único. Pero ahora es como si nos hubieran borrado del mapa”, se lamenta Güiraldes, que en lugar de tener entre el 50% y 60% de las habitaciones reservadas, como es habitual para marzo, solo tiene el 10%.
“Semana Santa ya lo tenía todo reservado antes de que empezara enero, pero ahora hay muchos pasajeros que llaman preocupados para saber si pueden venir. Todos los portales del Iberá están abiertos y reciben al turismo. En el caso de Colonia Carlos Pellegrini, es una península que está rodeada por ese gran espejo de agua que tiene una superficie de 5400 hectáreas y todos los prestadores están activos. No hay ninguna actividad suspendida”, refuerza la emprendedora.
Desazón
Estrella Losada es miembro de la Cámara de Turismo de Iberá, que está conformada por pobladores, emprendedores turísticos, guardaparques y guías. Además de trabajar para proteger los recursos naturales del humedal y la planificación a futuro del desarrollo turístico de la zona, orienta a los turistas que quieran planificar un viaje. “Tuvimos un verano atípico, con una seca extrema, altas temperaturas y mucho viento. El riesgo de incendio era permanente y cuatro días antes de que empezaran las lluvias, un rayo inició un foco de fuego a 30 kilómetros de Colonia Carlos Pellegrini, que no nos afectó gracias al trabajo de los bomberos y la cantidad de agua que cayó luego en pocos días –explica Losada–. También hay que entender que la capacidad de regeneración que tiene el humedal es increíble. Hace miles de años que los esteros tienen ciclos de sequía y de inundación. El humedal es flexible y se adapta rápidamente a los cambios. Aunque cueste creerlo, apenas cae un poco de agua todo rebrota y se vuelve completamente verde”.
El sentimiento que comparten los operadores turísticos consultados es de desazón. Están intranquilos, preocupados por la falta de consultas y la concreción de reservas. Después de la inactividad que impuso la pandemia de Covid-19, los Esteros del Iberá habían logrado dar un paso al frente, con niveles de ocupación históricos, en muchos casos al tope de su capacidad.
Safaris en lancha o en camioneta, paseos en canoas, cabalgatas, salidas de trekking y mucho chamamé. Las posibilidades que ofrecen los Esteros del Iberá al turista son difíciles de comparar con cualquier otro destino del país. Soledad B. –así pide ser identificada– estuvo con su familia en Colonia Carlos Pellegrini en febrero pasado. “Nos quedamos en el lodge Ñande Retá. En el camino de ida, por la ruta veíamos de lejos el fuego, pero por suerte nosotros pudimos hacer todo lo que teníamos planeado. Fue un programa de vacaciones totalmente distinto y, a pesar de la catástrofe que vivió la provincia con los incendios, muchas zonas no se vieron afectadas. El lugar es increíble”, cuenta Soledad.
Desde la posada Ñandé Retá, coinciden en que la situación actual es desconcertante. “Al principio recibimos muchos llamados de gente querida y huéspedes que se habían alojado hace años en el lodge, que estaban preocupados. Querían saber cómo estábamos y si habíamos sido afectados, porque las imágenes y las noticias que llegaban eran terribles”, recuerda Romina Aguilera, encargada del área de Comunicación y Marketing de Ñandé Retá. Después, según su experiencia, tuvieron que enfrentarse con muchas otras situaciones que fueron difíciles de manejar.
“Había gente que creía que Iberá estaba todo quemado, y hasta llegaron a tratarnos de mentirosos cuando nosotros les decíamos que el fuego no había afectado a nuestro portal. Otros opinaban que en medio de la catástrofe no estaba bien que siguiéramos ofreciendo el destino. Hasta que llegamos a tomar la decisión de frenar las ventas de nuestros paquetes, cuando lo que más necesita en este momento la provincia es reflotar la actividad”, dice con angustia Aguilera, y sostiene que el objetivo actual es generar confianza. “Asegurarle al visitante que las maravillas del Iberá no desaparecieron, que la flora y la fauna de Corrientes siguen vivas”, refuerza.
Recuperación
Como presidenta de la Cámara Argentina de Turismo de la provincia, Alejandra Boloqui, brinda datos precisos para despejar el panorama: “Los incendios afectaron al 12% de la provincia y varios portales del Iberá sufrieron las consecuencias. Pero desde la semana pasada, después de las lluvias, todos recuperaron su actividad. El fuego no dañó las prestaciones de servicios salvo por algunos casos puntuales y no perdimos la fauna. Corrientes está esperando que lleguen los turistas, porque esa es la mejor manera de ayudar a la provincia”, afirma Boloqui.
En Rincón del Socorro, la estancia que en 2001 adquirió el filántropo conservacionista Douglas Tompkins como uno de los pasos iniciales para crear el mayor parque natural de la Argentina, reconocen también que las consultas bajaron notablemente.
En este caso, el fuego llegó a los alrededores de la estancia. “Pero es increíble ver nuevamente a los animales pastando, con todos los senderos verdes. Algunos de los montes siguen machados, pero el parque es muy grande y los daños fueron limitados”, reporta Fernando Sosa, que trabaja en la posada como gerente.
Con la compra de Rincón del Socorro y otros campos en Iberá, hace más de 20 años, el objetivo de Tompkins era crear el mayor parque natural del país, traer de vuelta a las especies de fauna que se habían extinguido y promover una economía basada en el turismo de naturaleza. Se restauraron los edificios del casco histórico de la estancia, retiraron al ganado del campo, removieron cientos de kilómetros de alambrado y luego iniciaron el mayor proceso de reintroducción de fauna localmente extinta de América. Ya se han liberado osos hormigueros gigantes, venados de las pampas y pecaríes, entre muchas otras especies. Además de la reintroducción del yaguaraté, el felino estrella que volvió a rugir en los esteros.
La facilidad de ver animales silvestres en paisajes casi prístinos es, sin duda alguna, el mejor atractivo y oportunidad para desarrollar la economía de los pueblos que circundan el Iberá. Lo llaman “producción de naturaleza”, un modelo que combina y revaloriza la cultura y la naturaleza de este espectacular humedal, que más que nunca espera la llegada de los turistas.
“Es importante que los turistas sepan que, a pesar de los incendios, Corrientes tiene muchas zonas turísticas que están funcionando con normalidad. De hecho durante el fin de semana largo de Carnaval se mantuvieron los festejos en muchas ciudades. El turismo es muy importante para Corrientes, es una provincia que se destaca por sus escenarios naturales y gastronomía. Desde la Cámara Argentina de Turismo (CAT) estamos visibilizando el gran trabajo que realiza la Asociación Argentina de Parques y Atracciones para rescatar y rehabilitar la fauna luego de los incendios, pero, sin ninguna duda, apoyar el turismo de la provincia es también una forma de acompañar a su recuperación luego de esta lamentable catástrofe”, concluyó Gustavo Hani, presidente de la CAT.
Otras noticias de Corrientes
- 1
En la ciudad. Lanzan un programa para que los mayores de 25 terminen el secundario en un año: cómo inscribirse
- 2
Ya tiene fecha el comienzo del juicio a la enfermera acusada de asesinar a seis bebés
- 3
Vacaciones: seis recomendaciones para poder dormir de verdad en un avión
- 4
Un vuelo de Aerolíneas Argentinas tuvo problemas cuando pasaba por Río de Janeiro y debió regresar a Buenos Aires